ACTO SEGUNDO
ESCENA PRIMERA
Una callejuela junto a los muros del jardín de los
Capuleto. (Entra Romeo).
ROMEO
¿Cómo puedo ir más lejos si queda
aquí mi corazón? ¡Vuélvete atrás
busca tu propio centro, obscura tierra!
(Trepa el muro y salta hacia adentro.
Entran Benvolio y Mercucio).
BENVOLIO
¡Romeo! ¡Primo mío!
MERCUCIO
¡No es un tonto!
Estará ya en su casa y en su cama.)25(
WILLIAM SHAKESPEARE ROMEO Y JULIETA
© Pehuén Editores, 2001.
BENVOLIO
Corrió por este lado y saltó el muro
de este jardín. ¡Mi buen Mercucio, llámalo!
MERCUCIO
Muy bien, voy a llamarlo y conjurarlo:
¡Romeo! ¡Caprichoso! ¡Loco! ¡Amante!
¡Aparécete en forma de suspiro!
¡Si me dices un verso estoy contento!
Siquiera di «ay de mí» o «estrella y bella».
¡Dile un piropo a mi comadre Venus!
No se mueve, no se oye, no se agita:
como parece muerto yo lo invoco.
¡Yo te conjuro por los ojos claros
de Rosalina, por sus labios rojos,
por su alta frente y por sus finos pies,
por sus muslos vibrantes, por sus piernas,
y por sus territorios adyacentes
aparece como eres, te conjuro!
BENVOLIO
¡Vas a enojarlo si te está escuchando!
MERCUCIO
No se puede enojar. Le enojaría
si en torno de su amada yo invocase
un espíritu extraño y lo dejara plantado
allí hasta que ella lo sacuda.
Esto lo ofendería. Lo que invoco
es justo y es honesto, yo le pido
en nombre de su amada que aparezca.
BENVOLIO
Vamos, se habrá escondido entre los árboles
para fundirse con la noche intacta.
Su amor es ciego y busca las tinieblas.
MERCUCIO
Si amor es ciego, no daré en el blanco.
Ahora estaré debajo de una higuera
esperando la breva de su amada.
¡Ah! ¡Pícaro Romeo! Lo que buscas
es un etcétera para tu nabo.
Romeo, buenas noches, yo me marcho
a mi cama de ruedas a dormir