Futuro incierto

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Los años pasaron y pronto comenzaremos el último año de preparatoria. Los profesores nos recomendaron que aprovecháramos las vacaciones para pensar qué era lo que queríamos hacer en el futuro, cuáles eran nuestras metas, aspiraciones o sueños a seguir.
Yo la verdad no sabía qué hacer... Como mencioné, mi promedio era uno de los mejores de la escuela, por lo que no me sería difícil entrar donde yo quisiera. Sin embargo Moa, aunque sus calificaciones no eran bajas, no podía ir a muchas de las universidades que yo había pensado ir. Así que me encontraba en un dilema: Ir a una universidad diferente a la suya iba a ser difícil porque siempre estábamos juntas, pero, sin embargo, podría seguir viéndola. En cambio, si yo decidía ir al extranjero no iba a poder regresar hasta las fiestas por al menos seis años.
¿Quedarme o irme? Esa pregunta me torturó por mucho tiempo...

—¿Su-chan, estás bien? —preguntó Moa suavemente.

—¿Mmm? ¿Qué?

—Que si estás bien —repitió mirándome extrañada.

—Oh, sí, ¿por qué?

—Es que te noto algo distraída.

—Lo siento... Es sólo que no dejo de pensar en qué debería hacer cuando termine la preparatoria.

—Mmm... yo también pienso lo mismo.

—¿Tú? —cuestioné—. Pensé que querías seguir medicina.

—Sí, lo sigo pensando... Pero no lo sé, sabes que también me gustaría ser veterinaria.

—Bueno... al fin y al cabo terminaría siendo medicina de cierta forma —respondí riendo.

—Sí, pero es muy diferente —replicó entrecerrando sus ojos.

—Lo sé, lo sé... sólo bromeo —aclaré—. Hey, ¿qué te parece si vamos a tomar algo?

—Claro, ¿por qué no? De todas formas estamos caminando hace una hora sin rumbo alguno.

—Lo siento, fue mi culpa por distraerme. Deja lo compenso —comenté tomando su mano para llevarla a un lugar que sabía le encantaría. Y luego de unos minutos más de caminata llegamos.

—Wow, Su-chan, ¡esto es genial! —exclamó con entusiasmo.

La había traído a un café dentro de un gran edificio. Éste estaba en el piso más alto, así que la vista allí es realmente maravillosa: de día puedes ver la cuidad en detalle y de noche las luces llenan la ciudad iluminándola por completo. A mí particularmente me gusta la vista por la noche.

—Increíble... jamás había venido aquí, me encanta.

—Me alegra que te guste —dije dándole una sonrisa.

—De todas formas, podrías haberme traído antes, eh.

—¿Ah? ¿Disculpa? ¿Tenía la obligación de hacerlo acaso? No lo sabía.

—No, pero sí. Después de todo, soy tu mejor amiga —comentó.

—Claro, claro —respondí riendo—. Ya vamos a sentarnos y pedir algo, tengo hambre.

—Sí, yo también.

Después de sentarnos en una mesa cerca del gran ventanal pedimos algo y, cuando nos trajeron lo que ordenamos, comenzamos a hablar nuevamente.

—Ah, olvidé decírtelo. Al parecer Yoshida-kun va a ir a la universidad de medicina también.

—¿Yoshida? —murmuré—. Puedo imaginar el por qué... —comenté poniendo mis ojos en blanco.

—¿Sí? ¿Por qué?

—¿En verdad, Moa? No creo que seas tan distraída.

—No sé de lo que hablas —refutó—, pero como te decía... Al parecer va a ir a la universidad de medicina y me estuvo preguntando cuál podía ser mejor; debido a que mi padre es médico. Pero la verdad es que no lo sé —agregó riendo.

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