Enfermera Allen

703 50 2
                                    

Mire el cielo que empezaba a tornarse oscuro y las primeras estrellas comenzaban a salir. El cielo de la carretera era pacífico, no había luces cerca que ocultaran las estrellas del firmamento. Pero esto era diferente. Sentía como si algo malo estuviera a punto de pasar, lo sentía en mis entrañas. Y eso me molestaba.

—¿Hayden?

Él volteo por un fugaz segundo y luego regreso su mirada a la carretera.

—¿Si?

—¿Alguna vez has visto una lluvia de estrellas?

Lo pensó un momento —Creo que no.

—¿Nunca?— él negó con la cabeza —Hace poco leí que habría una en estos días.

—Que manera de celebrar tu regreso a Nueva York— le sonreí.

Me recargue un poco en el asiento y me dediqué a ver el cielo. Ah, Nueva York.

Y justamente cuando pensé en eso sentí como el auto se movió más extraño de lo normal. Lo bueno es que no había gente alrededor nuestro, ya que el auto se empezó a mover hacia la derecha. Mire rápidamente a Hayden, para ver si no se había quedado dormido como la otra vez.

Pero estaba perfectamente bien. Tenía los ojos un poco cerrados y su mano estaba en su frente.

—Hayden, ¿estás bien?

Él detuvo el auto a un lado de la carretera y dejó reposar su cabeza en el volante.

—Solo me sentí algo mareado.

Lo mire preocupada.

—Abriré un poco la ventana...

El aire frío entro al cálido auto, Hayden respiró profundamente, pero después de dos segundos él salió corriendo del auto.

—¡Hayden!— salí del auto y corrí detrás de él.

Su cuerpo estaba agachado y parecía que la gravedad lo llamaba hacia el suelo.

Después de cinco segundos, volvió a erguirse y limpio su boca con el dorso de su mano.

—¿Estás bien?— se alejó de la zona en la que su almuerzo estaba y se sentó en un árbol diferente. 

—Creo que no me siento...

Y volvió a vomitar.

*

Lo lleve al auto cuando su cuerpo pudo ponerse de pie, tenía unos mareos terribles, al menos eso aparentaba.

Prendí la calefacción y empecé a manejar. Era obvio que no íbamos a encontrar un hospital en medio de la nada, pero lo que sí pude encontrar fue un motel.

—Espera aquí, pediré un cuarto— le avise cuando me estacioné enfrente de la recepción.

—No me moveré...— contesto entre  balbuceos y una sonrisa.

Corrí hacia la recepción y pedí una habitación. Volví al auto y ayude a Hayden a bajar y llevarlo al cuarto.

—Te traeré algo de agua— lo recosté en la cama.

Eterno NY (PSEMC2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora