04 | Rendirse

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—En serio, ¿qué te fumaste hoy, Kobe? —Le pregunté por enésima vez al castaño a mi lado. Estábamos conduciendo (o bueno, él lo estaba haciendo) hacia el gimnasio local.

—¡Nada! Dios mío, Justin. Siempre piensas que la gente tiene que fumar o tomar para idear cosas brillantes. Algunos de nosotros tenemos imaginación —Bromeó, pero eso no tuvo efecto en mí, ya que no me reí en absoluto. Él puso los ojos en blanco al darse cuenta—. Va, que no es tan mala idea.

—No lo sería, ¡si supiera algo de deporte! Pero no. Siempre he sido el enclenque del grupo y lo sabes. Lo mío siempre fueron los negocios...

—Y por eso tu empresa quebró —Me interrumpió. Alzó un brazo en rendición al percatarse de la mirada que le di—. Justin, no seas llorón. Sólo es una clase de boxeo.

Pero yo me negaba. No podía creer que Kobe me hubiese inscrito en una clase de boxeo sin mi consentimiento. Y menos que me lo hubiera avisado hace una hora, cuando ya no podía hacer nada más al respecto que asistir.

Sería la burla del gimnasio.

Y creo que lo ha hecho para eso mismo. Para que yo sea el hazmerreír y recibir mi karma por haber sido un hijo de puta con Joyce.

Debo admitir que a mi pesar, Kobe sí es un poco creativo. Sólo un poco.

—Una sola —Repetí. Esto también lo había dicho muchas veces los últimos minutos—. No volveré a ir a ese gimnasio del demonio una vez salga de allí hoy.

—Cómo digas, Bieber. Como digas. De todos modos me tendrás a mí como apoyo moral.

—Oh, gracias. Eso definitivamente me hará sentir mejor —Le brinde mi mejor tono sarcástico y puse los ojos en blanco. Pero rápidamente mis ínfulas de no-me-importa-una-mierda desaparecieron al notar que ya había estacionado.

El gimnasio Fit & Slim estaba frente a nosotros en todo su esplendor. Tenía una bonita entrada y las paredes eran de cristal en su totalidad, dejando ver a la gente entrenando desde afuera del establecimiento. Una vista panorámica para que todos pudieran burlarse de mis golpes de niña.

Kobe prácticamente me tuvo que arrastrar fuera del coche, ya que cuando quiero puedo inventar las mil y un excusas para no hacer una cosa. Pero toda esa palabrería barata no funciona con él, por lo cual terminó sacándome del vehículo dejándome sin más opción que caminar dentro con él.

—Buenos días y bienvenidos a Fit & Slim —Nos saludó la secretaria del lugar una vez entramos—. Sus identificaciones, por favor.

Le tendimos las identificaciones y procedió a verificar si nos encontrábamos inscritos en el sistema.

—Oh, veo que son nuevos. Esperamos que el gimnasio cumpla con sus expectativas y disfruten los treinta días para los que se han inscrito aquí.

¡¿Treinta días?!

Bien, definitivamente al salir de aquí iré a comprar un rifle porque Kobe está acabado.

Le di una mirada asesina a él con toda la discreción que pude reunir para que la secretaria no se diera cuenta. Nos dijeron donde se encontraba el área de boxeo y allí nos dirigimos.

Nos encontramos con tanto hombre y mujeres practicando ya sea entre sí en el ring, o con peras de boxeo. Definitivamente espero que me toque una pera, pensé.

—Yo no soy del todo nuevo aquí —Me confesó Kobe, aunque no le presté tanta atención ya que estaba concentrado viendo a una chica rubia que estaba de espaldas a mí, mientras noqueaba a su contrincante... un chico.

heart-mending → historia cortaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora