¡Un doctor!

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Amy.

Abrí los ojos lentamente sintiendo como el frío seguía alrededor mío. Suspiré y mire mi aliento en forma de humo.

Mi cabeza estaba recargada en el pecho de Hayden...

¡¿Espera qué?!

Me senté correctamente y voltee a ver a Hayden, estaba tranquilamente dormido y su respiración salía de su nariz como humo también. Tome mi teléfono y observe la hora.

7:30.

No quería despertar a Hayden, pero teníamos un horario apretado. Estaba a punto de mover su hombro, cuando lo vi temblar. Mordí mi labio y mire alrededor, note que había una señal cerca, esta indicaba que había una tienda de recuerdos a un minuto de aquí.

Abrí la puerta lentamente y acomode mi abrigo para que este cubriera mi boca, cerré la puerta verificando que Hayden aún siguiera dormido. Empecé a caminar pegada a las orillas de la carretera, casi no había gente, pero pasaba uno que otro camión. Caminaba a paso decidido, repitiendo en mi mente algo que me había dicho un amigo de la universidad: "todo está en la mente". Comencé a pensar en cosas calientes, chocolate caliente, la playa, fuego, el mismísimo sol...

Mentira. Aún me moría de frío. Pero... También Hayden. Camine más rápido y milagrosamente llegue a la tienda.

El cartel de "ABIERTO" brillaba con luz fosforescente en la vitrina de la tienda. Entre y escuche la pequeña campana de la puerta sonar con mi entrada, la chica de la entrada solo se molestó en mirarme una vez para luego regresar su mirada a la revista de moda.

Camine hacia la sección de ropa y tome una sudadera de chico y otra de chica, tuve que adivinar la talla de Hayden. También tome una bufanda y unos guantes y las lleve a la caja. La chica me miro algo molesta por interrumpir su lectura y empezó a teclear todo en la caja registradora. Mientras veía como los números crecían, me encontré a mí misma temblando, frote mis manos y las puse en los bolsillos de mi abrigo. Mire a mi alrededor y vi la máquina de café.

—¿Podrías cobrar dos?— la chica rodó los ojos y asintió.

Pague con una tarjeta ya que no tenía mucho efectivo. Salí con una nueva sudadera y guantes puestos, apresure mi paso intentando llegar antes de que Hayden notara mi ausencia. Cuando llegue a la camioneta, abrí la puerta y entre cerrando la puerta suavemente detrás de mí.

Hayden seguía dormido tranquilamente, rezando porque el café siguiera caliente lo puse enfrente de su cara. Hayden levantó las cejas y parpadeo lentamente.

—Hola— dije, él pasó una mano por sus ojos y comenzó a sentarse bien —¿café?

Él sonrió y tomó el vaso de mi mano.

—¿De dónde sacaste esto?— pregunto y después le dio un trago a su café.

—Santa...— él rió —También trajo regalos.

Le mostré la bolsa de la tienda, me dio su vaso de café y saco las cosas de la bolsa. Miro su nueva sudadera.

—¿"Solo mío"?— pregunto divertido.

Mis mejillas comenzaron a arder —No me había fijado...

El rió —Gracias.

Se puso la sudadera y la bufanda, después volvió a tomar su vaso de café y siguió bebiéndolo. Bebimos el café caliente en silencio, después de tres minutos de silencio Hayden tomó su celular y empezó a hablar, con quien creo era un mecánico.

Eterno NY (PSEMC2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora