Capítulo 8.

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De camino a las clases empiezo a contarle a Selene el sueño que he tenido todas las noches desde el accidente.

-Deberías ir a un intérprete de sueños.

-No estaría mal, ¿pero dónde hay que ir?

-Por una de las calles por las que estuviste ayer en la biblioteca hay un intérprete, mi madre suele ir muchas veces, le va ese rollo místico de gurus.

-¿Después de clase vamos?

-Claro, siempre es ameno encontrase con el Maestro Amaphupho.

-¿Amaphu-qué? –Digo sorprendida.

-El gran Amaphupho es guru al igual que intérprete de sueños. Estuve investigando y Amaphupho por lo visto significa sueños en Zulú. Es un poco embustero, pero a la larga te encariñas con él.

Entramos a clase y miro al fondo, la mesa de Drake de momento está vacía. Ha pasado media mañana y Drake todavía no ha venido.

-¿Y Drake? –Me acerco y le digo a Selene.

-A saber, ¿te importa mucho?

-No… pero me parece raro.

-Daryene en él todo es raro, no me parece raro que no venga y si no viene mejor, me pone un poco nerviosa.

-¿Por qué?

-Mira sus ojos, nunca había visto unos ojos tan negros. Dan miedo.

-Son bonitos. –Y era verdad, a mí me parecían unos ojos realmente curiosos y bonitos.

-Y tú estás loca. –La saco la lengua con un gesto cómico.

Al terminar las clases Selene y yo vamos andando hasta la calle Leyendas, donde se encontraba la biblioteca a la que fui y en la que pasaron tantas cosas. Selene iba un paso más adelantada, pues tenía que guiarme el camino para llegar, entramos en el callejón y otra vez el viejo y húmedo callejón nos envuelve, no es un callejón oscuro como en las películas de terror que tanto me menciona Selene, es un callejón viejo, pero con mucha luz, una luz marrón a juego con todas las paredes de los edificios.  Andamos hasta el final del callejón, dejando atrás la biblioteca.

Selene se adelanta un paso y llama con el puño cerrado a la puerta de color azul oscuro. Miro al edificio está pintado con diferentes colores.  La parte más alta tiene colores naranjas y amarillentos, en formas de pájaros, a medida que vas bajando la vista los colores se funden con muchos verdes creando árboles y al final muchos azules creando olas del mar. Todas las ventanas están pintadas de blanco, imagino que es lo más normal en este edificio.

Una mujer con rasgos asiáticos abre la puerta, es bajita, lleva unos palillos en la cabeza que la sujetan el pelo y lleva un kimono de tantos colores como las paredes del edificio.

-Lin. –Dice Selene inclinando la cabeza en modo de saludo, Lin la devuelve el gesto y se aparta para que podamos pasar.

-El maestro está en la sala de las divinidades, allí le encontrareis. –Sus “R” no parecían normales, tomaban forma de la “L”.

Paso por detrás de Selene, que parece conocerse muy bien este sitio. Miro a ambos lados de la habitación, se parece bastante a la biblioteca en la que estuve, pero las estanterías aparte de contener libros, contienen extremidades de no sé qué seres embotelladas en algún liquido amarillento. Todo estaba lleno de unas figuritas anómalas de diferentes formas y tamaños, todas ellas eran características por sus formas tan aterradoras. Todas tenía ojos saltones, negros o rojos muy redondeados, muchas de ellas llevaban capas hasta los pies negras, algunas figuras llevaban sombreros y otras armas. Entre todas esas figuras tan pavorosas me llamo la atención una, era un poni de color rosa y morado con purpurina, era centelleantes y alegre algo que no encajaba en la temática de la habitación. Di un toque en el brazo a Selene y la señale la figurita tan carismática, ella se rio y al mirarme puso los ojos en blanco mientras me decía por lo bajo.

La leyenda; Watterfall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora