Cazador

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—¡NEUS! —Ean me llama pero no soy capaz de detenerme, no ahora que sabía quien era y sobre todo no con esta sed de venganza. Era la oportunidad que estaba buscando hace años, ese hombre sería la clave para encontrar a los demás cazadores.

No pueden culparme de querer conseguir respuestas para lo que llevaba planeando hace años y ahora que se presentaba la oportunidad, no la dejaría ir. Apenas hice una pausa para esquivar unas cuantas lianas que se encontraban en el camino, me apresuro lo que más puedo hacía el centro del pueblo. Dispuesta a encontrar a ese mal nacido.

—¡NEUS, DETENTE! 

Una vez llego al centro del pueblo, observo el inusual número de guardias presentes. Un destello de oro en barras dobles por encima de una garra en uno de los uniformes de los guardias llama mi atención. 

Escuadrón de fuerza.

Llego hacía donde había acontecido la batalla en tiempo récord, observo el perímetro en busca del comandante o del mal nacido que hace unos minutos tenía la oportunidad de ver. Entro en la casa del comandante sin siquiera anunciar que entraría en ella, y digo: —¿Dónde está ese hijo de puta? 

Camino hacía adelante y tiro la tapa trasera de la tienda a un lado. Debería haber sabido de antemano que era un cazador. Nadie se encontraba en la tienda del comandante. 

¿Dónde se han metido todos?

Sigo a un lado, observando cada rincón del pueblo en busca del cazador. Las nubes oscuras cubren el cielo y una brisa fría sopla, la lluvia ha parado por un momento pero en el clima se puede sentir la tormenta que está por venir. Calculo no más de diez minutos antes de que venga una feroz lluvia de invierno, que reducirá la visibilidad a cero.

Tomo ritmo. Puedo rastrearlo a través de la lluvia, si tengo que hacerlo, pero eso no es lo que me preocupa. Un vistazo por los caminos me muestra que el número de guardias ha aumentado en los últimos minutos. No creo en las casualidades, lo que significa, de alguna manera, el cazador estará muerto antes de lo pensado. 

Llego al centro del pueblo mientras las primeras gotas de lluvia golpean contra el suelo, se escucha un zumbido de una de las espadas de los guardias, rezaba por no haber llegado demasiado tarde. Cuando me acerco más a una de las esquinas, puedo escuchar ese zumbido mucho más cercano y más familiar. 

Doy la vuelta por un camino siguiendo el sonido de las espadas, diviso al comandante entrando en lo que parece ser una tienda de un herrero, intento ser silenciosa para poder llegar hasta mi objetivo pero en cuestión de segundos escucho un silbido de uno de los guardias, me ha pillado intentando llegar al cuerpo ensangrentado del cazador. 

Salto hacia adelante, doy un golpe con el puño en el costado de su cabeza, y arrastro el cuerpo inconsciente por debajo de unas gruesas lianas. Un análisis rápido de la zona me confirma que no hay otros guardias cerca.

—¡NEUS, POR FAVOR NO HAGAS NADA ESTÚPIDO! —Me grita Ean a unos metros por detrás de mí.

—¡Cállate, pueden escucharnos! —Le dije mientras pensaba en las posibilidades que tenía para que mi plan funcionase. —Necesito que me ayudes.

Ean me miró por encima de su capucha. Agitado. —No me expondré si ese es tu plan. 

—Ean por favor, necesito encontrar al responsable de la muerte de mi madre, no descansaré hasta hacerlo... Si no me ayudas encontraré la forma de  hacerlo aunque eso conlleve a mi muerte y te atormentaré por el resto de tu vida. 

—Bien jugado, Neus. 

 El cazador estaba mirando hacia el suelo, completamente rendido. Si no actuaba rápido, no habría un señuelo para encontrar a los demás de su especie. —Necesito que distraigas al comandante.

Reunión de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora