Capitulo 5

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Capitulo 5

Llego hasta que 5  metros nos separan.
-Melody...-Dice Alex, con vos de "No Me Provoques". Sonrío. Sé que tiene fama por se el chico malo; pero yo se que es bueno en el fondo pero severo en el exterior. Veamos tu exterior, Alexander. -Pienso.
-¿Que pasa Alexander? ¿Tienes miedo? -Pregunto despacio. Muchos de los presentes se acercan o paran la oreja para saber que pasa. Y cuando Alex le hace señas  a uno de los soldados que tiene al lado para que le dé un arma, sé que gané.
Suelto una risita y pienso para mi 'Que empiece el juego, campeón'
Dos minutos después estoy esquivando la daga que tengo al lado de mi mejilla y a la vez intentando quitarle la espada. Una de sus mano me inmoviliza el brazo izquierdo, me echo hacia atrás de golpe y mi cabeza impacta contra la suya, haciendo que retroceda.
-No soy de porcelana, Alex. -Susurro, sin aliento. Todo el mundo allí presente, soldados y sirvientas, está a nuestro alrededor. Mirando.
Él sonríe y, con la nariz chorreando sangre, intenta llegar hacia mi. Yo tomo impulso y salto dando una voltereta en el aire cayendo detrás de él. Me giro tan rápido como puedo e intento golpearle por detrás, pero la punta de su espada me lo impide. Se da la vuelta y su cara queda a centímetros de la mía. Siento su aliento, y el tiempo se para; no soy consciente de lo que pasa a mi alrededor. Hasta que un dolor en mi oreja me hace despertar. Le golpeo con mi rodilla en el estómago, le doy tantos puñetazos en el pecho y en la garganta como puedo. Su daga y espada salen al combate y me corto el dorso de la mano izquierda al intentar pararlas. Salto hacia atrás, tengo que encontrar una forma de noquearlo sin matarlo.
Miro hacia arriba, el sol resplandece y tomo mi oportunidad mientras él vuelve hacia mi.
Agarro la empuñadura de la daga con la mano izquierda y la espada con la derecha;  la espada refleja el sol y lo ciego momentáneamente; ¡eh aquí mi oportunidad!
Giro sobre mi misma y le golpeo las manos con mis pies, arrojando ambas armas de sus manos. No pierdo tiempo y lo empujo hacia atrás, derribándolo.
Caigo sobre él y le aprisiono las manos sobre su cabeza con una sangrante mano. Mi espada cae a medio metro de nosotros en un ruido sordo. Con la otra mano presiono mi daga contra su cuello y sonrío. -Gané. -Susurro. Y escucho los gritos de victoria de los soldados. Me levanto y le tiendo la mano a Alex. Tirado en el suelo y todo lleno de tierra y sangre, sé que no usó tosa su fuerza conmigo. Y se lo agradezco; Él lo sabe.  
-Ganaste. -Conforma con una mueca, y tocándose con cuidado la nariz. Creo que se la disloqué.
Me acerco a él, esquivando el bullicio de gente que me felicita y habla de no se qué con él. Cuando estoy lo suficientemente cerca me inclino y le beso en la mejilla. Enseguida veo como la sangre desaparece y su mueca se transforma en una sonrisa tensa.
Naturalmente, nadie sabe sobre mi Influencia.
Horas más tarde, me reúno con todos los soldados en un gran comedor. Mesas kilométricas y miles de vasos y platos llenos de comida y vino. Es demasiado familiar. Y de la nada, vuelvo a los días en la Academia del Sur. En el Gran Salón y con el calor de Brasil, reunida con todos mis amigos: Mick, Abby, Saúl, Roberto, María, Sean, Alan...
Pero ahora estoy en un lugar tan alejado y distante a eso, que me sorprende. Alex come silencioso a mi lado, a diferencia de los demás. Después de nuestro combate, Jhon me presentó a varios generales y soldados; por lo que ahora estoy más cómoda con todo esto.
La inquietud de todo esto junto con la incertidumbre no me deja comer nada, así que decido terminar con eso.
Me inclino hacia Alex.
-Hey... -Lo llamo. Alza sus ojos azules hacia mk. -¿Donde esta Luck? -Pregunto discretamente. Él se atraganta con el vino que esta tomando y le toma un rato recuperarse. ¿Que le pasa?
-Emmm... Él...-Esta nervioso. Y yo me preparo para lo que sea. -No es el momento, Melody. -Murmura y vuelve a comer. Me ignora totalmente, así que lo intento de otra manera. Me incorporo en mi asiento y me concentro en Alex, lo visualizó en mi mente: su ancha espalda, su cabello rubio, sus ojos azules, su voz... Y de pronto estoy en su mente. Por muy raro que parezca, su mente es un bullicio increíble; hay mucho ruido.Ahora intento buscar a Luck en sus últimos recuerdos. Dos segundos y nada; después veo una mancha negra, hago todo lo posible por llegar a ella.Y...
-Acepto la sentencia por ella. Yo seré castigado. -Su voz. ¿Que esta diciendo? Me concentro más y ahora sí puedo verlo. Y me veo a mi desde arriba, tirada en el suelo y temblando.
Claro, me recuerdo, es la memoria de Alex. Y cuando conecto los hilos... Casi me desmayo. La respuesta es una: Luck aceptó mi castigo, y yo seré una exiliada.
Cierro los ojos y los vuelvo a abrir estoy de vuelta en el salón junto a Jhon y Alex. Me giro para verlo, horrorizada.
Me levanto sin decir palabra y salgo casi corriendo por la puerta.  Y solo pienso en una cosa:
                              Luck va a morir por mi.

El peso que sentía en el cuerpo ni se le acercaba al de mi corazón. El aire frío del campo me azotaba la cara cuando salí hacia el exterior. Muy pocas personas estaban a estas horas de la noche, solo algunos herreros y madres metiendo a sus hijos dentro de sus casas.
Luck.- Pensé. -¿Que estas haciendo?
Me desvíe de los caminos, no quería estar cerca de nadie. Una extensa pradera se extendió a mis pies cuando salí de las fronteras del poblado. Paré de correr, me quedé quieta, recuperando el aliento. Miré el cielo y pensé en la oscura y sucia celda en la que debería estar.
Oh, Luck. Todo por mi...-Más lágrimas salieron. Pero no me detuve, moví un pie después de otro y en unos segundos estaba corriendo por los pastizales.
Esta escena era muy parecida al primer día, cuando me llevaron a la Academia y me asignaron a mis Guardianes: Alan y Luck.
Recuerdo que pensé cuando los vi. Ambos llevaban el traje de entrenamiento gris; recuerdo a verme paralizado cuando los vi armados. Y en la noche. Cuando, después de que me dijeran que sería la siguiente princesa en ausencia de mi madre, la cual ni conocía, y que tendría que gobernar un reino, personas, niños y mujeres, hombres que me dejaban su vida en bandeja de plata...Recuerdo estar totalmente asustada, no creí que sería capaz.
Estuve deambulando por los grandes y largos pasillos, desesperada. Hasta que, en mi brillantez, le pregunté a una sirvienta en donde estaba la salida.
Salí corriendo hacia la jungla; árboles enormes y ruidos extraños en la oscuridad fueron lo que me acompañó. Recuerdo haber extrañado a mamá, no a la biológica. Camilla McNeel, en ese momento añoraba ver su cabello pelirrojo, sus ojos verdes y grandes, su sonrisa amorosa y deseaba sentir sus brazos...
En medio de todo aquello tenía miedo; no conocía a nadie y sin embargo, todos parecían saber quién fui, era e iba a ser. Mis pies seguían moviéndose, y corrí más rápido cuando escuché un ruido, siguiéndome. Y, salido de entre las sombras, estaba Luck.
Más lágrimas salieron ante el recuerdo.
Los pies me mataban y mis piernas estaban entumecidas, pero la verdad del momento me cegaba la mente. No podía pensar en otra cosa que no fuera él, en como me enseñó a lanzar un cuchillo, en como me consoló cuando pensé que estaba sola y todo me superaba. En como me quería y, por mucho que me enojara con él, yo también.
-¡..lody!-Escuché a medias un grito. Su grito; aminoré en paso. Luego sentí los brazos de Alex aprisionarme, mis rodillas tocaron el suelo y lancé un grito desde lo más hondo de mi alma.
-Tranquila...-Susurra. Él lo sabía, lo sabía y no me dijo nada. Y la ira me dominó. Ira hacia él.
Cerré mis manos en puños y empecé a golpearlo hasta que me soltó.
-¡¿Porqué mierda no me lo dijiste!?-Le grito, aún derrumbada en el suelo. Alex estaba entre corresponder a mi ira o rendirse. Suspiró, y se rindió.
-Luck... -Susurró, sin palabras. Abro la boca para gritarle otra cosa, pero haba primero. -Él me obligó, no me dejó ayudarle o pensar en otra alternativa. -Tuerzo el gesto y él busca algún signo de que la llama en mi interior se apagó. Sólo logró que mi dolor aumentara, pero no se acercó. -Escucha...-Susurra, con un intento de sonrisa en la cara. -Hay que pensar en algo. Tu... La sentencia es en dos semanas, tenemos hasta entonces para pensar en algo. -Dice, como si fuese un consuelo.
Alto... ¿Alex intenta consolarme?
Muevo la cabeza y desecho ese pensamiento. Me paso el dorso de la mano por la nariz y lo miro fijamente, buscando algo que me dice que me miente. Como a estado haciendo.
Pero no. Suspiro y me centro en encontrar alguna respuesta, una idea, o lo que sea que nos ayude a ayudar a Luck y luego de hacerlo, tengo que arreglar unas cuentas con la arpía de Laura y devolverle la cordura en la cabeza a Sebby.
-¿Y como piensas salir de aquí? Creía que no se podía...-Digo,  mi voz quedó ronca por gritar.
Alex sonríe con arrogancia.
-Cada tres días, unos sacerdotes vienes a inspeccionar las cosas, a curar a algunos enfermos, a reclutar y ese tipo de cosas. Si lograramos salir junto con ellos...-Pero no termina la frase. Y mi cabeza hace click.
-¿A quiénes reclutan, exactamente?-Pregunto. Él capta mi idea y me tiende una mano para levantarme, la cual acepto.
-¿Sabes? Jamás te había visto correr tan rápido. -Comenta, mientras camina a mi lado. Yo no sonrío. Miro el cielo estrellado y el viento me remueve unos pelos suelto entorno a mi cara. Alex se aclara la garganta, y me esfuerzo por no decide que se calle. -Mel... -Giro mi vista hacia sus ojos. Su azul reluce en la noche. -... Vamos a tener que quedarnos ahí. -Hace señas a la fortaleza, donde se escuchan el festejo y risas de los soldados.
-¿Y eso es malo?-Pregunto. Naturalmente, y después de la escena de antes, no se esperaba que yo no me opusiera a ello. Así que niega con la cabeza;  una sonrisa casi imperceptible aparece en su cara, llena de sombras reflejadas por las llamas de las antorchas iluminado el camino de piedra.

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