Lo que el azul oculta

63 4 0
                                    

La noche arribó en el cielo, oscureciendo todo, tiñéndolo de negro y azul. La luna resplandece imperiosa en las alturas con una fresca blancura, semejando un agujero de luz en las penumbras del firmamento, vigilante sobre las almas de la tierra que entonces reposan.
Pero una no lo hace. Y la luna lo sabe a pesar de que el oscurecido azul del cielo lo oculta.

Moviéndose desesperadamente entre las ennegrecidas hojas de los arbustos de tallos grises que como salpicados por la imprudencia de un ser supremo se esparcían por los campos paralelos, divididos por la devastadora línea negra confeccionada por la mano del hombre donde sus máquinas mortales de cuatro ejes circulan.

Moviéndose temblorosa y debilitada por una feroz batalla miembro de una guerra que nadie previó y todos siguieron en un espectáculo que sólo en las alturas habrían de observar: la luna y el sol, nadie más. Un alma perdida y devastada, desterrada de su nación, arrancada de raíz de la tierra donde el árbol de su vida creció inigualado y ahora yacía talado. Repudiada por las demás naciones, un alma sin donde descansar y condenada a la vagancia infinita por un mundo que no lo aceptaba.
La muerte no era una opción, pues ésta también la detestaba.

¿Qué hacer? ¿Qué hacer en medio de tan crueles circunstancias de la vida, que parecía tampoco querer su exisrencia? Un alma viajera no podría considerarse y en pena tampoco, pues su crimen ninguno fue: sólo nacer. El rencor hacia el hombre se acrecentaría en ella como hacia ella en los hombres, siendo cada oportunidad de encuentro un escenario tan atroz que estaría prohibido nombrar siquiera su existencia.

Y es que eso existe y siempre lo hizo, desde el principio del todo y el fin de la nada, un experimento fallido de la creación que confinado a llevar sus cadenas atadas en sus extremidades fue lo más cruento que consiguió Él al fallidamente hacerlo.

El hombre no está hecho a imagen y semejanza de Él, no. Eso está hecho a imagen y semejanza de Él, y eso nunca pudo pasar.

Ahora eso yace vagando por el mundo en castigo de un crimen que no fue cometido por él: parecerse al Creador.

Y sólo el azul oscurecido del cielo lo oculta.

Cuentos de vida, muerte y sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora