No tan despiadado

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Como una mariposa—comparó Kuro, una terrible mariposa.

Entonces todos entendieron las fabulosas implicaciones de la familia Wheeler.

Joseph iba a decir algo entonces enmudeció, vio una figura que apareció en el vano de la mellada puerta y su corazón se encogió mientras iba a por el castaño--¿Qué haces tú aquí?—le preguntó.

El algo azorado ojos azules le contestó—Los soldados decían que habías sido atacado—había escuchado la explicación de la ascendencia terrible de los Wheeler y ahora el otro le parecía tan lejano, pero a la vez no podía aceptar la idea de alejarse de él.

Tanto recorrer para volver al inicio—dijo de pronto Helios que los miraba, alargó su cabeza para mirar los finos rasgos.

Joey lo miró y dijo—Alguna vez dijiste que yo me parezco a ti en más de una manera. ¿Quiere decir que él...?—apuntó a Kaiba.

¿Cuál es su nombre?—preguntó el dragón blanco.

Soy Seto Kaiba—se presentó el mismo. Ignoraba que era lo que le hablaba pero asumía que no era un ser de este mundo. Se sentía como un imponente y sabio ser que aunque terrible tenía algo...

Entonces no es mera coincidencia—dictaminó Helios y luego miró al melado para añadir—Es tu destino—luego de decir eso mirándolos, volvió su vista hacia su otra cabeza que oteaba para el otro lado nerviosa y alerta y puso su mentón sobre la frente en una conocida señal de cariño para todas las bestias del mundo.

Joey miró al castaño y sonrió. No podía negar ahora que todo estaba en su lugar desde un inicio con ese hombre. Kurogane y Fye se dieron cuenta del afecto que realmente los unía y entendieron un poco más el apegó del joven rey por el ex bibliotecario y las reservas de este a casarse con la señora Isis.

Midas vio la oportunidad en ese momento e intentó escapar mientras todos estaban confusos y distraídos pero había alguien que no lo estaba y que debido a su cercanía pudo atraparlo con rapidez mientras Helios le gritaba que no lo hiciera su otra cabeza se apoderó de la pierna del dichoso ex rey y lo arrastró hacia sí mientras Joseph reaccionaba con la velocidad del rayo. No podía controlar a la otra cabeza de Helios y no quería que devorara a Midas a quien identificaba como una presa ajena a su grupo. Solo podía evitarlo de una manera.

Saltó hacia los dos con su espada desenvainada y de un tajo cercenó la pierna del malvado ex rey. Luego se puso junto al caído mientras la cabeza daba cuenta del apetitoso bocado y el maldito gritaba de dolor sosteniéndose el muñón. Seto en medio del salón estaba confuso y algo temeroso pues no veía nada, fue dejado solo de repente y sentía gritos de dolor que podían ser...

¡Maldito! ¡Tú y tu maldita especie de degenerados monstruos!—gritaba el desaforado Midas dando sosiego al corazón de Seto.

Joseph miró con rencor al hombre y por un momento su hijo temió ser el espectador del asesinato de su padre pero el rey habló a Kurogane—Ve por el médico de la corte o cualquier médico que encuentres. ¡Rápido! No me haré responsable si se desangra—

Kuro y Fye entendieron que era una venia dada por él, quizás una muestra de consideración por el rubio ojos azules. El moreno asintió y fue rápido a por él.

Nunca consentiremos que nuestra princesa se asocie con un ambiente así. Es imposible confiar en seres tan salvajes—dijo Lord Eisenbeck mientras se llevaba de allí a la princesa May que miraba al rey con algo de miedo y desazón. En verdad en algún punto se agradaban. Si no fuera que el destino de ambos era separarse como ambos lo admitieron con sus miradas.

Cuando el médico llegó arrastrado por Kurogane el rey le ordenó que atendiera al paciente y luego le dijo a Kuro--¡Llévate de aquí a Serenity, a Fye y a Seto!—

¡No!—fue la instintiva reacción del rubio al ser mencionado. No quería alejarse de su padre, sentía que si lo dejaba solo con el rey, este...

¿Si quisiera matarlo en verdad le hubiera pedido un médico?—preguntó Joseph mirándolo con algo de cariño. Era verdad, se dijeron los otros pero aún así—No tengo que prometerte nada. Sabes bien que es mi derecho por lo que ese hombre hizo a mi familia. Es una desgracia que pertenezca a la suya. Sin embargo él debería agradecerlo—Esas palabras reconfortaron un poco el corazón asustado de DeFluorite e hicieron que de nuevo el ojos rojos viera diferente a ese rey aparentemente despiadado porque comprendía que estaba siendo considerado con Fye y él apreciaba a cualquiera que tratara bien a su amado amo.

Rey de dragonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora