Narra Evelyn.
La idea de hacer una pizza fue divertido, recuerdo muy bien ese labio manchado por la salsa que había hecho y solo Dios sabía que es lo que había sentido cuando él me cogió de la cintura y quede pegada a él, solo podía tener una cosa en mi cabeza en ese momento y era tener mis labios junto a los suyos, pero no hice nada que después me pudiera arrepentir. El domingo no hice gran cosa como era de esperar, Axel no me llamó ni tampoco recibí un mensaje de él, aunque tampoco lo esperaba.
Hoy esperaba que las cosas estuvieran como siempre en el colegio. Estaba sacando mi libro de Matemáticas de mi casillero, pero al parecer le salieron piernas y salió corriendo, ya llevaba más de cinco minutos buscándolo y aún no había señales del maldito libro.
-Al parecer si te queda el sobrenombre huracán -Dijo Axel apoyándose al lado de mi casillero.
-Cállate Axel, ahora no tengo tiempo para tus idioteces -Dije respirando hondo.
-¿Qué buscas?-Pregunto mirando dentro de mi casillero, con una sonrisa burlona en sus labios.
-Mi libro de matemáticas -Dije dándome por vencida; mientras cerraba mi casillero.
-Se estará muriendo en aquel desorden -Dijo riendo; mientras se daba media vuelta y luego saludaba a una chica.
No le presté atención y fui a la clase de Matemáticas sin el libro. No les voy a mentir que sentí algo extraño en mi interior cuando Axel me dejo por saludar a la estúpida chica que lo estaba mirando desde hace rato, era extraño ya que nunca había sentido algo parecido. Cuando sonó el timbre me apresure un poco, ya que el salón de matemáticas no es que quedara cerca de donde estaba. Cuando entre al salón me di cuenta que era una de las primeras, por lo que pude elegir mi puesto favorito sin ningún problema, era el último y el que estaba al lado de la ventana. El profesor entro minutos después y por la cara que tenía supe que estaba perdida.
-Buenos días queridos alumnos -Dijo el profesor - Hoy tendremos un examen sorpresa, ya saben que me encantan-Dijo sonriendo - Son solo media hora, es lo suficiente para realizarlo, está muy fácil.
No podía creer que desperdicie minutos de mi vida buscando mi libro de Matemáticas.
El profesor paso puesto por puesto entregando los exámenes y cuando llego hacia mí, supe que lo iba perder. Habían solo dos puntos uno de ellos estaba en la tarea, pero el otro no. Hice el primer punto fácilmente, sin embargo con el otro queme las pocas neuronas que me quedaban resolviéndolo, solo para después saber que lo había hecho mal. Mi profesor reviso los exámenes enseguida y como era de esperar lo había perdido. Mire mi reloj y me di cuenta que solo quedaban cinco minutos para que la clase se terminara. Mire por la ventana y me di cuenta que Axel estaba sentado debajo de un árbol con su cámara en la mano y para mi sorpresa cuando este se dio cuenta que lo estaba mirando me guiño un ojo y luego me tomo una foto o eso es lo que yo creo, ya que coloco su cámara a la altura de sus ojos. Genial yo aquí quemando mis neuronas y él allá divirtiéndose con su camarita. Cuando el timbre sonó maldije para mis adentros, me tocaba deporte y yo sinceramente no era buena en ello.
-Antes de que todos salgan, les quería avisar que para la próxima clase, es decir el Jueves hare una recuperación de este examen ya que la mayoría no le ha ido bien-Dijo colocando los ojos en blanco.
-Profesor la próxima clase es mañana -Dijo Elisabeth. Como siempre metiéndose donde no le importa.
- No podre venir mañana ni el miércoles por asuntos personales-Dijo secamente. Después de aquello todo el salón salió corriendo del aula, incluida yo.
Estaba sentada en las gradas del coliseo con mis compañeros esperando al profesor, estaba con mi uniforme de deporte puesto, era una camiseta azul turquí con el nombre y el escudo del colegio y con un short que me quedaba a mitad del muslo. Cuando alce la vista me sorprendí cuando vi al profesor con otro grupo de personas, ya sabía que iba a pasar, pero me sorprendí aún más cuando vi a Axel. Genial esto iba ser una tortura.
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Strong (editando) #SeizeTheLoveSpanish
Teen FictionTodo comenzó por una apuesta, pero quien iba a pensar que por una estúpida e insignificante apuesta mi oscuridad se iba a convertir en luz por un completo idiota de 17 años. A veces pienso que el destino hizo lo suyo, que nos juntó para conocernos e...