21. Refrescante

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Chad Smith en multimedia.

Estaban por todos lados, cada red social, cada sitio web, incluso en la tele.

"Chad Smith y Helena Bernoulli, la pareja del momento".

¿Por qué tuvo que ser Bernoulli? Ahora ni siquiera podía tomar chocolate tranquila sin pensar en ellos. Y lo peor es que no podría preguntarle qué pasó esa noche. No podría hablar con él sin aguantar los impulsos de estamparle el bendito helado de chocolate Bernoulli en la cara.

Tendría que intentar averiguarlo por mi cuenta, estaba en mi cabeza, ¿no? Algo tendría que recordar.

Antes de nada me disculpé con Maddie y pasé un buen rato hablando con ella, aunque no le dije lo que había pasado realmente.

Casualmente leí en Internet que el ejercicio ayudaba para recuperar la memoria y recordar mejor — no es que hubiese buscado información—, por lo que asistí a los ensayos de baile con Lea y los demás.

Si bien cansarme no sirvió para responder a mis preguntas, logró despejar mi mente.

—Buen trabajo— me dijo el bailarín que no sabe guardar secretos al terminar.

Lo cierto es que estaba recuperando muy rápido la forma, como cuando asistía junto a Maddie a una escuela de danza. Me entraba nostalgia al pensar en esos días.

Rayos, el ejercicio me trajo los recuerdos equivocados.

—Vaya, si es la mismísima Anna Pávlova— se burló una voz a mi espalda.

Al girarme, descubrí a Josh comiéndome con la mirada y una sonrisa vacilante en la cara.

—Dudo que las canciones de Chad Smith se usen para bailar ballet— respondí intentando decir su nombre sin mostrar una pizca de molestia.

—Solo quería hacerme el inteligente, en realidad lo acabo de buscar en Internet— sonrió apenado.

—¿El lago de los cisnes? ¿La muerte del cisne? ¿No te suenan?— rechisté enumerando sus obras.

—¿Qué clase de trauma tiene esa señora con los cisnes?

Tenía— lo corregí—, lleva casi cien años muerta. ¿Acaso has investigado algo sobre ella o te conformaste con saber su nombre?

—No pensé que fueras a hacerme un examen sobre ella, la próxima vez estudiaré— murmuró cabizbajo sobreactuando.

—Oh, no. Es un cero para ti. Tendrás que ir a recuperación.

—Pero...— rechistó.

—¡Nos vemos en septiembre!— lo corté.

Tras una corta charla sobre cómo me encontraba, me invitó a ir a la piscina horas más tarde con Mike y Aubrey con la excusa de "refrescarnos y relajarnos". No diré que me opuse, acepté enseguida su oferta.

Aprovechar el verano.

En la piscina ya nos esperaba Mike a medio sumergir, no había rastro de la rubia por ningún lado. Lo saludé con la mano y mi acompañante se fue a por bebidas para los tres.

—Pensé que no vendrías— pronunció el telonero, dispuesto a salir para llegar junto a mí, que estaba parada en el borde. La forma de sus piernas se deformaba bajo el agua de manera cómica.

—No podía decir que no a ver a dos tíos buenos en bañador— solté, aunque luego me arrepentí—. Lo siento, me junto demasiado con Josh— traté de ocultar mi rubor con mi pelo. Lo hacía a menudo, aunque no creo que funcionara demasiado.

El último veranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora