Capitulo 13. Amigos y enemigos

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Llevaban una hora cantando, por lo que decidieron hacer una pausa y comer algo. Resultó que de las ordenes de papas y banderillas que habían pedido no les fueron suficiente y haciendo cálculos, si pedían mas de lo mismo no solo les saldría más caro sino que además, más de uno se quedaría con hambre. Por lo que pidieron platillos más completos.

Al haber estado parándose constantemente, el cambio de lugares daba paso al cierre y apertura de nuevas conversaciones. Cuando la mesera arribo con la comida, todos tomaron asiento. Incluso Yuzu, que después de haber cantado con Orihime por primera vez, había tomado mucha confianza en subir al escenario, fue de inmediato y se sentó en el único asiento libre que quedaba de la mesa, frente a su hermano y al lado de Tatsuki, amiga de la infancia de Ichigo y con la cual mantenía una buena comunicación y relación.

Comieron y rieron como no lo habían hecho en un buen tiempo. Era extraño, pero en el lapso de dos semanas, no se había presentado ningún incidente de hollow o de esa naturaleza. En otras circunstancias a Ichigo esa situación lo tendría en alerta total, pues desde ya hacia dos años, cuando dio inicio su viaje como shinigami sustituto no pasaban mas de dos días sin que se contase en Karakura con la presencia de alguna entidad extraña, pero ahora, tras la batalla contra los Quincys la ciudad entera disfrutaba de cierta tranquilidad.

-Con permiso- dijo Orihime parándose a mitad de la comida- necesito ir al servicio- y sin más que decir se fue.

-Yo también- anuncio y fue tras Orihime casi de inmediato.

-Vaya, sin duda tus hermanas le tienen en alta estima a Inoue- comentó Keigo sorprendido

-Eso es lógico- contesto Tatsuki luego de pasarse una porción de arroz- Orihime tiene un gran corazón y ellas lo han notado

-Si, puede ser...

-¿Y tú que opinas Ichigo?- le preguntó Mizuiro al pelinraranja

-¿Eh? ¿De qué?- pregunto él. Aparentemente estaba perdido en sus pensamientos pero eso no fue motivo suficiente para sus amigos a que no contestase.

-De Orihime...Dinos, ¿Tú que opinas de ella?

-¿Ugh?- exclamó sin entender bien la pregunta

-Si, Ichi-nii. Dinos- pidió con gran entusiasmo su hermanita

-Amm... Pues... Creo que hoy se ve muy bien...

No sabia exactamente qué contestar, se había perdido tanto que estaba completamente descontextualizado. Todos en la mesa se quedaron atónitos, no porque fuese raro que el chico contestase de manera tan distraída sino porque prácticamente todos ahí, habían notado algo raro entre el par de pelinaranjas.

-¿Eso es todo, Ichigo?- se atrevió a preguntarle uno de ellos

-Chad... Esperen un momento- dijo sintiéndose acorralado- No sé bien de que hablan, por eso yo...

-Creo que lo que todos quieren saber es si quieres a Orihime-chan, Ichi-nii.

Todos permanecieron en silencio, esperando una respuesta.

-Claro- contesto con tranquilidad. La respuesta estaba formando cara de asombro en Keigo, que se había quedado boquiabierto, pero esa expresión se esfumó cuando Ichigo siguió hablando- es mi amiga, al igual que todos ustedes. No veo porque no hacerlo.

-¡Pff!- resopló Tatsuki- no tienes remedio alguno Ichigo- lo que ocasionó que él arquease sus cejas en señal de ofensa.

Pasaron unos diez,  quince minutos y ninguna de las chicas había vuelto. Es cierto que las chicas solían tardarse tiempo demás cuando iban al baño, y más si iban en grupo, pero en ese momento a Ichigo le había desagradado. No hizo nada, pues sería ser imprudente. Permaneció callado, sus manos entre cruzadas y que estaba usando no solo para apoyar su mentón sino también cubrir su rostro lleno de angustia. Y su cortina si que funcionó. Al menos hasta que un codazo en su costilla por parte de Keigo lo hizo salir de esa postura, vio como la mano del castaño pasaba sobre la mesa justo frente a él.

La princesa de las fresas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora