La venda del "amor".

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28 de Enero de 2017

Es tan extraño...
Recrear un momento a partir de un recuerdo.
Y sentirse vacío.

Se celebró el 8vo Festival de la Canción Popular a orillas del mar.
Las bandas no eran malas pero tampoco me fascinaban.
Lo que era malo o fastidioso, suponía el hecho de encontrarte en cosas tan pequeñas como la letra de una canción.
Mis amigas me decían "boluda, esta canción fue escrita para vos".
Y yo me reía... pero en el fondo, dolía.
Dolía encontrarme con nuestro desencuentro.

《 Otro secreto del universo:
A veces el dolor es como una tormenta que viene de la nada 》 - Benjamín Alire Sánchez.

No eran sólo las canciones del Festival, también las que alguna vez me dedicaste y para mi suerte, suenan todos los días en la radio.

Tan simple como una gota de agua y tan revuelto como un lugar.
Tengo constantes dejavus.
Piso la vereda y recuerdo haber pasado por ahí.
Abro el cajón y encuentro tus obsequios.
Mi masoquismo me obliga a leer la carta que una vez escribiste. La última página del libro "Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo".

"Todo este tiempo.
Esto era lo que me pasaba. Todo este tiempo había estado tratando de dilucidar los secretos del universo, los secretos de mi propio corazón. Todas las respuestas habían estado tan cerca y aún así había luchado siempre contra ellas sin siquiera saberlo. Desde el instante en que te conocí, Yami... me había enamorado de vos..."

La carta sigue.
En ese instante, me derrumbo.
Siento las lágrimas deslizarse por mis mejillas a toda velocidad.
Y sobre mis hombros, una mochila pesada.
La mochila de los sentimientos desencontrados.

Veo una red social y te observo tan feliz...
No envidio que lo estés, sólo extraño ser el motivo de aquella sonrisa tan linda...

Suelo tener miedo.
A pesar de extrañarte, me aterra encontrarte.
No sabría como actuar.
Te vería y querría correr a tus brazos.
"Agarrame, no me sueltes"
Y otra vez me derrumbo.

Sigo despertando y... siento que fuimos tanto en tan poco.
También recuerdo, que yo sola lo sentí.

El día en que en nuestra despedida, no quisiste besarme, supe que ya no me amabas.
Me inventé un par de hipótesis por las que no los hiciste.
Te lo pregunté y dijiste "no es por nada, no te preocupes".
Te hice caso, aunque sabía que no era la verdad.
Diría que estaba ciega pero no era así.
No lo quise ver.
Yo me cegué.
Eso, fue mi culpa.

Fui yo la que se cubrió los ojos con la venda del "amor".

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