Capitulo 10. Recuerdos de infancia

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Tres meses habia costado atender a todos los heridos, y cuatro la reconstrucción de los cuarteles principales de cada escuadrón. Quedaba mucho que reedificar pero era obvio que aun cuando todos trabajan arduamente para conseguirlo, las muertes de cientos de camaradas seguía muy presente y afectaba estado de ánimo de todos. 

El primer, segundo, séptimo y octavo escuadrón eran los que más pronto habían logrado reanudar sus tareas pues, ya todos los miembros que lo conformaban estabas completamente curados.

El tercer escuadrón aun tenía a su capitán readaptandose a las tareas que conllevaba el cargo. Mientras que del segundo puesto, aun no se tenían noticias.

En el cuarto escuadrón, se habían vaciado todos los pasillos que semanas atrás habia estado lleno de camillas y de heridos sobre las éstas. El tránsito en los pasillos eran menos constantes. Parecería casi un cementerio de no ser por los ruidos que el tercero al mando, Hanataro Yamada, hacia mientras iba y venia para llegar a entregar diversos documentos a la teniente y futura capitana, Isane.

El quinto, sexto, décimo y décimo primer escuadrón habían sido los encargados de la exhaustiva búsqueda y traslado de miembros de todo el Gotei 13 a lo largo del primer mes después de la pelea contra los Quincy y puesto al mando de las operaciones de la reparación de las edificaciones principales.

Rukia, siendo la teniente del décimo tercer escuadrón, al igual que Isane era la que mas responsabilidad tenía pues al aun no haber nadie de capitán eran ellas las encargadas de mantener a flote sus respectivos escuadrones.

Un día, mientras el sol preparaba su partida al horizonte los tenientes del sexto y décimo tercer escuadrón estaban a orillas de un pequeño río, a las afueras del distrito Rukongai, descansando.

-¿Recuerdas cuando pescabamos en este pequeño río?- pregunto el pelirrojo rompiendo el silencio.

-Si- le contesto su acompañante mientras iba rememorando- fue poco tiempo después de aquel percance en el mercado.

-Si, recuerdo como ibas corriendo con toda esa comida entre brazos. ¡Eras demasiado torpe!- dijo la azabache entre risas. Abarai soltó un sonido de ofensa pero ella sabia perfectamente que jugaba, así que no titubeo en ningún momento y prosiguió con su comentario- desde ese día, dejé de sentirme sola- Renji  la miro fijamente pero no decía nada, solo dejó que la chica continuase hablando- tú y los otros fueron la primer familia que tuve... En especial tú- volteo a verlo y la sorpresa llego a ella al notar que al parecer el pelirrojo ya la había estado viendo detenidamente desde hace rato. 

-Si, que tiempos aquellos... -dijo él con la misma satisfacción que un niño tiene al llevar a cabo una gran hazaña. Se había perdido en sus recuerdos y no se percató de que la teniente se había desplazado del sitio en el que estaba. Solo hasta que ella habló se percató de ello.

-Ven, vayamos a aquel lugar- y a la velocidad de un pestañeo, desapareció. 

-¿Eh? ¡Espera Rukia!- exclamó poniéndose de pie.

Rápidamente Renji activo el shumpo y la siguió.  Estuvieron desplazándose entre las calles del distrito Rukongai y solo fue cuestión de minutos para que la caminata a gran velocidad cesara. 

-Rukia... ¿Que suce...?- no fue necesario que ella dijera algo, con solo mirar guardo silencio.

Ambos chicos, en silencio, caminaron hacia lo que se podría decir el interior de una choza. El ruido del crujir de la madera se propagaba con cada paso que daban, desplomandose casi por completo.

-Es gracioso ¿no? Aun después de todo el lo que ha pasado... Por un momento pensé que seguiría intacta- se agachó y tomo un trozo de madera que tenia unos grabados.

La princesa de las fresas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora