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JongIn caminaba de un lado a otro en el principio de las escaleras, por azares del destino se había enterado que el día de hoy era la revisión mensual de KyungSoo y se había auto invitado; claro aún que el menor aún no tuviera idea de aquello.

Miro su reloj notando que eran apenas las once de la mañana y que la cita estaba programada hasta la una de la tarde, pero eso no importaba y a JongIn ya le estaban sudando las manos porque no sabía cómo decirle a KyungSoo que lo acompañaría.

«Que diantres, son mis hijos y yo tengo derecho a ir», se dijo a sí mismo mientras volteaba a ver escalera arriba.

De pronto escucho la puerta abrirse y se sobre salto al escuchar aquellos pasó, por el tiempo que KyungSoo llevaba viviendo con ellos ya se había aprendido el sonido de su caminar y supo que era él quien se aproximaba. JongIn corrió hacia el sofá que estaba aledaño al pasillo, tomo el teléfono de la casa y comenzó a hacer como si estuviera haciendo una llamada mientras observaba de re ojo a KyungSoo bajar las escaleras.

KyungSoo se veía tan radiante con esa barriga de cinco meses, aquel jersey blanco le caía con gracia sobre su abultado bache. JongIn tarareo algo entre dientes al ver cómo el más joven se percató de su presencia, siguió con su llamada ficticia viendo cómo KyungSoo pasaba de lado sin siquiera voltearlo a ver. Escucho la puerta principal abrirse y se golpeó un par de veces con la bocina del teléfono, había perdido su oportunidad de ir con él.

JongIn lo pensó como medio minuto hasta que decidió ponerse de pie, en seguida salió lo más rápido que pudo y se topó a KyungSoo apunto de salir la puerta principal.

—¿A donde vas? —preguntó una vez que estuvo casi a su lado.

KyungSoo alzó la vista de su teléfono móvil y lo miro con desinterés—. No es de tu incumbencia —fue su respuesta y volvió a mirar su teléfono para seguir su andar.

Como acto de reflejo JongIn lo tomo del antebrazo y de esa manera hizo detener a KyungSoo—. Puedes ser al menos una vez amable conmigo, estoy tratando de hacer las cosas bien.

El menor sacudió su brazo esperando así que JongIn lo soltase y este último pudo observarlo bien de cera, con sus enormes ojos y pestañas largas más aquella bomba de goma de mascar que hacía con su boca lo hacían parecer un niño malcriado.

—Solo piérdete —respondió KyungSoo y siguió su andar.

JongIn se jalo los cabellos con una mano, KyungSoo estaba siendo tan terco que sabía era imposible el pedirle permiso para que lo acompañase al medico. Solo lo miro irse y llegar hasta la siguiente esquina donde tomaría el autobús, y sin más JongIn decidió seguirlo.

KyungSoo saco unos audífonos de su pequeña mochila que colgaba de su hombro, noto la presencia de JongIn y no tenía ánimos para soportarlo; estaba demasiado cansado de todo lo que había vivido los últimos meses que no lo importó que el otro lo siguiera, podía hacerlo lo que se le diera la gana siempre y cuando no le dirigiera la palabra.

Apareció el autobús y KyungSoo camino hacia el sacando en el acto su tarjeta.

—Buenos día —saludó con amabilidad al chofer pasando a su vez la tarjeta por el detector de cobranza.

—Buenos días —lo saludó el chofer.

JongIn torpemente siguió a KyungSoo y se quedó parado al no saber que hacer, no percató cuando el menor había pasado su tarjeta por lo que se adentró al autobús esperando a que fuera un servicio gratuito.

—¿A donde crees que vas? —el chofer lo detuvo y JongIn paro su andar.

—¿Cómo? —preguntó confundido no sin antes mirar a KyungSoo quién ya había tomado asiento en el ante penúltimo lugar del autobús.

El amor a primera vista apesta! (KaiSoo & SeSoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora