Capitulo 1. Después de la tormenta viene la calma

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Habían pasado solo dos días desde que todo había vuelto a la normalidad. Dos días desde que la batalla entre Ywatch vs. Ichigo por el destino de la realidad misma había tenido lugar.
En el interior de la famosa y peculiar tienda, en una de las habitaciones, se hallaba un par de jóvenes, uno de sexo masculino y otro femenino, recostados, durmiendo.
Una mujer de test morena de repente entró a la habitación, acompañada de dos adolescentes; un chico pelirrojo con un semblante malhumorado y una chica cuya cabellera azabache, alasiada y bien cepillada, caía entre su nuca y terminaba poco debajo de sus hombros.

-Jinta, Ururu- habló la mujer- es hora de cambiarles los vendajes- dijo mientras ambos chicos se acercaban a los dos heridos que continuaban inconscientes.
-No sé que hago yo aquí. Debería de estar por llegar a la escuela y en lugar de eso estoy aquí, con la aburrida de Ururu...- se quejó el pelirrojo alzado el volumen de voz conforme hablaba.
-...

La muchachita permaneció en silencio. No le reprochó nada de lo que estaba diciendo, finalmente esa dinámica entre los dos llevaba tanto de ser así que hasta lo consideraba natural.

-Jinta... - dijo la azabache dirigiendole una mirada a éste.
-qué?!- contestó él molesto.

La chica no tuvo tiempo de responder pues justo cuando estaba en ello la puerta corrediza de la habitación de abrió y la mujer que apenas hacía unos instantes había desaparecido tras de sí había vuelto. Pero esta vez, su semblante era distinto. Sus ojos, con rasgos felinos, se veían ensombrecidos y la vena de la sien se le marcaba tanto que parecía que iba a reventarsele.

-qué tanto discuten?- dijo seriedad- les dije que tenían que cambiar el vendaje de esos dos - hizo una pausa y continuó- tengo que checar el estado sus reatsus antes de irme y ustedes están aquí desperdiciando el tiempo que me queda en lugar de estar brindandoles un soporte de vida a ellos- agregó mientras que con una de sus manos, cubiertas en unos delegados y largos guantes negros señalaba al par de pelinaranjas- mirenlos, aún continúan luchando por permanecer con vida. Muestren un poco de gratitud a dos de las personas que hicieron posible que todos siguiéramos existiendo- tomo aire y prosiguió- al menos ellos cuentan con la oportunidad de volver a reunirse con sus camaradas- dijo cambiando su tono de voz serio a uno de desánimo que claramente reflejaba su rostro.
Los chicos lo notaron y fue entonces que Jinta tan abruptamente cómo había empezado a quejarse, guardó silencio y bajo la cabeza en señal de disculpa.

-Avísenme cuándo terminen - concluyó la mujer antes de volver a desaparecer tras las puertas.

La princesa de las fresas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora