Disclaimer: Alice in Wonderland pertenece a sus respectivos dueños. Sólo escribo por placer y sin fines de lucro.
Capítulo 1: La batalla
Todos estaban caminando hacia el lugar del combate. Alicia, con la espada vórpica en mano y su armadura sintiéndose cada vez más pesada, estaba muy preocupada. Pensaba en el futuro y más que nada, pensaba en el miedo que le daba no llegar a ese futuro. ¿Qué iba ella a hacer ahora? Jamás había sostenido una espada antes. No tenía ni idea de cómo vencer al Jabberwocky y comenzaba a asustarle el hecho de que Infratierra era real. Apenas había descubierto que no estaba soñando sino que se encontraba en la mismísima realidad y, por lo tanto, no bastaría con pellizcarse el brazo para despertar. Podría morir ese día. El Sombrerero, fiel a su lado, notó la preocupación en la joven rubia y trató de calmarla.
―No te preocupes. La espada vórpica es todo lo que necesitas para triunfar― dijo poniéndole la mano en su hombro. Alicia, aun pensativa, contestó.
―Sí, pero de todos modos estoy muy asustada. A veces quisiera ser más valiente o ser fuerte― dijo mordiéndose el labio. Tarrant no pudo evitar sonreír y le habló en el tono más tranquilizador. Él realmente era un buen amigo.
―Alicia, sabes que ser valiente no implica no tener miedo ¿Verdad? Si no que implica que puedas enfrentar esos miedos. Estarás bien. Yo te cuidaré― aseguró el hombre, aferrándose más a su propia espada. Ella forzó una sonrisa y la mirada del Sombrerero se aclaró un poco. Estaba un poco más tranquila ahora.
Ya habían llegado al lugar del combate. Un día gris en Infratierra, quizás iba a llover. Blancos y rojos, eran los guerreros. Blanca y roja eran las reinas. Cada una de su lado esperando que la batalla comenzara. Ya habían discutido. Alicia solo podía sentir odio hacia la inmensa cabezota. Estaba pensando en cuanto la odiaba cuando el grito de esta la distrajo.
― ¡Jabberwocky!
Y la joven vio emerger de la tierra a esa criatura negra con forma de dragón a la que tenía que enfrentar. Era aterradora y horrible. Se balanceaba de manera extraña y tenía una luz de color rojo eléctrico en sus ojos. Alicia se bloqueó. Por unos instantes, no vio ni escuchó nada. Todo era nebuloso a su alrededor. Se sintió un poco mareada y de repente, un golpe lanzó dolor a todo su cuerpo. Alicia volvió a la realidad. Estaba tumbada en el suelo y no tenía la espada vórpica en sus manos. Había caído en el suelo, a unos metros de su mano. Escuchó que el Jabberwocky venía por ella y se apresuró a buscarla, al mismo tiempo que Tarrant pinchaba la cola de la bestia, desencadenando así una batalla campal.
Alicia corrió hacia lo que parecía una construcción antigua con escaleras cuyos escalones no parecían muy seguros. Sin embargo, se daba vuelta a ver a la criatura siguiéndola y entonces debía seguir corriendo. Hasta que en un momento se encontró en una parte en donde había muchos capiteles rotos pero ninguna señal del Jabberwocky. Se ocultó, muy silenciosa tras esas columnas gigantes de mármol quebrado. En ese ligero momento de paz, Alicia notó que sentía un fuerte dolor en el estómago, pero no le importó mucho. Con ese silencio, ahora la joven de rizos rubios podía pensar.
"¿Y si la bestia me mata?" pensó para sí misma y comenzó a tener una serie de imágenes que pasaban por su mente.
Recordó la sonrisa del Sombrerero cuando la vio llegar a la fiesta de té. "Llegas terriblemente tarde, traviesa" fue lo primero que le había dicho.
Recordó algo importante que se prometió no olvidar "Eras mucho más muchosa, se ha ido tu muchosidad". No quería perder su muchosidad, aún estaba allí, oculta en su corazón.
Recordó cuando lo volvió a ver, luego de escapar del castillo de la reina roja, "Y es una linda estatura, grandiosa. ¡La estatura apropiada de Alicia!". Fue la primera vez en que había temido por Tarrant, había temido no volverlo a ver.
