Acercamiento

2.8K 200 65
                                    


Al día siguiente por la mañana, alrededor de las 09:00, Emma como había prometido, llevó a Henry a la mansión Mills. Regina, acababa de ducharse y había terminado de arreglarse. Espera pacientemente a su hijo y a la bella rubia con una taza de café en las manos.

Cuando escuchó el particular ruido del coche de Emma, al menos lo que le servía de coche, el rostro de Regina se iluminó, dejando lugar a una magnífica sonrisa.

«Buenos días a los dos...» dijo tiernamente al abrir la puerta, mientras madre e hijo se acercaban al porche.

«¡Hola, mamá!» dijo el niño abrazando rápidamente a su madre antes de entrar en la casa

«Regina...»dijo discretamente Emma después de haberse aclarado la garganta, aparentemente incómoda.

«Emma. ¿Un café?»

«Heu...es que debo marcharme...»

«Seguro que tiene tiempo para un café, ¿no?»

«Está bien, de acuerdo, gracias...»dijo atravesando el umbral dela puerta cuando Regina se separó para dejarla pasar, con una sonrisa de vitoria sobre su rostro que Emma no vio.

En la cocina, Henry anunció a sus madres que iba a darse una ducha, mientras Regina invitaba a la rubia a sentarse en uno de los altos taburetes que amueblaban la estancia.

«Gracias» dijo Emma una vez puesta la taza de café delante de ella.

«Gracias a usted...» al ver la cara interrogativa de la rubia, ella continuó «por haberme acompañado ayer por la noche...hasta mi sofá»

La rubia enrojeció y se maldijo por reaccionar de esa manera. ¿Por qué diablos enrojecía? La respuesta no se hizo esperar al recordar sus rostros a escasos centímetros el uno del otro cuando la dejó en el sofá.

«Eh...no hay de qué» soltó rápidamente antes de beber un sorbo de su café.

La morena se dio la vuelta para servirse otra taza de café mientras que su rostro mostraba una sonrisa de satisfacción. Había conseguido desestabilizar a la rubia, era una buena señal.

«Espero no haber sido un peso para su espalda...» dijo girándose nuevamente hacia Emma.

«¡No, en absoluto! En fin, quiero decir...no es que usted pese una tonelada...si fuera el caso sí creo que me hubiera resentido»

«Sea como sea, me gustaría agradecérselo como es debido»

«¿Qué quiere decir?»

«Bien, me decía, y esto alegraría sin duda a nuestro hijo, que para agradecérselo, me gustaría que aceptara venir, a partir de ahora, a cenar una vez a la semana»

«Oh...sabe...ya me lo ha agradecido...es más que suficiente...no está obligada a...»

«Pero quiero. Me daría un gran placer. Además, me conoce lo suficiente para saber que hace unos meses no lo habría hecho»

«Es verdad...»

«¿Qué le parece los miércoles?»

«Bien...ok. Avisaré a mis padres de que ya no cenaré con ellos ese día...»

«Estoy segura que ellos comprenderán»

Emma terminó su café sin saber qué más decir. No sabía por qué, pero desde algún tiempo, cada vez que venía a casa de la morena, se sentía un poco incómoda. E iría a peor después del incidente de la víspera. Sin embargo, Regina parecía completamente a sus anchas. Pero, para alegría de Emma, Regina no estaba al corriente de su acercamiento, es la única explicación para que esté así de tranquila.

Operación True LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora