Miro a mi alrededor y un tupido bosque me rodea, no sé como he llegado aquí ni como salir, lo único que siento es un impulso en mi interior alentándome a salir de aquí cuanto antes. Haciendo caso a ese irrefrenable impulso comienzo a serpentear entre los árboles, a lo lejos comienzo a vislumbrar una tenue luz, el mismo impulso de antes me anima a ir al lugar de donde proviene esa cálida luz, acelero el paso, esquivando árboles mientras un fuerte viento agita sus ramas, el tenebroso sonido que hacen sus hojas y ramas al entre chocar me mantienen en continua alerta.
Al cabo de 20 minutos llego a un claro con justo al lado un enorme precipicio; el precipicio tiene en él asentada una ciudad de apariencia tranquila.
-Son bonitas las vistas, ¿verdad?- Un hombre delgado está justo a mi lado, mirándome directamente a los ojos, su vivaz mirada taladra la mía como lo hace la luz lunar en la noche.
-Sí...- Logro decir con un hilo de voz.- ¿Dónde estamos?
El hombre se sienta sobre una roca y mira la ciudad con pesadumbre.
- Estamos en el lugar donde los sueños mueren, el lugar donde las pesadillas comienzan, y el lugar que una vez fue llamado "tránsito".
- ¿Tránsito? ¿A qué te refieres?
-Al camino que hay que hacer para llegar al cielo o el infierno,- su mirada se vuelve a posar en mí, sus ojos son de un intenso azul, casi más claros que el cielo diurno.- Estás casi muerto, chico.
un escalofrío recorre de arriba a bajo mi espalda.
-Eso no puede ser cierto, yo... no recuerdo nada... -Un intenso dolor recorre en eso momento mi cabeza- solo... no puedo estar muerto, siento dolor, y necesito respirar, ¡incluso escucho mi corazón palpitar!- Pongo la palma derecha sobre mi pecho mientras digo esas palabras, en verdad notaba latir mi corazón.
-No he dicho que estés muerto, solo he dicho que casi lo estás.- El hombre se levanta, su chaqueta negra hondea un segundo mientras echa una mirada llena de pena hacia mí.- Lo que pase a partir de aquí depende de ti.
Parpadeo un segundo y cuando quiero darme cuenta el hombre de ojos celestes ya no está, se había... desvanecido, y lo había hecho sin dejar si quiera una huella en el húmedo suelo.
Echo un último vistazo al bosque y avanzo junto al desfiladero, buscando algún camino para bajar a ciudad.
'Tiene que haber algún camino, no puedo... simplemente tirarme, ¿verdad?'
Pasa el tiempo y sigo caminando de forma paralela al precipicio, nada, ningún camino, todo lo hay es el precipicio, ninguna otra forma de llegar a la ciudad.
'¿Debo tirarme? ¿Se trata de eso?'
Miro un instante al fondo del precipicio, y simplemente, me dejo caer.
La sensación de estar cayendo me ponía los pelos de punta, era como girar a mucha velocidad alrededor de algo, inclusos se sentía bien, pero entonces, llegó el golpe. Un sonido sordo precedió mi colisión contra el suelo, el dolor inundaba mi mente, sentía que me estaba muriendo, que todas mis costillas se habían roto y presionaban con fuerza mi corazón, mis pulmones, era incapaz de respirar. Al abrir los ojos, el dolor se va, estoy de pié al fondo des desfiladero.
'... ¿Que diablos? ¿Como he...?'
Un fuerte golpe calla mi pensamiento.
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historias cortas
RandomAquí reuniré una serie de historias cortas y el principio de distintos libros que estoy ideando.