Capítulo 20.

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-¿Qué es esto? -Pregunte curiosa.

-Espera y lo verás.

Se adelanto un paso y aparto algunas de las ramas que estaban a nuestra altura y me hizo pasar, pase con cuidado de no darme con las ramas o resbalar con todas las raíces pegajosas que sobresalían del suelo. Andamos por un par de minutos, agarrados de la mano, porque era tan inmensa la oscuridad que necesitaba agarrarlo para no poder perderme.

-¿Cuanto falta? ¿Estamos perdidos Drake?

-No, ya casi hemos llegado.

Drake seguía apartando las ramas de nuestro camino, a medida que avanzábamos veían un pequeño reflejo plateado a lo lejos, por detrás de todos los arboles frondosos. Tarde un minuto más en averiguar lo que escondía ese denso y misterioso bosque en medio de la nada. Una última rama nos tapaba lo que tanto anhelaba en ver en esos momentos, Drake la aparto y entonces pude ver claramente lo que estaba delante. Sin poder creérmelo deje atrás a Drake y ande pasos adelante para ver mejor y llegar a lo que estaba viendo y lo que me estaba dejando en estado de shock.

Un lago, el mismo lago de mis sueños, el mismo lago en que una mujer, mi madre, nadaba y cantaba. Ese mismo lago, tan bonito como enigmático.

-Es el mismo lago...

-Bueno, mas o menos.

-¿Cómo que más o menos?

-Sí, este lago es mágico, un lago que solo podemos ver las criaturas mágicas. Es un lago que esta en muchos lugares del mundo, pues como te habrá contado Phupho, Izidalwa el dios que nos creo nos hizo en Sudáfrica y allí hay miles de estos lagos, pero muchos de nosotros nos cansamos de estar allí y emigramos a otros lugares, muy lejanos de allí. Estos lagos nos hacen relajarnos y darnos más fuerza, por eso al emigran empezamos a debilitarnos ya que estos lagos solo existían en nuestra antigua zona, Izidalwa empezó a ver que muchos de los nuestros morían debilitados y creo por todo el mundo varios lagos mágicos.

-¿Y este es uno de ellos? -Dije casi rozando la orilla de aquel hermoso lago.

-Así es. -Drake acelero su paso y se puso a mi lado. Los dos paseamos en silencio varios minutos por la orilla de aquel precioso lago.

-Drake.

-¿sí?

-¿Por qué me has traído aquí?

-Cuando me encuentro mal, solo o triste siempre vengo a este lugar, a parte de darme fuerza, me alivia y me siento mucho mejor. Se que tú estas pasando por un mal momento con todo este lio que te hemos montado en solo un par de días y he pensado que este sería un buen lugar para desahogarte.

-Te lo agradezco, pero ¿Por qué este lugar iba a ayudarme?

-Como ya te he dicho, este lago mágico te da fuerza y no se si recuerdas que eres una Nereyda, el agua es tu sitio, es tu vida. ¿Cuando estas duchándote o cuando bebes agua no te sientes mejor?

-Bueno, ahora que lo dices... puede ser.

-Inténtalo.

-¿Perdona?

-Sí, métete en el agua.

-Pero estoy vestida, no puedo meterme al agua, así como así.

-Bueno, si lo prefieres desvistete, no voy a rechazar esa propuesta. -Drake me guiñó un ojo y supuse haberme puesto muy colorada.

-¡No pienso desvestirme! -

Me quite los zapatos y después empece ha andar dirección al lago, lentamente. El agua fue mojándome la suela de los pies, luego los tobillos y poco a poco fui notando el agua por mis piernas. El agua no estaba i muy fría, ni muy caliente, estaba a una temperatura normal, una temperatura que te hacía sentir muy a gusto. Desde el primer momento en el que roce el agua de aquel precioso lago, una corriente de calor me recorrió todo el cuerpo, dándome más vitalidad.

La leyenda; Watterfall.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora