16. ¿Quieres charlar?

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Chad Smith en multimedia.

—¡Vamos Katy!— me despertó un grito a mi lado.

—¿Qué rayos? ¡Josh! ¿Qué haces en mi habitación?

Estaba acostada en mi cama y Josh frente a mí, usando mi maleta morada como asiento.

—Intentando instalar los Sims 3—  sentenció como si nada.

—En mi habitación. Mientras duermo—  anuncié alzando una ceja. Esto no era nada raro...

—Puede que también te haya hecho alguna foto para vengarme de las que me has sacado vestido de hawaiano...—  sonrió sin mirarme— Tu amigo Paolo es un inútil— gruñó dando leves golpecitos a su portátil—, el juego no se instala.

—¡Te podría denunciar por acoso!

—Solo le llamé inútil, eso no es bullying.

—¡Por eso no, estúpido, por entrar en mi habitación!— me quejé.

—¿Sigues con eso? ¿Mi juego no se instala y tú te preocupas por eso?— vaciló.

—¡Ugh!— lo golpeé fuertemente con mi almohada.

—¡Auch!

Me di por vencida y mi mente se puso a reflexionar sobre otras cosas.

—Josh, ¿das buenos consejos?

—Todo lo que doy es bueno— levantó la vista del portátil, centrando toda su atención en mi persona.

—Pues ya conoces a mi amigo Paolo... El caso es que una persona le ha dicho que le gusta y él no sabe qué hacer. Todo el tiempo evita a esa persona pero tarde o temprano tendrá que hablar con ella...— describí mi situación disimuladamente.

—Paolo... Ya. ¿Quién iba a decir que está hecho un rompecorazones?— bromeó.

—¿No vas a ayudarlo?

—Él no me ayudó con mi portátil— me miró sarcástico—. Está bien... Debe besarla, si siente algo lo sabrá o si siente celos al verla con otra persona...

—¡Bien! ¿Y si al final le gusta?

—Perfecto, serán pareja.

—¿Y si no le gusta?

—Le romperá el corazón a esa pobre chica. Espera... ¿Esa chica no serás tú? Creéme, soy mejor partido que Paolo— subió y bajó ambas cejas pícaramente.

—No, pero gracias, le daré ese consejo de los celos.

—¡Me debes una!— canturreó burlón.

—Te podría haber echado de mi habitación a patadas, confórmate con mi presencia— anuncié sarcásticamente.

—Ya me voy— dijo apoyado en la puerta—. Aun así me debes una cita, me vestí de hawaiano para ti— susurró.

Ya sabía lo que iba a hacer, aunque viniendo de la reina de las ideas estúpidas, ¿qué te podías esperar? No me hizo falta hablar con Aubrey para que flirteara con Mike, era algo que ella hacía a menudo. Muchas veces ignoraba mi presencia por completo, como ese día.

—No creo que a Alex le guste— dijo el telonero con la vista fija en mí.

—Amiga, ¿verdad que no te importa que tenga una cita con Mike?— preguntó la rubia alzando una ceja.

Por supuesto que me importaba, ella no me gustaba para él. Pero eso no eran celos.

—No, podéis hacer lo que queráis— murmuré.

El último veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora