Carta XI

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Papá:

En el bus hay muchas personas, unas felices, otras tristes y otras, a un paso de ser una estrella. Una pequeña niña está sentada, esperando que su padre regrese para que le vuelva a cantar esa canción que tanto le gustaba escuchar en los días de truenos.

Todo el mundo calla, estoy buscando una solución para que deje de llover, para que el cielo deje de tener un color rojizo cual sangre.

Aún conservo el oso de peluche que me regalaste en navidades pasadas, cuando cocinamos con mamá esa pasta y la compartimos con los demás en la noche de víspera.

La nieve era tan fría que quemaba, y lo que antes era correcto, ahora está mal. El fuego se volvió hielo y el cielo, cristal.

Yo estoy mal.

Por favor dime algo, que esas fotos no hablarán por ti, no puedo llegar hasta allí.

Luces iluminan la vacía carretera, los fantasmas nacen en los días fríos. Manten los ojos abiertos, te arrastrará bajo la cama y no te dejará salir. Él esta tratando de tapar la luz, ¿algún día seré libre?

La muñeca de porcelana trataba de pegar su cabeza, habían muchos trozos, algunos se perdieron en el camino pero ella con lo que tenía, lo hacía. Trataba de matener su vida en orden pero no podía. Estaba destrozada.

Ella quería ser perfecta de nuevo pero, ¿cómo ser perfecta en un mundo imperfecto?

La pieza que le faltaba, la más importante, no estaba.






Papá, ¿dónde estás?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora