Capítulo 5

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Tye se incorporó jadeando. Su pecho subía y bajaba indicando el frenético ritmo de su respiración, desesperada porque el aire llegase a sus pulmones. Estaba empapada en sudor y su cara estaba surcada de lágrimas. Había tenido una horrible pesadilla.

Se levantó de la cama y caminó hacia el salón. Allí, vio a Seungyu tirado en el sofá del apartamento en el que vivían. Sin saber muy bien por qué, se puso a llorar cuando lo vio ahí durmiendo todavía con los vaqueros puestos.

Su corazón estaba roto. Se sentía inútil, impotente, ridícula y sobretodo, decepcionada, aunque de alguna manera, ya se esperaba esas cosas a esas alturas de su relación.

— ¿Qué pasa...? Oh, mi móvil... Se quedó sin batería. –Él la miró cuando notó que estaba llorando desconsoladamente, sentada en el suelo con la cara entre las manos. Aún estaba un poco borracho y arrastraba las palabras, sin tampoco saber muy bien qué hacer para que ella parase. — ¿Estás enfadada? ¡Tye!

— Seungyu, estoy harta. No... Tú simplemente no puedes hacer esto... –Se levantó, sin terminar de hablar y caminó hacia la cama, queriendo olvidarse de lo que tenía que enfrentar casi todos los días.

Él se acostó a su lado, vistiendo sólo los pantalones y trató de abrazarla por la cintura.

— Lo siento, ¿vale? Sabes que te quiero muchísimo pero estaba con los chicos después de entrenar y se me echó el tiempo encima... Ya sabes.

Intentó besar su mejilla y deslizar una de sus grandes manos por las caderas de su novia, haciendo torpes caricias, tratando de hacer que se calmase.

Sin embargo, lo único que ella sintió fue lástima. Una total y absoluta lástima por ella misma. Estaba tratando de hacer que ella se olvidase de todo diciéndole cosas bonitas. Hace un par de meses, quizás se lo hubiera pasado pero a estas alturas sólo estaba harta. Se incorporó de la cama quedándose sentada en ella y miró al chico.

— Escúchame atentamente, porque no pienso repetirlo. Estoy cansada y harta de que seas tan egoísta. ¿Sabes? Sólo vives para ti mismo. No te importo y eres mi novio. Lo más triste es que he renunciado a todo por ti, ¡¿para que me trates así?! Seungyu, te olvidas de mi cumpleaños, de recoger la casa, de aparecer cuando quedamos, de ir a la compra cuando te lo pido. No tienes consideración por mí. Los dos sabemos que llegas mínimo tres días a la semana borracho y tengo que soportarlo yo. No me dejas dormir ni estudiar. Sólo vives para ti mismo y para tu maldito fútbol. Y lo peor es que yo te dejo hacerlo. Pero estoy cansada de esto, creo que me merezco algo un poco mejor.

A esas alturas, ella ya estaba mojando el cuello de su camiseta de lágrimas, cabizbaja y casi atragantándose con las miles de cosas que tenía que decirle. Él se levantó de la cama y la miró fijamente.

— Tienes que estar de broma. ¡Llevamos juntos cinco años! Joder, te he dado todo y encima me echas en cara esto. Tú sabes que te quiero, pero...

— No, no me quieres. Deja de agarrarte a mí así. Esto está roto. ¡¿No lo ves?! –Ambos estaban de pie, cara a cara, diciéndose lo que nunca habían dicho.

— ¡¿Cómo que no te quiero?! ¡¿Quién cojones paga el alquiler?! Tye, no me hagas reír, nena. Sabes que sin mí estarías perdida y ahí fuera, ¿quién te va a querer como yo? –Cogió bruscamente el brazo de su novia, que temblaba de rabia y dolor. No dejaba de llorar.

— ¿Crees que me he olvidado de lo del otro día? Me empujaste y sabes cómo me tratas cuando bebes...

— ¡¿Cómo te trato?! –Gritó, zarandeando su delgado brazo a pesar de que ella trataba de zafarse de su agarre. Seguro que unas marcas moradas saldrían ahí donde clavaba sus fuertes dedos. Tenía esa mirada a la que Tye tanto temía, aunque jamás se atrevería a mencionarlo en alto.

Game of Alleys  -Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora