Capítulo II: Copas, rubios y miradas.

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Un chico nuevo. ¿Qué tenía de interesante? Nada.

Como si mi vida fuera a cambiar. ¡Oh, hola, como llegaste a esta escuelas todo cambio! ¡Ahora soy famosa, voy a casarme y tener hijos! ¡Todo porque vos llegaste!

Claro que no, señoras y señores.

- ¿Y?- le dije luego de que no dijera nada más.

- Ya te dije, hay un chico nuevo.

- Ya te escuche. No tiene nada de interesante eso.

- Claro que sí. Bueno, lo interesante no es que sea nuevo, si no que está como los dioses.- me dijo emocionada.

No tomé en cuenta su comentario ya que según ella todos le parecían bonitos.

- Ninguna novedad proveniendo de vos.

- Es que no se parece a nadie. Nunca vi a alguien así. Rubio, ojos azules como el mar...

- Nunca fuiste al mar. - dije interrumpiéndola.

- Sh, estuve pensando en esto todo el día. Como decía, ojos azules como el mar, cuerpo aghhhh y... ¡Bronceado!

- ¿Eso que tiene de interesante? - como si estar bronceado fuera la última moda.

- Estamos en pleno invierno. Es imposible broncearte a menos de que...

- ¿Dices que tiene una cama bronceadora? - dije casi gritando.

- Eso dicen. Como sea, todo el colegio está tras él. Hasta los gays.

Por Dios, estaba exagerando demasiado. De repente, escuche como un vidrio caía y se hacía pedazos en el jardín.

- Estem, Emily, hablamos mañana.

- Ok, chau.

Corté sin despedirme y busqué a mi mamá por la casa. La encontré bañándose.

- Má...

- ¿Paso algo? - gritó para que la escuchara sobre el agua de la ducha.

- No, solo que escuche un vidrio romperse. ¿Esta todo bien?

- Si, cariño. Y no, no rompí nada. - dijo en broma.

Dejé a mi madre en el baño y me dirigí hacia el jardín en busca de pistas sobre si había escuchado algo real o solo lo había imaginado. Estaba por rendirme cuando ví un brillo detrás del árbol más viejo que teníamos en nuestra enorme casa. Me acerque y lo ví: una copa. La levante  y la lleve a mi cuarto. La analize. En la parte superior tenía diseños, pero no parecían de esos comunes. Parecía como si alguien la hubiese bordado con hilo y aguja. Como si no fuera una simple copa más.

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- Ya deja ese tema de la copa, Clara, la habrá tirado algún vecino tuyo. - dijo Emily.

Estabamos en los bancos frente a la escuela sentadas hablando rodeadas de alumnos, niños y padres y yo aún seguía con el tema de la copa. No me creía la idea que me daba mi mejor amiga. Sentía que era especial. Que alguien había estado en nuestro jardín y la había roto de forma para que yo la encuentre. Era una corazonada simplemente,  pero nunca había errado mis corazonadas.

Minutos luego llego mi mejor amigo, Damen. Quiso entrar al colegio y esperar a que salgan los del otro turno, como siempre lo hacíamos, por lo que entramos.

Nosotros íbamos a la Secundaria Grigori, la más cara de nuestra ciudad en el país de Estados Unidos. Era un colegio de ricos de la época. Casilleros, cafetería con precios últra caros, obras de teatro, cine, laboratorio de ciencias, periódico escolar, grupos de literatura, mecánica, informática, arte y otros. El edificio contenía 5 pisos y 3 subsuelos. Estaban construyendo un piso más y llegarían a romper el record de la ciudad. Debía admitir que me gustaba, sobretodo porque nunca llegabas a conocer a todos ya que a este asistían 7000 alumnos. Apenas entramos pude ver a Francisc o como él se hace llamar Franc sentado en uno de los miles de bancos de la entrada hablando con un rubión de su misma estatura. Damen y Emily no los saludaron y se sentaron en otro banco alejado, pero yo como soy tan buena persona (de acuerdo, sólo es mi amigo) me acerque y salude a Franc. Como el otro chico me miraba puse cara de "que se le va a hacer" y le di un beso en la mejilla.

- Hola, soy Clara.

El chico me miró de pies a cabeza y sonrió.

- Hola, debes saber quien soy.

- ¿Por que debería? - dije poniendo una mano en mis caderas. Él sonrió aún más. Al parecer le gustaba que no sepa quien era.

- Llámame Risk, bonita.

Me guiño y yo me sonroje. Nunca me decían bonita...

- Hola, estoy aquí también. - dijo Franc agitando sus brazos y sacadí mi cabeza alejando mis pensamientos. Los salude y me fui con mis amigos. Emily y Damen me miraban como si acabara de hacer la cosa más arriesgada del mundo.

- ¿Qué? - dije cuando no hablaban.

- ¿Sabes quién es él, no? - dijo Emily.

- Según dijo se llama Risk.

Mi mejor amiga guardo silencio y se miró los pies. Luego me miró.

- Él es el que te hablaba.

La miré y analize si fingía. No, ni un rastro. Puse mis ojos en aquel rubio y ví que me estaba mirando. Emily tenía razón. Estaba de los dioses.

No me mires que me enamoro. (Cancelada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora