Narra Axel
Me sorprendía pensar que tenía cita con Evelyn Ros, todas las personas la conocían por meterse en problemas. Pensé que rechazaría la cita, pero para mi sorpresa no lo hizo. No sabía dónde llevarla, la quiero sorprender, pero no la conozco para nada, sabía que se me iba hacer difícil pensar en una cita para que ella se sintiera bien. Estaba en mi casa del árbol, puede que pienses que es algo infantil, pero es que aquí es donde puedo ser yo mismo. Escuche a mi madre gritar que ya estaba la comida lista, por lo que baje y entre a la casa, ya que mi casa del árbol quedaba en la parte trasera de la casa.
-No quiero que se vuelva a repetir - Dijo mi padre refiriéndose a la detención - No quiero que sepan que un hijo mío anda metiéndose en problemas. Tenemos que cuidar la imagen -Dijo mirándome fríamente. Para él todo tenía que ser perfecto, pues, entérate padre, nadie es perfecto.
-Tienes razón -Dije metiéndome un pedazo de carne a la boca. Mire a mi madre y pude notar que sus ojos estaban tristes. Abrí la boca para hablar con mi padre, pero esta enseguida negó con la cabeza, siempre era lo mismo y eso me colocaba furioso.
-Siempre la tengo -Dijo secamente. Después de esto se paró de la mesa y me miro fríamente, sabía lo que venía-Vamos a mi oficina.
Subimos las escaleras y después caminamos por el pasillo, la casa era grande, por lo que el camino se me hizo eterno. Mi padre era uno de los ejecutivos más reconocidos de la ciudad, por lo que nunca me falto nada, es muy estricto y serio con las reglas y tiene solo una forma de hacer que yo las siga.
-Ya sabes que hacer - Dijo quitándose la correa - No quiero que lo vuelvas hacer y no solo es por lo que hiciste, si no por lo que en un futuro querrás hacer, si lo haces, ya sabes que te viene.
Me quite la camisa y me arrodille dejando mi espalda a su merced. Sabía que esto dolía demasiado, cerré mis ojos esperando a que el golpe llegará rápido y salir de una vez de esto. Sentí el primer golpe en mi espalda, el cual hizo que mi espalda se arqueara y que un gruñido de dolor saliera de mi garganta, luego vino el segundo golpe, apreté mi mandíbula para aguantar el dolor que estaba empezando a emerger en mi interior, luego un tercer golpe, con eso basto para que mi espalada comenzara arder, sentía mucha rabia, pero sabía que no le podía decir o hacer algo por lo que me quede callado, pero sabía que ese dolor y esa rabia saldrían tarde o temprano de mi interior, en el cuarto golpe mi padre lo dio con más fuerza haciendo que casi mis manos resbalaran por el suelo y luego el último golpe pero el peor de todos llego, cerré mis ojos tratando de que las lágrimas no salieran de mis ojos, sentía que mi cara estaba ardiendo por la rabia, mis manos estaban echas puños por el dolor de mi espalda, sentía gotas de sangre que resbalaban de aquella, aunque no la sintiera.
-Recoge tus cosas y vete a tu cuarto -Dijo colocándose la correa.
No le dije nada, mis ojos estaban ardiendo. Cuando me levante casi pierdo el conocimiento, sino fuera porque me apoye del escritorio me hubiese caído, mi espalda me dolía demasiado, por lo que me costaba estar de pie. Cogí mi camisa y salí de su oficina, camine hacía mi cuarto y me encerré en ella. Mi madre no sabía nada y tampoco quería que lo supiera, no la quería preocupar con mis problemas, ella piensa que soy muy feliz y no le quiero arruinar ese pensamiento. Quería que la ira que tenía se fuera por lo que comencé a pegarle a las paredes con mis puños, era la única forma de descargarme. Segundos después cogí alcohol y algodón y con cuidado me fui curando como pude, sentía el alcohol entrar por mis heridas, por lo que cada vez apretaba más mi mandíbula, con el pasar del tiempo me fui acostumbrando. Solo en lo que me preocupaba era que mi madre nunca me lo viera, la verdad es que no quiero que nadie me las vea, tenía cicatrices que se veían muy mal, cada vez me preguntaba cómo le explicaría a mi futura esposa el porqué de mis cicatrices. Cuando las heridas secaron me coloque la camisa y me dispuse hacer mi tarea.
Oí que tocaban mi puerta, sabía que era mi madre, por lo que la deje pasar sin ningún problema, aunque si fuera mi padre, de todos modos tenía que dejarlo entrar.
-¿Cómo estás? -Dijo sentándose en la cama.
-Bien -Dije mirándola con dulzura- ¿Y tú? -Pregunte mirándola a los ojos.
-Bien -Dijo dándome un beso en la mejilla -Cada vez estas más guapo- Dijo guiñándome el ojo - Aunque te deberías de cortar ese cabello, ya lo tienes un poco largo.
- Madre, mi cabello está bien - Dije pasando mi mano por mi cabello -Mañana tengo una cita -Dije moviendo las cejas de arriba abajo, sabía que eso a mi madre le causaba gracia.
-¿Quién es la afortunada? -Pregunto abriendo los ojos por la sorpresa, no era que no saliera con chicas, solo que mi madre siempre se colocaba alegre, creo que está esperando a la elegida.
-No la conoces, se llama Evelyn -Dije encogiéndome los hombros -La verdad solo he hablado una vez con ella y esa vez, fue hoy -Dije sonriendo.
-Ya veo. La quiero conocer -Dijo mirándome seriamente -¿Cuándo la invitaras? -Pregunto levantándose de la cama.
-Madre, que parte de que solo he hablado una vez con ella no entiendes - Dije alzando la ceja.
-Está bien -Dijo levantando las manos - Solo quiero saber si es la indicada, uno nunca sabe -Dijo guiñándome un ojo.
Después de esa plática de Madre e hijo que acabábamos de hacer, seguí haciendo mi tarea. No me podía concentrar por el dolor de mi espalda. Salí de mi cuarto en busca de algo para calmar el dolor. Luego subí a mi casa del árbol y allí me deleite con lo que más me gustaba hacer. Tomar fotos. Era algo que me relajaba, cada vez que le tomaba foto a algo, le podía ver atreves del lente la belleza que escondía el universo. Sé que suena loco o puede que suene tonto, pero aquello era lo que me atraía. Me di cuenta que tenía un mensaje en mi celular.
<<Hoy hay fiesta con las animadoras>> Decía en el mensaje que mi mejor amigo Daniel me había mandado.
<<No estoy de ánimos>>
<<Nunca lo estas, vamos anímate, aquí esta Lauren preguntando por ti>>
<<Será otro día>> Escribí de rapidez, para luego hacer lo que más me interesaba.
Cogí mi cámara, la cual me había regalado mi madre de cumpleaños, era una cámara compacta de 35MM. Me la colgué en el cuello y salí de mi casa. Quería relajarme y eso solo lo lograba mi cámara.
La noche estaba fría. Las calles estaban inundadas de personas, las estrellas resplandecían en el cielo. Si, al parecer es una noche hermosa. Todos los bares estaban abiertos, por lo que se podía escuchar la música que sobresalía de ellos. Nunca me caracterice por ser un chico que estuviera en bar en bar o en fiesta en fiesta y si lo fuera tendría que cuidar una imagen para la familia, así que de igual manera me da igual. Hay muchas cosas que odio de cuidar "la imagen para la familia" una de ellas era que no podía hacer las cosas que quería, como por ejemple ser un fotógrafo, ya que mi padre quiere que sea un gran ejecutivo así como él. Puede que esté de acuerdo con él y es que bueno, quería un futuro bueno para mí, pero no era lo que me hacía feliz.
Me fui al parque más cercano y me senté debajo de un árbol. Me coloque lo audífonos y empecé a escuchar I feel alive de We the Kings, era uno de mis músicos favoritos. Vi a dos personas paradas en el puente que estaba enfrente de mí, preparé mí cámara y con un clic les tome una foto.
Hola como he dicho antes, aquí está el segundo capítulo, espero que les haya gustado. Saben que no me gustan las lectoras fantasmas, Gracias por leerme.
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Strong (editando) #SeizeTheLoveSpanish
Teen FictionTodo comenzó por una apuesta, pero quien iba a pensar que por una estúpida e insignificante apuesta mi oscuridad se iba a convertir en luz por un completo idiota de 17 años. A veces pienso que el destino hizo lo suyo, que nos juntó para conocernos e...