EPILOGO
PRINCIPE
Ya me enteré de todo. En esta fosa
por fin descansan los enamorados.
Ellos sólo buscaron el amor
el odio ajeno los llevó a la muerte.
¿Y ahora donde están los enemigos?
¡Qué maldición, Montesco, Capuleto,
ha caído en el odio que sembrasteis?
¡Porque el cielo dispuso que el amor
fuera el que aniquiló vuestra alegría!
¡Y yo, por tolerar vuestras discordias,
he debido perder a dos parientes!
¡El castigo ha caído sobre todos!
CAPULETO
¡Montesco, ésta es la dote de mi hija:
hermano mío, estréchame la mano,
Ya no tengo otra cosa que pedirte!)72(
WILLIAM SHAKESPEARE ROMEO Y JULIETA
© Pehuén Editores, 2001.
MONTESCO
Pero yo puedo darte mucho más.
Levantaré en recuerdo de Julieta
su estatua construida de oro puro.
¡No habrá imagen más bella y venerada
como la de la pura y fiel Julieta
mientras dure la vida de Verona!
CAPULETO
¡Con igual esplendor haré a Romeo
otra, junto a la estatua de su esposa!
¡Ay, pobres víctimas del odio nuestro!
En la paz enlutada de este día
el doloroso sol no se levanta.
Salgamos de este sitio para hablar
de estos amargos acontecimientos.
De los que del rencor participaron
unos tendrán perdón y otros castigo.
Jamás se oyó una historia tan doliente
como esta de Julieta y Romeo.