3. Sentimientos encontrados.

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Narra Evelyn.

Veía como mi hermano me miraba con ira, en algún momento tendrá que explotar, sé que es así. Me encontraba comiendo en la mesa, mi hermano Jack estaba enfrente de mí y por supuesto mi padre estaba trabajando y mi madre estaba encerrada. No recuerdo cual fue la última vez que mis padres se sentaron a comer con nosotros.

-¿Cómo te fue en tu juego? -Pregunte rompiendo el hielo, me estaba incomodando el silencio que había.

-Bien -Dijo encogiéndose de hombros - Nuestros padres no fueron -Dijo apretando la mandíbula -¿Sabes porque? -Pregunto fulminándome con la mirada.

-No, no lo sé. Dime tú -Dije encogiéndome de hombros.

-Por tú cumpla, ellos solo iban si estábamos todos, por primera vez, él iba a dejar su trabajo por estar en familia, como vieron que a ti no te importaba decidieron que no era importante ir. Como siempre lo estropeaste. -Dijo escupiendo las palabras por la ira, veía como sus ojos se humedecían y luego sin más se levantaba y se iba.

Vi como nuestra nana Camila se acercaba y recogía el plato de Jack. Camila estaba con nosotros desde que tengo memoria, siempre estaba allí para nosotros, yo la adoro, aunque no se lo demuestre, cuando mi padre no está, ella está allí para nosotros. Mi apetito se había ido, por lo que también me levante. Era en estos momentos en los que odiaba sentirme vulnerable, mis ojos se humedecieron, por lo que corrí a mi habitación y me encerré en ella. Mi pecho me dolía, pero no iba acceder a los deseos de mi cuerpo, no iba a llorar, me prometí a mí misma no hacerlo. Cuando estaba pequeña siempre lloraba en un rincón de mi habitación y eso a mi padre no le importaba. Yo me encontraba en una plena oscuridad, viviendo en un mundo lleno de mentiras siendo la persona que en realidad no soy. Mi hermano siempre me echaba las culpas a mí de todas las cosas que mis padres hacían, puede que la tuviera, pero no es culpa mía que mis padres no fueran a su juego, no había ni una excusa para eso. El dolor en mi pecho crecía cada vez más, mis ojos ardían por las lágrimas que estaba reteniendo, me sentía ahogada, por lo que decidí salir para tomar un poco de aire fresco.

La noche estaba fría, suerte que había traído un chaleco para abrigarme, la noche estaba hermosa, no lo voy a negar, escuchaba música y me di cuenta que estaba cerca de un bar, entraría pero no podía entrar ya que solo era para mayores de dieciocho años y mi cara delataba que no los tenía. Me deje guiar por mis pies, hasta que mi di cuenta que había llegado a un parque, vi a un joven de espalda sentando debajo de un árbol, le estaba tomando foto a una pareja que estaba en un puente. Yo por mi parte me senté en la banca más cercana, hubiera preferido estar sola, pero la banca más cercana quedaba un poco lejos y no tenía ganas de caminar. Vi a una mujer embarazada con su esposo a unos metros de mí, se veían tan felices, el hombre le tocaba la barriga a su mujer. Por todas partes que miraba había una pareja besándose o agarradas de la mano, mi interior se revolvió y es que ¿Alguna vez estaré así de feliz con otra persona o siquiera conmigo misma? Tal vez, pero dudo que ese día este cerca, ya que yo mi mundo ahora era un desastre. Mis ojos ardían, lo que indicaba que estaba a punto de llorar, cuando me iba a parar e irme a casa, una mano me cogió del brazo e hizo que quedara en frete de la persona que lo había hecho.

Mis ojos se sorprendieron a ver los ojos grises de Axel, esté segundos después de mirar mis ojos húmedos me atrajo a sus cálidos brazos. Él estaba caliente y eso que no llevaba un abrigo, me abrazaba fuerte pero con cuidado de no hacerme daño, me sentía segura, me sentía a salvo, ahora no pensaba nada más de lo que me rodeara, pero yo no sabía qué hacer, por lo que no le devolví el abrazo.

-¿Cómo estás? -Pregunto separándose de mí un poco, lo suficiente como para ver más allá de mis ojos.

-Bien -Respondí separándome de él, pero éste me atrajo a él de nuevo, haciendo que casi perdiera el equilibrio. Me abrazaba como si me quisiera proteger de algo o de alguien. Sus brazos eran gruesos, y tenía la estatura perfecta, era hermoso. Puede que no lo abrazara, pero si me acerque a él lo suficiente como para que nuestros cuerpos quedaran totalmente cerca, una oleada de calor inundo mi cuerpo, haciendo que me sintiera diferente, no sé porque, pero mi cuerpo se sentía bien junto al suyo. Yo me sentía bien junto a él. Nuestros cuerpos encajaban perfectamente, era como si estuviéramos predestinados.

Strong (editando) #SeizeTheLoveSpanishDonde viven las historias. Descúbrelo ahora