18|Debil

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AB.

Su casa estaba vacía, no entendía como con todo lo que estaba pasando sus padres la dejaban sola.

—no me dejes—murmuro—no
quiero estar sola, no lo soporto
—me quedó con vos ¿Si?—sonreí

Ella lentamente se acercó a mí y me abrazó dulcemente, yo tenía miedo de que Carolina no pudiera salvarse y no poder sentirla entre mis brazos nunca más.

—¿Nos bañamos juntos?—preguntó
—si mi amor—respondí

Se separó de mí y empezó a despojarse de sus prendas, estaba mucho más delgada y sus huesos se notaban; su piel estaba blanca y su rostro ojeroso pero aún así era la mujer más hermosa que había
visto en toda mi vida.

—¿Tal mal luzco?—cuestiono al notar que tenía la mirada puesta en ella

Y a mí se me llenaron los ojos de lágrimas, sabía lo difícil que era
para Carolina verse en el espejo y
no desesperarse.

—estas hermosa—respondí
—no me mientas—bufo—se
qué estoy horrible Agustín
—no miento mí vida—murmure
a punto de quebrarme—para mí no existe mujer más hermosa que vos
—sos tan dulce—sonrio—te
amo tanto pero tanto guapo
—te amo cariño—respondí

Nos besamos lentamente y entre gruñidos y las pocas ganas que teníamos nos separamos.

—guapo mientras te desvistes
voy abrir la ducha—hablo y
empezó a caminar despacito

Me saque la ropa y espere a que Carolina volviera.

—ya está calentándose el baño mí amor—hablo caminando hacia mí

No podía dejar de mirarla, estaba muy delgada y me preocupaba.

—¿Vamos al baño?—preguntó
—si vamos—respondí

Entramos a la ducha y dejamos
que el agua caliente mojara nuestros cuerpos, no podía sacar la vista de Carolina y es que me tenía realmente preocupado; sabía que todo era consecuencia de aquella maldita enfermedad.

—guapo...—llamo—¿Estas bien?
—si, estoy bien—respondí

Me acerqué a ella y tome su boca en un intenso beso, la apoye suavemente contra la pared y sentí como el calor subía por mí cuerpo.

—quiero que me hagas el amor—su voz sonaba tan demandante—quiero grabar en mí mente cada sensación, quiero todo con vos mi amor
—¿Estás segura?—pregunte—Caro, mí amor no estás bien, tu cuerpo
está muy débil y te agitas de nada
—¿Qué más da?—alzo los hombros
—bonita...—murmure acariciando su perfecto rostro—tenes que cuidarte
—ya estoy jodida guapo—respondio

Y sin tiempo a nada estampó sus suaves labios contra los míos dando por iniciada una ardua batalla entre nuestras bocas; con desesperación acaricié toda su anatomía, ella ya estaba al límite de la excitación y yo también. La tome por la parte baja
de la espalda e hice que enrollase sus piernas al rededor de mí cintura; y entonces de forma lenta me adentre en ella y nos convertimos en uno solo. Cada movimiento, todo me generaba una sensación increíble; era mágica la conexión y todo lo que generaba Carolina en mí.
Le hice el amor como ella quería, pero al terminar no podía respirar;

la tome entre mís brazos y la sente
en la bañera, la bañe y la ayude a cambiarse.

Andromeda "La Princesa"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora