Seto llegaba al lago cuando al pasar junto a unos arbustos percibió un movimiento y miró en esa dirección. Vio a su siervo levantarse a unos metros y exclamar con encono--¿Por qué miércoles tuvo que ponerle ese nombre a su caballo?
Era tal la aflixión en la voz del melado que Seto supo que algo serio le afectaba más que nunca y saliendo de entre las ramas le preguntó directamente--¿Por qué te afecta tanto como le he puesto a mi caballo?—
El sorprendido rubio lo miró con ojos desorbitados por la sorpresa por un momento para luego replicar—Lo siento. He actuado de manera desubicada. Debo...--mientras intentaba una honrosa huída pero el otro pudo divisar las líneas de sus lágrimas y lo detuvo antes de que pudiera alejarse.
¡Responde! ¿Por qué?—preguntó esta vez con más intensidad el castaño mientras el otro le mostraba solo el perfil y él agarraba una de sus muñecas--¿Acaso... era el nombre de tu hermano?—
Por un momento el sorprendido Joey tembló. ¿Cómo podía él...? ¿Sospecharía de él? Más luego recordó la historia que le contara y con su semblante triste asintió.
Todos esos recuerdos volvieron a tu mente—le dijo Kaiba sorprendiéndolo de nuevo con una verdad más acertada de lo que creía—No debes dejarte sorprender por recuerdos tan poco placenteros. Debes asumir lo que sucedió y seguir con tu vida—aconsejó Seto y el corazón del rubio se reveló ante la idea.
Soltándose con furia le espetó--¿Qué sabe usted de eso, señor?—dijo con tono despectivo—Usted no sabe nada. Es incapaz de entenderlo porque usted nunca tuvo un hermano que quisiera. Usted no puede opinar porque solo ha conocido la buena cuna y los placeres de la vida. ¿Cómo se atreve a decirme que olvide a mi hermano? Si en verdad hubiera tenido un ser querido que muriera alguna vez sabría que eso es imposible. ¡Pero que va a saber un tipo como usted! Usted solo se quiere a si mismo—
El corazón de Seto fue golpeado por esas duras palabras y más por ser el otro quien las profería pero su cuerpo acostumbrado como estaba a no demostrar ser afectado demostró solo ira en la mirada y un duro resquemor al decir—Si eso es lo que opinas de tu amo, bien puedes irte para no regresar—
¡Eso haré!—dijo en el calor de la discusión el ojos de miel antes de retirarse furibundo, palabras de las que después se arrepentiría.
Vengo a disculparme con usted—dijo el rubio después de entrar en su despacho, luego de pedir audiencia.
El ojos azules miraba unos papeles sin prestar atención a su presencia en apariencia pero era que estaba muy afectado por todo eso que le rodeaba en concerniente con el otro y que no podía aclarar. Sentía deseos de decirle que con eso bastaba para tenerlo a su lado pero su orgullo lo impedía.
Sé que estuve fuera de lugar y que me comporté como un cretino cuando usted solo deseaba aconsejarme noblemente. Es mi deseo seguir bajo su mando si usted pudiera considerarlo—y es que el rubio se había dado cuenta que saliendo de su servicio perdía la oportunidad de llegar al monarca y llevar a cabo sus ansias de venganza que esta vez consumaría.
No veo porque tengas que disculparte—dijo duramente Seto—Después de todo dijiste lo que en verdad pensabas. ¿No es así? Que soy un egoísta. Un mal criado—dijo poniendo su mano sobre el escritorio con aspereza mientras se levantaba de su asiento y miraba los melados ojos un poco buscando una negación.
¡Jamás pensaría tal cosa de mi amo! ¡Fueron cosas que dije fruto del momento! ¡Del dolor que el pensar en mi hermano me causa! Le ruego me perdone por ofenderle—Joseph se había dado cuenta que la dura historia que contara sobre esa pérdida afectaba al castaño y la usaba en su favor.
De alguna forma entiendo tu pesar pero no puedo permitir que un sier...--dijo el ojos azules que se vio sacudido cuando el otro acudió a su lado y tomando su mano entre las suyas lo miró con desolación a la cara.
¡Amo! ¡Castígueme si es necesario! Pero permítame seguir a su lado—dijo el rubio muy cerca de Seto Kaiba trastornando todos sus sentidos.
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Rey de dragones
Science FictionEn el año Geos 2001 su exponente era el rey Milor, que pese a tener 30 años carecía de prole. Fue este hecho el que llevo a Midas, su consejero, a ansiar el poder que él poseía sobre el reino. Estando reunido en secreto con el rey que confiaba en él...