2 de Febrero de 2017.
9.30 a.m. tengo los ojos, apenas, abiertos.
Tras unos parpadeos, de reojo, observo el farol.
Aunque esté apagado porque es de día, mis ojos están encendidos en su lugar."Y en los ojos, aprendiz, está el alma".
Dice Magalí Tajes, en "Arde la vida".
Hoy, mis ojos estaban encendidos de tristeza y mi alma se encontraba ausente.
Divagando por lugares que no conocía, tratando de encontrarse y cuanto más lejos se iba, yo creía que la perdía.
Pero el alma vuelve cuando la pasión la trae.
Cuando el farol, se enciende.Pienso en cuantas luces mueren y nacen por día.
La luz que se apaga en una noche de sexo.
La luz que te desvela recordando esa noche.Salgo y veo que el farol tiene telas de araña.
Dudo.
No sé si lo protegen de otros bichos, o si planean llevarlo a lo oscuro.
A la parte sin luz.
Sin alma.Quiero limpiarlo.
Quiero que sea libre.
Quiero que las mariposas más lindas se posen allí.Porque le tengo fobia a las arañas.
Y aún más, a la sensación de que sigan habitando allí.Quiero ser libre del amor.
Pero más quiero ser libre del desamor.Volver a amar, sin tener miedo.
Porque el miedo mata.
Y no quiero morir tan pronto.Quiero vivir.
Quiero despertar y no tener que buscar razones para sonreír.
Quiero sonreír por el simple hecho de de estar vivo.
Y saber que ahí afuera, fuera del miedo, hay alguien que sonríe igual que yo.
Por el mismo motivo.
Porque no quiero tener motivos para sonreír.
Porque sonreír, enciende los faroles más oscuros. Ya sea por milésimas de segundos.Salgo a la calle y veo muchas luces.
Todas de diferentes tonos e intensidades.
Me gustan las que brillan y las que no también.
Las que buscan brillar son las más importantes.
No quieren la luz de nadie, con la suya alcanza.Porque en el más frío de los inviernos, donde todo se congela, hay que buscar nuestra propia luz, para mantenernos vivos.
Lejos de la hipotermia del desamor.
Porque con o sin, somos.
O tratamos de ser.
De estar.
De descubrir un poco de nuestra luz cada día.Viene una tormenta y el farol, se limpia.
Las telarañas caen sin más.
No se dejaron al tiempo ni esperaron que yo las quite.
Solas, cuando quisieron, dejaron que la lluvia las habite.
Así el primer rayo de sol, cálido, de primera mañana, ilumine el farol como nunca antes.
Dejándolo ser, dejándolo volver a encenderse sin miedo a apagarse.Mamá me contó, que cuando las luces de adentro están encendidas, no hay que prenderlo. Porque salta la térmica.
Y yo lo relacioné con los sentimientos.
Lo que crea cortocircuito entre estos, aún encendidos y otros muertos.
Creo que algunos nunca se van a apagar, siempre van a estar presentes alguna que otra madrugada recordándote que alguna vez fueron tu mejor luz, tu mejor versión de vos mismo.También, que las luces cambian, son mejores las que más caras pagamos...
Las de experiencia.
La que estuvo guardada, esperando a que venga alguien y decida comprarte, encenderte y estar ahí hasta que te apagues.
ESTÁS LEYENDO
Limerencia
RomanceLimerencia (o también amor obsesivo; anglicismo proveniente de limerence) es un estado mental involuntario que resulta de una atracción romántica por parte de una persona hacia otra, combinada con una necesidad imperante y obsesiva de ser respondido...