Cincuenta y dos.

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Llegué al hospital a las 8:30 am; la hora de visita. Al abrir la puerta me encontré con Karen, la recepcionista. 

-Supongo que vienes como todos los lunes a ver al paciente 567.

-¿Que comes que adivinas?- dije sarcasticamente.

-No vienes a otra cosa que no sea para verlo.

Sonreí. Sonreí porque tenia toda la razón.

-Bueno, ¿puedo pasar?

-Pasa, adelante.- me sonrió.

Al doblar por el pasillo a la izquierda pude ver a silueta de una mujer que parecía estar llorando y a su lado una pequeña. Me quede unos segundos observándolas hasta que comencé a caminar, poco a poco me fui dando cuenta que era la mamá de Jacob que estaba parada justo fuera de su habitación. La niña parecía no entender lo que estaba pasando.

De pronto sonó el celular de la señora y yo saque el mio para no verme tan entrometida. Estaba a unos cuantos metros de ellas y podía escuchar perfectamente lo que hablaban.

-Ya no puedo mas con esto.- comenzó a hablar por teléfono. -Creo que e tomado una decisión

No podía oír lo que la otra persona detrás del teléfono respondía pero la señora en verdad se miraba muy mal.

-Pero es que ya paso mucho tiempo. El doctor dice que no cree que vaya a despertar.

Y entonces... sentí como algo se quebró dentro de mi.

Jacob.

-Estos años han sido los peores de mi vida. Este hospital es muy caro, ya no tengo dinero, ya no se que hacer. No duermo todas las noches pensando que pasara con mi hijo, verlo sumergido en ese sueño, dependiendo de maquinas para respirar, de unas tontas maquinas que creo que... a llegado la hora de desconectar.

NO. NO. NO.

Mi celular callo al suelo.

-Mami ¡No! ¡Por favor no lo hagas! no quiero que mi hermanito se muera, por favor no.- lloraba la pequeña.

Yo no sabia describir lo que sentía en ese momento, me encontraba en un estado de shock.

Tome mi celular y salí corriendo de ahí.

"Paciente 567"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora