Harry Potter One Shots

Emma Peverell One-Shot.

Emma Peverell, One-Shot: "La batalla de Hogwarts"

2 de mayo del años 1997.

La guerra había comenzado en Hogwarts y no era bueno.

Harry Potter había entrado en el colegio, para poder finalmente terminar con el señor oscuro.

Varios de los compañeros de Slytherin de Emma Peverell se habían ido, junto con los menores.

Ahora ella estaba con Alaska, la chica que conocía desde su primer año en Hogwarts, y con Travis su mejor amigo, cerca del bosque prohibido, para ayudar a proteger Hogwarts. Cerca de la casa de los gritos, cerca del sauce boxeador.

Emma era una chica rubia de ojos grises, perteneciente a la casa de Slytherin. Tenía diecisiete años, al igual que Alaska y Travis. Era de estatura media y esbelta.
Por otro lado, Alaska era una chica con el pelo azul y los ojos café, miembro de la casa de Slytherin también. Era unos centímetros más alta que Emma, y también era esbelta.
Por último, Travis, un chico con el pelo castaño y ojos azules, también pertenecía a Slytherin. Era más alto que Alaska y que Emma, con un cuerpo fornido y una sonrisa encantadora.
Ellos tres eran los únicos miembros de la casa de Slytherin los suficientemente más valientes que el resto para luchar contra Voldemort y sus seguidores.

Varias luces se notaron en el cielo.
Emma miro a Alaska, aterrada.

—Tengo que admitir que tengo miedo. -dijo, tomando fuertemente su varita, preparada para atacar a cualquiera que la quisiera atacar.

—Yo también estoy asustado, Emma... -dijo Travis-. Nadie en su sano juicio no estaría asustado.

—Trav tiene razón, Emms, todos estamos aterrados... -dijo Alaska, y miró a ambos chicos.

—Si nos llega a pasar algo, quiero que sepan que los adoro. -les dijo Emma, y suspiro profundo.

Algo se acercaba a ellos.
Emma lo intuía, lo sabía.

Unos segundos más tarde, escucharon unos pasos cerca de ellos, para ser más específicos, detrás suyo.
Miro primero a Alaska, ella la miró. Luego miró a Travis, quien le devolvió la mirada, y tomó su mano, ambos con la varita preparada.

Se dieron vuelta, y apuntaron con sus varitas a la entrada del bosque,  de dónde provenía el ruido.
Era un unicornio, que en cuanto los vio relincho.
Parecía asustado.
Los mortifagos estaban cerca.
Voldemort, estaba cerca.
Emma se acercó lentamente al unicornio, para acariciarlo.

—Tranquilo... -le susurró a este y luego miró a Alaska.-está temblando, eso solo puede significar una cosa.

Miró a sus amigos, ellos sabían perfectamente de lo que les hablaba.

Los pasos se escuchaban detrás de ellos. Luego se escuchaban delante de ellos. Estaban cerca, más cerca de lo que creían.

Tomó la mano de Travis con más fuerza, y cerró los ojos durante unos segundos.

Tres mortífagos aparecieron frente a ellos, apuntando con sus varitas, dispuestos a asesinarlos.

—¡Avada...! -empezó a gritar uno, pero Emma lo detuvo, apuntando con su varita, y gritando a la vez.