La chica con la maleta

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Mientras iba en el bus, pensé en la chica del bar y me di cuenta que era la primera vez que no pensaba en Amy.

El autobús seguía en la ciudad, y yo tenía mucha hambre, así que baje en la parada próxima a central park. Había un restaurante de panqueques cerca, entre y pedí mi desayuno de las dos de la tarde. Por algo el desayuno era la comida más importante del día, podías comerla varias veces, ¿no?

Estaba terminando mi platillo cuando una silueta que pasaba enfrente del restaurante me distrajo.

La chica del bar.

Pague mi cuenta y salí detrás de ella, claro, sin que ella me viera. Ella caminaba mientras sostenía una maleta en su hombro. La seguí sigilosamente hasta que llegó a un edificio. Ni siquiera leí de qué era, pero tenía una misión: conseguir su nombre.

Noté que dentro del edificio había distintas puertas, cuando mire en qué habitación entró la chica, decidí leer en qué me había metido.

"Clase de cocina"

Abrí la puerta y mire a la chica poniéndose su bata y atando su cabello. Se veía lin...

¿Qué estás haciendo Logan?

Me separe de la puerta y me quede anonado en el pasillo. Hace dos años que no tenía mucha interacción con, la gente, excepto de Michael y Kaya.

¿Qué era lo que hacía a esta chica del bar tan diferente a los demás? 

Sacudí mi cabeza. Nada de emociones, esto era solo sexo. Sé que había dicho que no tenía contacto con la demás gente, pero solo tenía el contacto suficiente para saber a quién me llevaba a la cama.

Sonreí. Sip, seguía siendo el mismo patán de siempre.

Entre a la clase, ignorando las caras de confusión y algunas de enfado por interrumpir la clase y camine hacia la chica.

—¿Qué rayos haces aquí?— susurro la chica molesta.

Tome una zanahoria de su área y empecé a cortarla.

—Cocinando, duh.

Ella me detuvo —Ni siquiera la pelaste... Espera, ¿te lavaste las manos?

Reí —Ese es el secreto de Gordon Ramsay.

Ella frunció el ceño —¿Cómo llegaste aquí? ¿me seguiste?

Mire como apartaba todos los elementos de la comida lejos de mi.

—¿Qué? Me encanta la cocina...— logre quitarle unos tomates de su lado e hice malabares.

—Logan...— volvió a susurrar —¿Qué pasa? ¿Qué necesitas?

Detuve mis malabares y me puse enfrente de ella, a través de su área de cocina.

—Una cita.

Ella abrió los ojos —¿Qué? No.

Volví a jugar con sus vegetales y esta grito frustrada:

—¡Está bien!

Me detuve y le sonreí —Mañana a las 8, te recojo en el bar.

Ella frunció el ceño —Ahora vete.

—Espera.

—¡¿Ahora qué?!

Sonreí levemente y noté como todos nos volteaban a ver.

—Tu nombre— ella parpadeo perpleja —Tampoco saldré con una total extraña...

Ella rodeo los ojos —Luce.

Sonreí y me marché de la clase dejando a todos observando cómo nuestra escena terminaba.

Luce. Bonito nombre.

Eterno NY (PSEMC2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora