Amargo amor

3K 277 74
                                    

Sebastián Michaelis Pov

Gregory. Él fue mi mundo, mi vida y mi todo, durante años no existió nadie más importante que él, me deje llevar por sus malos consejos y decisiones en más de una ocasión con tal de no perderlo, aun así "éramos felices". Actualmente sus brazos rodeaban mi cuello y sus labios se presionaban sobre los míos en un beso superficial, frío y sin emociones, al menos para mi. Carece de calidez o puede que yo sea incapaz de percibir algo más de él, también carece de sentimiento... de todo, entonces me pregunto si lo hace por compromiso, porque realmente quiere y me ama o era yo quien dejó de sentir agradable su tacto.

—Me alegra que ya estes mejor.

Sentí como se aferraba más a mí, frotando su mejilla contra la mía de manera mimosa mientras yo veía a la nada sintiendo ajenas sus caricias, su tacto y a él, aun así lo abracé con fuerza, lo abracé con cuidado y con nostalgia. Lo abracé como si fuera la última vez porque tal vez así sea. Lo quería tanto, era parte de mi vida pero no podía seguir engañándome y engañándolo con la promesa de un futuro idílico en donde ambos éramos los felices protagonistas, al mismo tiempo era incapaz de dejarlo.

—Gregory...

—Estuve muy preocupado, realmente me asuste... 

Al separarse de mí vi sus bellos ojos cristalizados, trague saliva y me sentí un maldito bastardo, uno que finge amor sincero cuando no es así, por lo que acune su mejilla con cuidado, me acerque a su rostro y lo bese. Era un beso lento, pasional e inocente, tanto como el primero que compartimos, y al igual que aquella vez, tembló entre mis brazos, pero finalmente entendí que él no era el amor de mi vida y nunca lo sería. Yo jamás creí en esas estupideces de almas gemelas, pero cuando conocí a Ciel todo cambió, él logró revolucionar mi mundo en segundos, dándole un nuevo significado a todo.

—Perdón... —susurré en cuanto nos separamos, juntando mi frente con la suya.

No me disculpaba por preocuparlo, de hecho no me disculpaba por nada de lo que pensaba. Me disculpaba por engañarlo, por seguir aquí con él, interpretando el papel de esposo amoroso mientras lo rodeo con mis brazos, preguntándome si mi tacto es hipócrita al desear que fuera Ciel quien estuviera en su lugar para poder besarlo, y decirle que ahora todo estaba bien y que yo lo amaba.

Tres días atrás, dos varones nos rescatarón trayendonos al hospital. Eran el hermano de Ciel y un amigo, o al menos así se presentaron, dijeron que estuvimos casi dos días secuestrados, aunque solo recuerdo la charla con Ciel, lo demás es confuso. Despertaba por momentos y volvía a caer en la inconsciencia, después de eso estaba en el hospital, dormí casi tres días, incluso me habían operado. En cuanto abrí los ojos, el médico que me revisaba dijo que tuve suerte pero todo lo que pude hacer fue preguntar por Ciel, así que cuando esbozó una sonrisa volví a respirar, escuchando gustoso que estaba bien y mejor que yo.

—Sebastián, ¿te encuentras bien?

—Si.

—Umm ¿seguro? —asentí y él sonrió no muy convencido viendo su reloj de pulsera—. Claude dijo que traería a los niños, Beast no ha dejado de preguntar por ti —soltó un suspiro cansado mientras se sobaba su abultado vientre.

—¿Qué le dijiste?

—Ella estaba conmigo cuando me llamaron tres días atrás diciendo que habías tenido un accidente en auto. Al principio no me preocupo tu ausencia —bajó la cabeza con culpa—. Siempre tenías la terrible costumbre de desaparecer por un par de días, sin llamar ni dejar un mensaje, así que pensé que esta vez era igual, te había notado estresado y más serio que de costumbre. Quise darte tu espacio...

Sexo casualDonde viven las historias. Descúbrelo ahora