Alma de escarcha

Capitulo 4

Jill me llevo en una cafetería que estaba bajo su casa. Era bastante tranquila pese a que estuviera llena de gente, igual por eso al salir no me percaté de ella.

-    Bienes aquí muy a menudo? – Le pregunte.

-    Si, me ayuda a cambiar de aires entre casa y el trabajo.

No dije nada y me limité a mirar como pasaba la gente por la calle.

-    Lo de siempre Jill? – Me giré, era el camarero pidiendo nota. Ella asintió y me señaló.

-    Eh... Tenéis te verde?

-    Si, pues un café y un té verde. – Dijo apuntando antes de irse en otra mesa.

-    Así que café?

-    Un té?

Dijimos al unísono. Ella se rió y yo le sonreí.

-    El café es más normal pero él te... – Dijo Jill medió burlona.

-    Que con el té? A mí me gusta. – Refunfuñe.

-    Vale señorita... Solo que no me lo imagino para alguien de tu edad.

-    Por?

-    A tu edad se acostumbra a otras cosas, no se, alcohol por ejemplo.

Me reí al oír aquellos pondría una mano en el fuego a que ella con lo joven que era bebía.

-    Yo no bebo, excepto vino en contadas ocasiones y con poco ya voy medio ida... – Respondí.

Ella sonrió pensativa mientras se tocaba la barbilla mirando por la ventana. En esas el camarero nos sirvió pero por desgracia cuando iba a remover el té con la cuchara para que se enfriara antes mi móvil sonó. Puse los ojos en blanco al ver quién era.

-    Hola... Jessica... – Salude con desánimo. - Como? Que dices! – Deje que me explicara lo que le había pasado, la verdad no me sorprendió. Resultaba que su camello la había amenazado con matarla si no le daba lo que le debían, ella y Rodrik. – Pufff... Si eso es cierto pero no quiero recurrir a eso. – Le gruñe entre dientes dándome la vuelta pero ella no me escuchó y me colgó dando por echo que la ayudaría pues me dijo que fuera al viejo almacén a las siente.

Volví a sentarme bien, deje el móvil a un lado y empecé a remover el té algo cabreada.

-    Todo bien. – Preguntó Jill antes de dar un sorbo al café.

-    Si. – Dije seca.

-    Sabes que mentirme es una perdida de tiempo, no?

Resople frustrada.

-    Un amiga necesita que... La ayude.

-    Que le pasa?

-    Que su novio la engaño y está mal. Solo quiere hablar. – Respondí arrugando levemente la nariz. Jill me miró entrecerrando los ojos cosa que me puso algo nerviosa y me obligó a apartarle la mirada.

-    Irás a verla?

-    Eh si hemos...

-    No irás. – Me corto seca.

-    Como?

-    Por tu seguridad. – Me quedé mirándola fijamente pero ella me ignoro y se acabo el café. – Será mejor que te des prisa Elli.

-    Oye que solo voy a hablar con una amiga... Me estás escuchando! – Le gruñí al ver que me hacía ocaso omiso, resoplé y me termine el té.

Al salir de la cafetería fuimos directamente a casa donde nos organizamos. Primero, como me había dado permiso para guardar mi ropa en su armario, guarde la ropa, luego me dijo que dado que solo había una habitación y suponía que yo, al igual que ella, no quería dormir en el sofá pues que durmiera en la cama con ella.

-     De verdad puedo dormir con tigo? – Dije sorprendida.

-    Si puedes, pero procura no moverte mucho.

-    Y... Puedo ir con Jess si quedo con ella por dentro de una hora?- Pregunté sentándome en la cama.

-    Ah... Vale pero vuelve a las tres, si? – Respondió algo dudosa. Asentí con la cabeza.

-     Tranquila lo aré.

Estaba segura al cien por cien de que la próxima vez de que viera a Jill me mataría ella misma. Consulte la hora, faltaban cinco minutos para las siete, suspire metiéndome las manos en los bolsillos de la sudadera. Mire a mi alrededor, no era muy agradable aquel sitio de noche. El viejo almacén se alzaba en un estado de decadencia en medio vaho que salía de los alcantarillados y la poca gente que estaba rondando ese lugar eran mendigos, drogadictos, prostituas y sus clientes o gentes de bandas callejeras. Pero ninguno de eso me daba miedo pues ninguno de ellos reparaba en mi. De súbito unos faros me cegaron viéndome obligada a hacerme una pantalla con la mano para poder ver. Era un todoterreno negro el cual se había detenido frente a mí sin apagar el motor. Alguien bajo del asiento del copiloto. Era una figura alta,vestida con un traje negro. Retrocedí unos pasos cuando vi que se dirigía hacia mi.

-    Hola Elli, no sabes cuánto hace que intentó dar con tigo. – Aquella voz me sondaba muchísimo de algo pero cuando le pude ver el rostro a su dueña me di la vuelta con la intención de salir corriendo.

-    Vas huir? De verdad quieres que la mate como mate a Jonny?

Me detuve en seco sintiendo cómo se me agarrotaban los músculos. La chica hizo una señal y del coche bajo un hombre que agarraba del brazo a Jessica.

-    Lo siento... – Me dijo llorando. – Mataron a Rodrik.. Yo... – El hombre la golpeó en el estomago para hacerla callar.

-    O vienes o la mato delante de ti y luego podrás irte con esa imagen hasta.

Me quede mirando fijamente a mi amiga. No quería perder a otra persona, no lo soportaría. Cerré los puños con fuerza.

-    Vengo, pero primero déjala.

La chica hizo un gesto para que su mantón soltara a Jessica. Una vez libre esta se apartó mientras miraba incrédula como me acercaba a la chica. Esta me sonrió con esos labios delgados y viperinos, me miró fijamente y un color oscuro los tiño de nuevo. Por el rabillo del ojo vi como alzaba el brazo poco a poco, lo mire, tenía una pistola, tragué saliva asustada. Tarde pocos segundos en ver que no era a mí a quien estaba apuntando, era a Jess.

-    No! – Gruñí con el deseo de abalanzarme sobre ella pero no podía mis piernas no me respondían, ni siquiera los brazos. Sin que fuera voluntad mía mire a Jess. La pobre estaba muerta de miedo.

-    Déjala en paz! – Gruñí de nuevo fuera de mi.

-    No es algo personal esta vez... Solo que... El miedo es uno de mis alimentos. – Murmuro, mientras se me acercaba quedándose a escasos milímetros de mi rostro, antes de apretar el gatillo. – Junto al dolor, la rabia... Y el odio.

Cerré los ojos al ver como Jess caía al suelo esforzándome para no derramar las lagrimas, no por ella, que también, sino por mi hermano y mis padres. //