Sirius Black One-Shot.

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Sirius Black One-Shot: "La noche en la que perdió todo"

31 de Octubre de 1981.

La casa de los Potter estaba en ruinas.
En el cielo, arriba del tejado, se podía ver la marca tenebrosa colocada hace sólo unos minutos atrás.

Un joven de 21 años se bajó de la motocicleta voladora, que acababa de estacionar en la puerta de la casa de los Potter.

Él era un hombre bien formado, tez pálida, de cabello largo, lustroso y negro, y unos llamativos ojos grises.
Su nombre era Sirius Black.

Asustado, y con varita en mano bajó de la moto, para entrar en la casa de su mejor amigo, James Potter.

Una hora antes había ido al escondite de Peter Pettigrew, el guardián del secreto de la ubicación de los Potter, miembro de la orden del fénix y uno de los viejos amigos del colegio Hogwarts de Sirius y James. Al ver que Colagusano no se encontraba en su puesto y que no había señal de batalla, se preocupo. Sirius voló hasta El Valle de Godric para ir a ver si algo sucedía. Pero no esperaba encontrar la casa en ruinas.

El hombre esperaba con ansias que su mejor amigo, su esposa Lily y su hijo Harry, hayan logrado escapar.

Pero cuando entró en la casa, se llevó una gran decepción y sus ojos se inundaron en lágrimas al instante.

James Potter estaba muerto.

Su mejor amigo, su hermano, su compañero de vida estaba tendido en el suelo, con la varita a unos centímetros de sus manos.

Había llegado tarde.

Se arrodilló, llorando, al lado de su hermano, y se inclinó contra su pecho.

—No... James... no... esto no es posible... -dijo llorando-. ¡Vamos James! ¡Despierta! ¡La broma ya ha terminado! ¡Por las barbas de Merlin! ¡Por la tanga de Minnie! ¡Abre tus ojos!

Gritaba sin cesar y sacudía su cuerpo, esperando que James abra los ojos. Que se ría con él por haberlo hecho caer en la broma, que de señales de vida.

Pasados unos quince minutos, Sirius se dio cuenta que su mejor amigo se había ido.

Comenzó a recordar el primer día que se habían conocido, en el Expreso Hogwarts. Tenían tan sólo 11 años, pero ambos sabían que iban a ser amigos de por vida.
Luego recordó el día que él, James y Peter se habían convertido en animagos por primera vez.

El traidor de Peter Pettigrew.
Cuando recordó a ese ser despreciable su lágrimas fluyeron con más fuerza.
¡Confiaban en él!
¡Él los traicionó!

Escuchó un llanto proveniente del piso de arriba.
El llanto de un bebé.
Eso lo sacó sus pensamientos, y se irguió para subir las escaleras.

Una vez arriba entró en la habitación de Harry.
Lo que vio allí adentro desgarró su corazón por segunda vez en aquella horrible noche de octubre.

Lily Potter estaba tendida en el suelo, con lágrimas en sus ojos, pero en aquellos ojos de color verde esmeralda ya no había ese brillo que solían tener. Ahora estaban vacíos e idos.

Lily Evans también estaba muerta.

El llanto del bebé cesó en cuanto vio a Sirius, su padrino.

—Hola, Harry... -susurró, y se acercó a la cuna, para tomarlos en brazos. Pero el niño ahora estaba diferente. Había una cicatriz en forma de rayo en su frente-. Mira lo que te ha sucedido allí... -dijo, todavía con lágrimas en sus mejillas-. Creo que pronto se curará... pero primero... iremos a mi casa y yo te cuidaré... si... vendrás con el tío Canuto...

El bebé Harry sonrió, como si entendiera lo que Sirius decía.

Sirius observó el cuerpo inerte de Lily una última vez y luego salió de la habitación, con el pequeño Potter en brazos.

Bajaron uno por uno los escalones, hasta llegar a donde estaba el cuerpo de James.

—Lo cuidaré bien, James... lo cuidaré con mi vida, como un hijo... -el hombre lo dijo con la voz entrecortada y entre lágrimas.

Escuchó unos pasos en la calle, y salió con la varita en mano, y bebé encima, a ver que sucedía.

Rubeus Hagrid, el semi gigante, guardián de las llaves de Hogwarts, estaba parado en la puerta de la casa, con su pelo enmarañado y lágrimas en sus ojos.

—¡Sirius! -dijo el semigigante, en cuanto lo vio salir-. Así que es verdad... Lily y James...

Antes de que Hagrid continúe hablando, Canuto asintió con la cabeza, y con lágrimas en sus mejillas.

—¡Ah! ¡Harry! -sonrió al pequeño bebé-. ¿Me lo entregas?

—No... yo lo cuidaré Hagrid, sé que eso es lo que James querría... -empezó Sirius.

—Lo siento Sirius, pero me temo que me lo tendré que llevar, por órdenes de Dumbledore. Lo llevaré con su familia...

—Pero... yo soy la única familia que le queda... -le replicó.

—Los tíos de Harry, la hermana de Lily... -contestó Hagrid y se encogió de hombros.

—De... de acuerdo... -dijo Sirius y le entregó al bebé-. Pero... toma mi moto, Hagrid, por favor...

—Claro, de acuerdo... -dijo Hagrid, tomando a Harry en brazos y palmeando el hombro de Sirius-. Bien... creo que nos tenemos que ir... es un largo viaje hasta Little Whinging...

—Si, claro... -dijo Black y se acercó a el bebé Potter-. Pronto seremos una familia, Harry, y te sacaré de esa horrible casa muggle... pero hasta ese entonces... Buena suerte...

Besó la cabeza de su sobrino y desapareció, en busca del traidor de Peter.

Por culpa suya había perdido todo en una noche.

A James, a Lily y a Harry.

Lo había perdido todo.

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