Recordó muchas cosas, pero la que le dio gran valor, sin siquiera saber por qué, fue esa noche tibia en el balcón de Marmoreal ."¿Sabes de casualidad por qué un cuervo es igual que un escritorio?". Alicia se dijo a si misma que iba a sobrevivir para poder responderle la pregunta al Sombrerero.
Mientras Alicia pensaba en eso, escuchó un sonido a sus espaldas. Era el Jabberwocky. La comenzó a seguir, destrozando todo en su camino. La persiguió hasta la cima de la construcción y cuando la tuvo acorralada, Alicia tuvo la iniciativa de saltar al cuello de la viscosa bestia. La sacudió tanto que ella pensó que se iba a desmayar. Entonces, el Jabberwocky dio un tirón tomando toda su fuerza y Alicia comenzó a elevarse en el aire, mientras Tarrant ya tenía a su merced a Stayne, la sota de corazones.
― ¡Perderás la cabeza! ― gritó la muchacha, tan alto para que todo el mundo lo oyera.
Alicia ya había caído sobre el cuello del animal cortándole la cabeza y esta comenzó a rodar por las escaleras hasta caer a los pies de Iracebeth, quien contemplaba la escena con una severa expresión de tristeza en el rostro. Tarrant miró a Alicia y luego recordó lo que estaba haciendo. Dejó caer su espada y dejó con vida Stayne. La atención de Alicia estaba otra vez buscando al Sombrerero y además su estómago le seguía doliendo, por eso casi no notó que los caballeros rojos se revelaron a su reina o que ella y Stayne ahora estaba encadenados juntos durante toda la eternidad. Sólo se interesaba en saber que él estaba bien. Y lo estaba. Estaba tan contento que emanaba felicidad de sus grandes ojos verdes.
― ¡Oh, Frabulloso Día! ¡Calu! ¡Caley!― exclamó con alegría y comenzó a mover su cuerpo de una forma muy extraña para la joven que lo miraba sin poder quitarle los ojos de encima. Alicia no podía dejar de sonreírle hasta que se dio cuenta de que la soberana blanca le estaba ofreciendo algo. Algo que parecía ser un recipiente con un líquido violeta brillando.
― ¿Con esto volveré a casa?― preguntó, con temor. No había pensado en irse todavía.
Con una sonrisa maternal, Mirana le respondió.
―Si es lo que quieres.
Alicia seguía contemplando el recipiente cuando escuchó que alguien hablaba detrás de ella.
―Podrías quedarte.
Era Tarrant. Alicia se dio vuelta para ver al dulce hombre de los ojos verdes. Esos ojos que sólo el poseía. Esos ojos que le pedían que se quede.
―Una gran idea. Una loca, demente y maravillosa idea― dijo Alicia y el Sombrerero sonrió. Iba a continuar hablando pero recordó su dolor de estómago. Se miró la armadura y notó que había sangre allí. Entonces recordó todas las veces que el Jabberwocky la había tumbado. Quizás sin darse cuenta, se había lastimado. El dolor parecía haber despertado de pronto en ella, haciendo que se tomara con fuerza dónde estaba herida y que empezara a marearse. El Sombrerero se dio cuenta al ver el rostro adolorido de ella y, como de costumbre, comenzó a preocuparse.
―Alicia, querida... ¿Te encuentras bien?― le preguntó, tratando de ayudarla.
―Creo que sí, debe haber sido...― Alicia no terminó la frase. De repente comenzó a tambalearse y Tarrant la sostuvo para que no se hiciera daño.
―Alicia, respóndeme.
Ella no contestaba. Sus párpados comenzaron a bajarse y vio como Infratierra comenzaba a desvanecerse hasta que dejó de escuchar los gritos de su Sombrerero. Ahora era todo negro.
Continuará
Si te interesa leer más sobre Alice in Wonderland, entra a mis historias "La igualdad entre el cuervo y el escritorio", "La historia del Sombrerero" o "Colección de One Shots AliciaxTarrant"
Gracias por leer, los comentarios serán apreciados
Cereza Queenie
ESTÁS LEYENDO
Sueños [AliciaxSombrerero]
FanfictionAlicia es fuerte y valiente. Luchará por la Reina Blanca. Y debe decidir si se va a quedar en Infratierra con el Sombrerero o si va a volver a su aburrida vida. Pero tiene un problema, luego de una herida grave en la batalla, los sueños y la realida...