Epílogo

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Regina y Emma pararon su coche en la entrada de la morena y dadas de la mano caminaron, sonrientes, hacia la casa.

«¡Lo sabía!» gritó Henry abrazándolas. ¡Sabía que terminaríais juntas!»

Ellas intercambiaron una mirada cómplice y un guiño antes de que Emma se arrodillase ante su hijo.

«Sí, pequeño pícaro, tú tenías razón...»

Ella le despeinó los cabellos, haciéndolo refunfuñar, después entraron en el interior de la mansión.

Regina y Emma estaban sentadas, una al lado de la otra, en el sofá del salón mientras que Henry estaba de pie y les hacía innumerables preguntas

«Entonces, ma, ¿vas a vivir aquí, no? ¡Vamos a vivir como una familia, los tres!»

«Henry...Henry, cariño...cálmate...» dijo Regina con voz dulce

«Sí, déjanos algo de tiempo, ¿de acuerdo? Tu madre y yo no nos separaremos, eso es cierto, pero déjanos un tiempo para aclimataros, ¿ok?»

«¡De acuerdo!»

«Bien, venga, ¡a la cama jovencito!»

«¿Qué? ¡Pero si solo son las 21:00!»

«Pero te recuerdo que mañana hay cole, así que ¡a la cama!»

«No es justo...»

«Lo sé, nunca es justo... venga, di adiós a tu madre»

Henry avanzó hacia su madre biológica que lo tomó entre sus brazos y le murmuró un "gracias" que le hizo sonreír. Le besó en la frente y lo dejó subir las escaleras.

«Voy a decirle buenas noches, vuelvo en seguida. Ponte cómoda, ¿de acuerdo?» dijo Regina antes de poner sus labios sobre los de Emma

«Ok, te espero...» le respondió ella mientras la observaba alejarse caminando con un movimiento más que sugerente.

Cuando Regina llegó a la habitación de su hijo, el terminaba de ponerse el pijama

«¿Puedo entrar?»

«Sí, sí, entra»

Henry se echó sobre la cama y Regina se sentó en el borde

«¿Tengo derecho a un abrazo o estás enfadado porque te he mandado a dormir?»

Como respuesta, él sonrió socarronamente antes de incorporarse y estrechar a su madre por el cuello afectuosamente

«Gracias...» le dijo con voz baja

«Cuando decía que tú y Emma estabais hechas la una para la otra...ella me ha dicho lo mismo antes de subir»

Regina se echó a reír enjugando una lágrima que se le había escapado antes de que su hijo le tendiera la palma de su mano

«Operación True Love, ¡conseguida!»

Regina se echó a reír más fuerte haciendo chocar su palma con la de su hijo, después le dio un último abrazo, un pequeño beso en la cabeza, y lo dejó dormir.

«Buenas noches mi pequeño príncipe...»

«Buenas noches mamá...»

Apagó la lámpara, cerró la puerta y bajó junto a Emma

«¿Un brindis?» dijo Emma acercándose a ella, con un vaso de sidra en casa mano

Regina cogió uno y pasó un brazo por el hombro de la rubia

Operación True LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora