Ya no te quiero (Junjou Romantica)

ANTES.

(Capitulo antes del final)

Miyagi suspiro, y miró con atención, como si estuviera estudiándolo.
Shinobu sentía su mirada, la sentía tan adentro.

Pasaron horas en silencio, a Miyagi ya no le quedaba mas que decirle, pero Shinobu estaba cómodo con eso, su presencia bastaba. Su presencia. Finalmente el profesor se marchó, dejando como ultimo sonido la puerta cerrándose.

Esperando, aun esperando. Miyagi estaba cansado, sus ojos mostraban las ojeras mas cargadas que cualquiera hubiese visto en el. Se veía mas viejo, mas gastado, mas apagado.

Los milagros existen, dicen alguno.
La esperanza es lo ultimo que muere, dicen otros.
No tiene caso, era lo que el se decía.
Y sin embargo, ahí estaba.

Akihiko llego a donde quería.
Había corrido por media ciudad, a cada tres o dos manzanas algunos amenazaban con atropellarlo, pero le daba igual.
El cielo se mostró oscuro.
El no se detuvo mientras corría y su cabeza mostraba golpes, golpes de recuerdos.
No hace falta decir de quien, ¿verdad?

Lo mas triste pasaba, y la vida seguía, pronto este cuento a de acabar, y el final caerá en quienes lo buscan, ¿vas a buscarlo...?
Adelante, no te voy a detener, solo respira... Que aire te faltara.

El departamento de Takahiro...
Este lo recibió por lastima, pero al escritor le quedo claro que no era bienvenido con la cara del otro hombre.
Le sirvió un café, y lo hizo sentar en el sofá.
—No puedes continuar así...
Dijo Takahiro, frunciendo el ceño.
Usagi rió.
—El caso es que tal vez no pueda seguir. Díme lo que no puedo entender todavía.

Takahiro entendía a lo que se refería, así que lo dijo, lo mas frío y secó posible:
—Mi hermano esta muerto.
—¿Misaki esta muerto?
—Ya lo sabes. Ahora vete de mi casa.

El escritor se levanto, sin ninguna expresión en el rostro se guió a si mismo a la salida.
Pero escucho algo...
A alguien...
Un llanto... Un pequeño llanto adorable...
Un bebe.
"—¡Me encargaron cuidar a Mahiro, así que comportate!" eso le había dicho el una vez. Y no iba a poder vivir.
Mahiro lloró un poco más, y Usami finalmente pudo sentir algo positivo por el bebe. Sonrió a media duda. Y se marcho.
Sabia lo que tenia que hacer.

Hiroki recibió una llamada. Varias veces sonó sin que el tuviese fuerzas para contestar, pero finalmente lo hizo.
—¿Bueno?
—Buenas noches, ¿con Kamijou Hiroki?
—Soy yo.— Murmuro él, la voz femenina guardo silencio unos minutos, pero luego volvió a hablar.
—Su numero esta en el apartado de emergencias de Usami Akihiko... El cometió suicido hace dos horas... Lo lamento, Kamijou-san...

Era su culpa.
Su culpa.
Era su culpa.
¡TODO ERA SU CULPA!
Su mente se detuvo, y el mundo también, y en medio de ese caos, en un hospital, en la habitación 345, un paciente despertaba del coma...

Te dije que no querrías saber...
Eres muy valiente.