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Narrator's POV's:

Se despidió de la pelirrosa con un ademán y una sonrisa de acompañamiento para luego verla desaparecer bajo la lluvia de aquel atardecer.

Resopló ligeramente y entró por la puerta de la carpintería cerrando ésta detrás de ella.

Prendió la luz del establecimiento y vio todas aquellas cosas que había creado; una que otra lo había hecho o ayudado su padre.

"¿Por qué no puedes ser feliz la mayoría del tiempo?" pensó refiriéndose a su padre.

Se dirigió al mostrador y bajo éste ahí estaba el pedido de Marinette y el de Nathaniël

Demonios ¿Por qué no entregó el pedido de la chica antes de que sucediera lo de Chat? Se maldecía por ser tan tardada.

Resopló ligeramente.

—Mañana podría entregárselo.—Dijo para sí misma.

Agarró mejor su mochila y apagó la luz de la carpintería, no sin antes darle una última mirada de nostalgia para dirigirse a el departamento que quedaba arriba de la tienda.

Abrió la puerta sin prisas y la cerró detrás de ella.

Volvió a recordar aquél día. Eso era lo que la hacía sentirse bien.

—¡CARAJO, MUJER! ¡¿POR QUÉ NO LO COMPRENDES?!

Ése había sido padre gritar desde la cocina.

Ella temerosa caminó lentamente a la habitación y ahí los vio; teniendo otra discusión. Aparentemente esto ya era frecuente; no es era regular como en un principio.

Inhaló profundamente y se adentró en la cocina llamando la atención de sus padres furiosos.

Ellos habían callado; pero no habían borrado la cara que tenían.

—¿¡QUÉ SON ÉSTAS HORAS DE LLEGAR!?—Gritó la señora Lefebvre jalándole la oreja a su hija.

Ella trató de contener las lágrimas pensando en cosas bonitas.

—¡NO LASTIMES A TU HIJA!—Gritó el padre quitando bruscamente a _____ del agarre de su esposa, dejándola tirada en el suelo.

—¡MIRA QUIEN LO DICE, VIEJO ESTÚPIDO!—Reclamó la mujer apuntado a su hija yacía en el suelo.

-¡POR FAVOR, CARMEN! ¡DE LOS DOS, TÚ LA MALTRATAS!-Rió sarcásticamente.

—¡¿ASÍ QUE YO SOY LA MALA, MARTÍN?!—Dijo con ironía.

La ojiavellana arqueó la espalda y se mordió el labio. Se paró como pudo y caminó al refrigerador para tomar un sándwich y un yogurt, para luego salir de ahí y dirigirse a su habitación a llorar; como era la costumbre.

Entre lágrimas y sollozos ella comía y bebía lo que había rescatado de aquella pelea.

Sentía que le ardía la oreja, junto con el resto de su cuerpo. Le dejaría unos feos moretones para mañana.

Entonces, la figura de Chat Noir se hizo presente a través de su ventana cubierta por una cortina

—My Lady, déjame pasar por favor.—Lo escuchó decir.

Negó.

Se mordió el labio y se tiró a su cama para llorar silenciosamente mientras el felino trataba en vano que su dama le respondiera.

(*)

El intro de One Punch Man empezó a sonar. Era su alarma.

A duras penas logró desactivar su alarma y sentarse en su cama. Todavía le dolía el cuerpo.

Se alistó para ir a la escuela; no sin antes tomar un durazno de los que su tío le había cosechado y la caja de Nathaniël.

Ésta vez estaba escuchando el soundtrack de Fullmetal Alchemist Brotherhood; muy fan del anime era, al igual que de los libros —aunque no dejaba tiempo suficiente para centrarse en esas cosas—.

Al llegar a la entrada del edificio, se encontró con Chloé, quien no tenía cara de hacer algo malo.

Bourgeois se acercó a ella, y ella la examinó para ver qué traía entre manos.

—Antes de que digas algo, déjame empezar.

La actitud de la rubia le sorprendió un poco a la morocha. ¿Qué le había sucedido?

—Realmente... Lo siento. Por todo.—Finalmente dijo.

_____ inclinó la cabeza.

—Sé que mi actitud te sorprende y eso, pero me he puesto a reflexionar desde lo de... Ya sabes.—La miró apenada. Ella asintió tratando de estar tranquila.—Y me he dado cuenta de que la vida no es solo maquillaje y ropa de diseñador; aunque me quedan perfectos.—Alardeó. Lefebvre arqueó una ceja de manera burlona.—P-Perdón, me salí del tema.—Rió.—Vi más allá ¿sabes? Pensé otra vez en mi madre...

Bourgeois dejó caer algunas lágrimas y las limpió con el dorso de su mano.

La joven carpintera se percató de que eran reales y su acto de reflejo fue simplemente darle un abrazo.

—Tranquila, Chloé. Te perdono todo; al igual que tú perdóname a mí por contestarte... Inapropiadamente.—Rió ligeramente.

—Te perdono, _____.—Le contestó al separarse.

—Pero también debes pedir perdón a los demás.—Le apuntó, cosa que la ojiazul asintió decidida.—Así que... ¿amigas?

—Amigas.—Sonrió Bourgeois.

Y dicho eso, ambas se encaminaron al aula donde ahí las esperaban sus mejores amigas; algo sorprendidas al verlas llegar juntas.

•••

Read you later (?

-May.

Sólo Por Las Noches || Chat Noir/Adrien AgresteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora