Dos tumbas

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Él solo se marchó sin llegar a despedirse,

En una camilla de hospital, terminó por rendirse.

¿Por qué no me permitió hablarle por última vez?

Cuando llegó la hora, fui el último en saber.

¿Dónde puedo esconderme para que no me vean llorar?

Lo intento desde el primer momento, no puedo dejarte marchar.

Esto no debería estar pasando.

Deberías estar aquí, justo a mi lado.

Ese día cavaron una tumba para dos.

Una para tu cuerpo y otra para mi corazón.

Fuiste mi primera pérdida, diría que la peor.

No conseguía asimilarlo cuando me atacó el dolor.

Firme como soldado, hasta ahora lo he logrado,

Pero sé que por dentro estoy más que destrozado.

Versos en el ExilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora