Capitulo 3- Despierta

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Capítulo 3

Abro los ojos, muy desorientada. Más de lo normal; y eso es muy malo.
No puedo creer que usaran su Impulsión conmigo.-Pienso con la vista borrosa. Es decir, sé que soy terca y que no me hubiera ido de allí sin una muuuuuuuuy buena explicación; pero bloquear mi mente no es muy sutil que digamos.
Las palabras del Máximo Señor quedaron grabadas en mi memoria...
La muerte del príncipe Venus...
Pero es imposible que yo hiciera algo..¡Ni siquiera lo conozco! Pero me es vagamente conocido, algo relacionado con la princesa Sebby, la soberana de las hadas de la región del noreste. Aún recuerdo la vez en la que mi profesor, asignado por Nick, me dijo como se regían los reinos de las hadas. Son bastante complicadas, a decir verdad.

"-Las hadas tienen territorios en todo el mundo. La mayoría fueron conquistados por soberanos muy poderosos y, luego de su muerte, se dividieron entre sus hijos. Las hadas, por lo general tienen entre 7 y 20 hijos, por lo que se reparten entre los mayores y éstos eligen entre sus hermanos menores para que ejerzan como: generales, soldados, estrategas..etc. Las princesas herederas solo pueden reclamar el trono si están casadas con alguien acorde a su estatus; sólo en casos muy particulares, se les ha permitido casarse con plebeyos. Hay un caso muy actual... la princesa Sebby Satch, de la región de Alemania. Se plantó delante de todo el consejo reciente allí, de la mano con un profesor de arte, diciendo que se habían casado. Fue todo un escándalo y una gran problemática ya que en ese momento se desplomó la tercera guerra mundial... aún así, son muy pocas las reinas que no son acompañadas por un príncipe.

-¿Y los hombres, también es así?- Había preguntado yo. El profesor me miro y luego se rió.

-¡Oh, no! Hay muchos monarcas que son casados con doncellas, plebeyas...- No lo seguí escuchando.

-Típico. Todos son machistas.- Murmuré."

Y eso fue mi conclusión: No importa si son azules, con alas, con mil millones de años o si tiene los conocimientos del mundo y de la historia... El machismo los contamina.
Y hace ocho meses tuve que enfrentarme a un ejercito de hadas transformadas en medio demonio; los guerreros de Sebby incluidos. Encontraron a la pobre encerrada por magia negra en el centro de un círculo de brujas Symbu, las malditas fueron contratadas por mi padre. Pero él no se esperaba que yo descubriera sobre mi poder con la Influencia...
Una mano pequeñita me toca la frente y luego me hace ademán para darme algo de tomar, rendida y sin fuerzas, tomo lo que me da.
Cuando por fin enfoco la vista, veo a una niña de unos 8 años, mirándome y con un jarrón de porcelana en una mano y una taza en la otra. Pestañeo varias veces y me veo en una habitación sencilla, en una cama para uno y envuelta con mil matas, que dan la impresión de estar en un horno. La niña sonríe cuando ve que estoy despierta.
Abre la boca y espero una dulce voz... pero un grito que resuena en la habitación.
-¡Ya despertó!.-Grita la niña, pero sin salir de su lugar... mirándome. Sus cabeza rubia esta rodeada por tensas y cintas azules, y su adorable vestido lleno de vuelos y de color blanco con bordado dorado... era contrarrestado por su potente voz de niña de 11 o 12 años.

No sé dónde estoy y esta niña me está asustando.-Pensé.
Y en ese instante en que todo fue silencio, una cabeza de pelo rubio castaño entró. Supongo que es su hermana o su madre, porque el parecido es increíble. Ambas con los pelos tensados y con cintas de colores, las de la muchacha eran de color dorado y su vestido era blanco y sencillo. Su gran sonrisa de dientes blancos, igual a la de la niña, me dio miedo.
-Ya estas mejor... me alegro. -Murmura la muchacha. Se acerca a la cama y me saca un paño de la frente que, hasta ahora, ni sabía de su existencia. Luego saca a la niña del brazo y ambas salen, dejándome más confundida.
Reúno fuerzas para moverme y el dolor en la cabeza aumenta. Me quedo quieta.
Observo la habitación, es sencilla y muy acogedora: la cama en una esquina, una mesa de luz al lado, un ropero en otra esquina y veo una ventana mediana con unas preciosas cortinas de flores blancas en un fondo azul marino. Como el color de los ojos de la niña y la muchacha.
Inatento moverme otra vez, y esta vez logro mover las manos sin que se me parta la cabeza. Aparto la cantidad de mantas y me veo vestida con un camisón blanco, casi transparente, y saco una pierna después de la otra; ya sentada en la cama respiro hondo y espero a que algo pase. Lo que sea... pero no pasa nada. Así que me apoyo en la mesa de luz e intento pararme. Mis piernas están entumecidas y el piso enfría mis pies, así que para cuando llego la ventana, deben de haber pasado más de veinte minutos. Corro las cortinas y la luz me ciega.
Y cuando abro los ojos veo algo distinto, y una cosa me inquieta: no se dónde estoy.
Giro en redondo y camino como borracha hasta la puerta, o me estrello contra ella, mejor dicho. Y recién soy consciente de que todo está echo de madera: la cama, el ropero, las paredes, el piso, la puerta... La abro y veo que afuera también esta lleno de madera; un largo pasillo, tres puerta, que deben de dar a tres habitaciones, y una escalera al final. Renuevo mi marcha de borracha y llego a la escalera. Bajo escalón a escalón y mis piernas vuelven a estar un poco más firmes.
Miro hacia mi alrededor y veo una casa familiar, sencilla y escucho el canto de una mujer, la risa de una niña y el sonido de leña siento partida. Dos pasillos se abren al pie de la escalera, y una gran pregunta se me cruza por la cabeza: ¿Izquierda o Derecha? ¿Izquierda o Derecha? ¿Izquierda o Derecha?
Izquierda.
El maravilloso camino de la izquierda da a una sala de estar que esta a oscuras por unas cortinas que cubren un ventanal; hay un gran sillón y dos chicos en torno a una mesa de té redonda y de cristal. Muchos retratos, en los que no distingo quien es quien, adornan las paredes y también hermosas flores colgantes de macetas con dibujos de colores pastel. Una alfombra de color azul cubre todo el espacio.
El sonido de la leña se hace más fuerte a medida que camino, y veo una puerta en una esquina de la sala. Voy hasta ella y la abro, otra vez la luz me ciega. Pero veo algo conocido, algo que me da seguridad, algo que me hace rabiar y reír, que me saca de quicio y me protege como nadie, ese alguien... Alex. Esta sin remera con todos sus músculos tensos, unos vaqueros desgastados, el pelo rubio pegado a la frente y un hacha en la mano. Esta...bueno, háganse a la idea de como está.
Corro, troto o lo que sea que estoy haciendo hacia él. Un grito sale de la casa, mi nombre se escucha por todos lados; y hace que se volteé al tiempo en el que me tiro sobre él y lo abrazo con todas y cada una de mis fuerzas. Lo veo estar mas tenso que antes... y entonces me doy cuenta de lo que estoy haciendo. Una de sus manos se posa en mi cabeza.
-¿Melody?¿Estas bien? ¿Que pasa?.-Su voz esa cansada, pero firme y preocupada.
Y de la nada me aparto de él como si su contacto me quemara; Alex no puede estar más confuso.
Y recobro la voz. Las palabras salen roncas de mi garganta y al segundo comienza a arder. .
-¿Dónde... e-estamos?-Pregunto entrecortadamente. Él deja caer el hacha y se limpia las manos en los vaqueros.
-En a casa de mi madre. -Dice simplemente. ¿Madre?
-¿Q...ué p-pasó en l-la...? -No ogro terminar de hablar, mi garanta me mata. Me llevo una mano hasta ella y maldigo a mi Influencia por sólo funcionar con otros y no conmigo; así podría curarme y no tener que actuar como si estuviese borracha. Pero Alex lo entiende.
-Tienes a todo el Consejo en tu contra junto con el reino de la reina Laura y el de Sebby también... Nick tuvo que Usar su Impulsión contigo antes de se metieran en tu cabeza. - Dice. Yo sólo lo puedo mirar, incrédula.

El Precio De La CoronaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora