"Pero tú estabas en el cielo"; capítulo dos. ☁

312 32 8
                                    

—¿Quién eres?

Silencio.

La expresión del rubio decía no parecía sorprendida. De hecho, creo que estaba triste. Pero sonrió de todas formas. Era una sonrisa triste.

—Supongo que tu vieja no estaba mintiendo. Ya no recordás nada de mí, ¿cierto?—su sonrisa titubeó un poco.

Por alguna razón, sentí me corazón encogerse cuando soltó la última frase. El tono de su voz parecía dolido.

—¿Cómo conoces a esa mujer...—me detuve. Podría sonar muy grosero, y hasta yo tenía mis límites, por lo que me corregí—... a mi mamá?

—Manu, vos y yo éramos amigos desde pibes.

—Ah... ¿en serio?

Sinceramente, me costaba creerlo. No porque fuera mala onda o algo parecido, es sólo que... simplemente no me permitía creerlo. No sé por qué. Fruncí el ceño al ver que no decía nada más, por lo que volví a preguntar, esta vez más impaciente.

—¿Quién chucha eri'?

Él sólo se rió.

—Perdoná. Podés decirme Martín.

Martín.

Ese nombre quedó grabado en mi mente como fuego.

De alguna forma, creo que sí lo conocía de alguna parte, pero no recordaba.

Bueno, "recordar" era algo muy difícil para mí.

—Martín—repetí. Su nombre me pareció dulce. Y luego pensé que eso fue muy fleto.

—Martín—dijo él.

No sé por qué, pero me reí. Y Martín también. Nos reímos. No sabía por qué, sólo me sentía... ¿feliz? ¿Aliviado? No tenía idea, pero me reí.

Y me dolió.

Desde que desperté en esa habitación blanca y con olor a medicamentos, no había reído una sola vez.

No tenía razones para hacerlo.

Todo a mi alrededor era sólo lágrimas, llanto, sollozos y dolor.

Por mi culpa.

"—¿Estará bien? Por favor, dígame que sí—decía entre sollozos mi madre.

—Eso espero.

El doctor no parecía convencido.

Una chica menor que yo también estaba ahí. Creo que se llamaba Tiare y al parecer era mi hermana, aunque no la vi mucho. Sólo supe que era mi hermana menor porque mi madre le tomó del hombro, diciéndole "hija, déjalo, debe descansar". Tuvo que volver a la Isla de Pascua por sabe-Dios-qué. Ella también lloraba y me abrazaba.

—¡Estúpido, estúpido, estúpido! ¡Eres un estúpido, un verdadero estúpido!"

Lloraba y lloraba, y no sabía qué hacer. Si abrazarla de vuelta o pedirle que dejara de insultarme. Cuando se fue, me prometió con voz temblorosa una cosa que todavía no entiendo. "¡Volverás a ver figuras en las nubes, lo prometo!". ¿Qué tenían que ver las nubes con toda esta mierda? No lo soportaba. "El accidente de las nubes", "volveré a ver figuras en las nubes", ¡déjenme en paz!

Creo que estaba llorando, porque Martín me abrazó, y sólo ahí pude volver a la realidad. Tuve el impulso de separarme, pero no lo hice. Me dolía. 

Pasaron unos minutos o unas horas, no lo supe nunca, pero al fin dejé de sollozar. Suerte que no había nadie en el café salvo Miguel y la otra chica, "Catalina". Al menos ellos dos tuvieron la decencia de dejarme solo.

Las nubes te llevarán mi mensaje; ArgChi. (PAUSADA)Where stories live. Discover now