Helios

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Seto escuchó de pronto un gran alboroto. Estaba algo apagado por la distancia y los muros pero para que lo lograra oír significaba que era un escándalo mayúsculo. Temió por su rey. Aunque tenía a esas bestias protegiéndolo, quizás...

Salió de su habitación y arrastró los pies por los pasillos, pegado a la pared. Buscaba alguien que le pudiera comunicar que era lo que estaba sucediendo y mientras cruzaba un pasillo oyó voces a lo lejos.

¿Qué sucede?—decía un soldado a uno que se acercaba corriendo.

No sé—contestó el otro agitado—Todo es un caos en el salón de fiestas. Los dragones han entrado. Alguien gritaba que atacaron al rey—

Eso aceleró el pulso del castaño que llamó por ayuda--¡Oigan!—los hombres se acercaron presurosos y curiosos--¡Llévenme con el rey!—

¡Por nada en el mundo! ¿No sabe cuan peligroso...?—intentó advertirle el hombre.

Si él está bien y le digo que se negó a llevarme no sabe en qué peligro estará usted—lo amenazó el ojos azules.

Ese dragón...--Kurogane había salido de su ensimismamiento mientras sujetaba con premura al ojos azules. El melado lo miró—Es diferente. No es solo que hable aunque ningún otro dragón lo hace. Nisiquiera su otra cabeza. ¿Verdad?—pronunció el ojos rojos.

Lo mismo puede aplicarse a ti, humano pero no humano. ¿Quién es él?—preguntó el dragón al rey.

Un intento de ese hombre por hacer alguien que domine a los ojos rojos—le contestó el monarca—Le implantaron el corazón de uno de ellos—añadió apuntando a un dragón de ojos rojos.

Un humano con corazón de dragón. ¿A que extremos piensan llegar los humanos? Siempre ansiosos por poder. No aceptan a otros seres como sus superiores y sin embargo son tan bajos como para mutilar a los suyos con tal de adquirir poder—replicó el ojos azules con su mirada puesta en el pelinegro. En sus brazos Fye miraba también al dragón blanco.

¿Qué er...?—trató de preguntar de nuevo Kuro pero fue cortado.

¡Él es el original!—le dijo Joey.

¿El original?—preguntó en voz alta el moreno y entonces recordó aquellas palabras que dijo su rey cuando se hizo con el trono, la historia que contó. "...humanos y divinos..." "mezcla de dragón, divinidad y humano..."—¡No puede ser!—dijo al darse cuenta de lo que el otro quería decir.

¿Qué sucede Kurogane?—preguntó de pronto nervioso mientras Midas, Eisenbeck y las princesas también ansiaban saberlo.

Un nombre brotó de los labios del rey—Helios—

El ojos rojos miró al imponente dragón con renovado reconocimiento mientras los otros se preguntaban que estaba pasando. El rubio en sus brazos apretó su mano para llamar su atención--¿Recuerdas la historia que nos contó sobre su familia? ¿Recuerdas como dice que descubrió que inició?—Entonces Fye después de un momento de confusión recordó aquel relato de una divinidad que se enamoró de un humano y al perderlo casi se perdió pero que al pelear con un dragón y morir renació siendo en parte dragón para luego ir con la persona amada y destruirse para renacer también fusionado con esa persona--¿Quiere decir que tu otra cabeza...?—preguntó al dragón.

La cabeza parlante miró a la otra—Lamentablemente ya no recuerda quien era o razona pero al menos es parte de mí—

Midas, Eisenbeck y May no entendían nada pero no hacía falta. Entonces algo más tañó en la cabeza del moreno. "Por derecho". Miró a los dragones que pese a las órdenes de su amo se mostraban tan ansiosos de descuartizar a Midas y una sospecha aterradora se hizo con su corazón.

Ellos—dijo Kurogane apuntando con la cabeza a los dragones—Dijo que por derecho les pertenece la venganza. ¿Quiere decir...?—

¡Así que lo has resuelto!—dijo casi con pesar Joseph—¡Así es! Se los dije antes—

Fye y Kuro miraron a los dragones mientras en sus mentes se hacían a la luz. Por su parte la mente de Serenity estaba de pronto sumida en el caos. Eso quería decir...

Tres son las víctimas de ese bastardo—dijo Joseph apuntando con un dedo acusador al ex rey Midas y luego a los tres dragones.

¿Hermano? ¿Párafes?—dijo de pronto la princesa acercándose hacia los dragones mientras los qinsiseños pensaron que todo había sido demasiado para ella y había enloquecido. May en un gesto de buena voluntad intentó ir a por ella pero Eisenbeck no lo permitía asiéndola firmemente.

Para sorpresa de ambos el rey dijo—Ya no entienden las palabras pues fueron privados de la razón y el recuerdo.

Pero...--dijo ella a su hermano, viendo tantas ansias de venganza por parte de ellos.

Es solo instinto y un sentimiento de odio muy profundo que ni siquiera la muerte podrá borrar—le explicó el melado—¡Así es! Nosotros no somos simplemente humanos—

La forma humana solo es algo así como un período larvario para mis descendientes. La muerte no acabará con su vida. No en ese estado. Nosotros somos eternos—les contó Helios a sus azorados espectadores.

Rey de dragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora