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Liam mando las fotografías de la villa por correo electrónico. Estaba prácticamente terminada. Dos meses y medio antes habían tenido que batallar con la irresponsabilidad de la casa de materiales.

Harry cerró el gestor de correos y se giró para mirar por la ventana. Recostado en su silla pudo oír como la puerta de su despacho se abría poco a poco. Era Louis. Sonrió enormemente. Recordando el sol, la isla caribeña, la pasión y sexo salvaje. Todo parecía como un sueño. Louis era un sueño.

-Ha llegado un sobre para ti- dijo desde atrás.

-¿Te quedaras conmigo esta noche?-giro su silla para mirar a su sexi secretario recargado en el escritorio con su bonita sonrisa plasmada en su rostro.

-Primero tengo que ir a casa por un poco de ropa- se encogió de hombros.

-Louis creo que no has aprendido nada, cuando estas en mi casa lo único que quiero es que estés desnudo sobre mi cama- las palabras de Harry hicieron sonrojar al de ojos azules.

-Aun así, necesito un poco de ropa- se acercó a la silla y se sentó sobre el regazo de Harry.

-Te llevare por ella- dijo mientras acomodaba la cabeza contra su cuello y aspiraba el dulce olor de Louis.

Harry le había rogado a Louis para que se quedara con él en cuanto llegaron del viaje. El oji-azul no estaba muy seguro, pero de todas formas acepto; lo que condujo a una muy buena noche de sexo en la cama tamaño King-size de Harry. El cansancio del vuelo, y la emoción del momento de lo que tenían, los encerró en la casa por tres días. El rizado se excusaba diciendo que era el jefe, y podía faltar al trabajo los días que quisiera. Pero Louis sabía que si seguía quedando con él, el trabajo no progresaría por sí solo.

Así que a única alternativa que se le ocurrió fue quedarse con él los fines de semana.

Sus labios se unieron en un tierno beso, se sentía tan bien estar así con Harry, pero había algo que estaba martillando la cabeza de Louis volviéndolo loco. Sabía que no podía forzar a Harry, él no era de relaciones estables, pero en lo más profundo de su ser, necesitaba una palabra que los definiera.

Sus besos subieron de intensidad, y con las manos, Harry apretó ligeramente los glúteos de Louis haciéndolo gemir. El oji-azul comenzó a moverse sobre Harry haciendo fricción, sintiendo la erección del rizado chocar contra sus muslos, dirigió sus pequeñas manos hasta los rizos de su jefe y enredo los dedos en ellos.

-¿QUÉ MIERDA ESTAS HACIENDO HARRY?- Una voz gruesa y molesta resonó desde la puerta.

Se separaron de golpe, y con los ojos muy abiertos Louis miraba a Harry, pero este miraba tras de el. Trato de separarse, pero el rizado lo apretó más a su cuerpo.

-¿Nadie te enseño a tocar la maldita puerta?- contesto Harry en un tono frio.

-Es mi puta empresa y puedo hacer lo que se me venga en gana- volvió a hablar el hombre.

-Debería irme- susurro Louis en el oído de Harry, este solo asintió.

Lo dejo pararse, y lo ayudo a arreglarse las ropas.

-Iré por ti en un rato más, ¿vale?- sonrió y le dejo un beso en la comisura de sus labios.

-Okey- dijo, y trató de formar una sonrisa.

Se giró y dirigió su mirada al hombre que se encontraba con los ojos verdes llenos de cólera, mirándolo de manera amenazadora, sus rasgos se asemejaban a los de Harry, sin duda era su padre.

Al salir de la oficina la puerta se cerró en un golpe fuerte, que hizo los cristales retumbar, Louis pensó que podrían haber estallado. Las puertas del elevador se abrieron revelando la delgada figura de Taylor, esta vez con un poco más de ropa sobre ella, sin dirigirle la mirada a Louis entro a la oficina dejando la puerta abierta.

Secretario |L. S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora