Nada más salir de casa subo la mirada y me fijo en lo despejado que está hoy el cielo. Qué día más agradable para pasar una increíble tarde con Ana. Bajo las escaleras, salgo por la puerta de la cancela y la cierro detrás de mí. Antes de poner rumbo al parque me paro un segundo y saco un cigarro del bolsillo de atrás de mis vaqueros, lo pongo entre mis labios, lo enciendo y doy una profunda calada. Tras este pequeño parón comienzo a andar rumbo a la cita con mi novia.Tardo apenas cinco minutos en llegar. Cuando estoy en el parque me paro y miro al rededor para ver si Ana ya ha llegado. No la veo. Saco el teléfono del bolsillo y cuando estoy a punto de marcar su número, una voz femenina me sorprende por detrás. Me giro y la veo.
- Hola mi amor, que pronto has llegado. - dice Ana mientras se acerca para darme un beso en los labios.
- Bueno, ya sabes que mi casa está aquí al lado. – la beso de nuevo y añado – ¿Nos sentamos en aquel banco de allí?
- Aha – contesta Ana sonriente. Está tan guapa.
Vamos dirección al banco cogidos de la mano, y cuando estamos a tan solo cinco pasos vienen dos chicos y se sientan. A continuación, empiezan a besarse. No me lo puedo creer. Estoy tan furioso que grito:
- ¡Eh, vosotros dos, fuera del banco, nosotros lo hemos visto primero!
- Pero qué pena que nosotros nos hemos sentado antes. – dice uno de ellos con voz burlona mientras ríe.
- Qué parte no habéis entendido de que os levantéis, si queréis daros el lote id a un cuarto oscuro.
- Por qué no te vas tú, pero a la mierda. – contesta el otro chico.
- A la mierda te voy a mandar yo de un puñetazo como...
Cuando mi puño está a tan solo unos centímetros de su cara noto dos pequeñas manos que me cogen del brazo y una aguda voz que dice:
- ¡Axel para, déjalos en paz, vámonos a otro banco, hay muchos libres!
- ¡No, yo quiero este, y también quiero que estos dos gays de mierda se vayan a tomar por culo! – estoy realmente furioso.
- Cariño tranquilízate, vámonos, en serio, no merece la pena.
No sé cómo, pero Ana consigue tranquilizarme y en menos de lo que canta un gallo estamos sentados en otro banco diferente muy lejos de esos dos.
- Axel, de esto quería hablar precisamente. No entiendo por qué tienes esta actitud tan horrible cada vez que ves a un homosexual. Te comportas de una manera que no te reconozco. Mira ayer en clase, estuviste a punto de pegar a Marco, y ni siquiera le conoces como para saber cómo es, lo único que sabes es que es gay.
- ¡No entiendes nada Ana! ¿No te das cuenta que por culpa de personas de ese tipo he sufrido mucho de pequeño?
- ¿De personas de qué tipo Axel? Son personas igual que tú, tienen los mismos derechos. También necesitan querer, amar, reír, disfrutar. Y precisamente por personas como TÚ no pueden hacerlo porque se sienten incómodas. La única cosa que los diferencia de ti es que les gustan personas de su mismo sexo. Y también que no tienen la mente tan cerrada como tú.
- ¡De verdad que no lo entiendes joder! ¡Tú no has sufrido años y años el acoso de compañeros de clase! ¡No has sufrido risas ni comentarios! – estoy gritando como un loco, pero es que estoy realmente enfadado.
- Primero: no me grites, porque simplemente estoy intentando ayudarte y...
- ¡Pero cómo que no te grite, si es que no sabes ni lo que dices! Además... - Ana me corta alterada.
- ¡Además nada Axel, te juro que como vuelvas a gritarme o a interrumpirme me levanto y te quedas aquí solo! -wow, sí que está hecha una furia.
- Vale, vale joder. – me conformo porque no quiero que se marche.
- Bien. Como iba diciendo. Segundo: ni los homosexuales ni siquiera tus madres tienen la culpa de lo que sufriste de pequeño. Los realmente culpables de eso fueron los niños que no tenían otra cosa mejor que hacer que burlarse de los demás por cosas absurdas, se aburrían y lo tomaron contigo porque pensaron que tu situación familiar era extraña, cuando lo realmente extraño eran sus pensamientos. Hay que respetar a la gente tal y como es. ¿A caso te gustaba que te acosasen por algo que no era tu culpa?
- Obviamente no.
- Pues entonces no entiendo por qué haces tú lo mismo con los homosexuales. Si tanto sufriste de pequeño, por qué en lugar de hacer sufrir a las personas, como por ejemplo Marco, no intentas ayudarles. ¿Creer que Marco, o tus madres, o cualquier persona del mundo ha elegido la condición sexual que tiene?
No contesto.
- ¿No contestas? Pues ya te respondo yo: no. La gente nace así, es algo que no puede evitar, y por eso tienes que comprenderlo y abrir tu mente. Los homosexuales podrían perfectamente acosar a los heterosexuales llamándoles raros e insultándoles, pero parece ser que ellos son mucho más respetuosos que alguno que yo me conozco. Así que por favor deja de hacer el indio y reflexiona porque de verdad que este es un tema muy serio. – veo que Ana se levanta para marcharse, pero la sujeto del brazo.
- ¿Dónde vas? - pregunto en voz baja.
- Me voy ya, no me apetece más hablar de este tema y además se está haciendo tarde y quiero preparar todo para mañana. Espero que reflexiones sobre lo que te acabo de decir porque es muy importante, tanto para ti como para todos.
- Vale, hasta mañana, te quiero mucho. – me levanto para besar a Ana, pero ella gira la cabeza para evitarlo.
- ¿Por qué te apartas?
- Porque no estoy de humor. Necesito que cambies o esto no va a poder continuar. Yo no puedo seguir con alguien que cada dos por tres esté peleándose con la gente y tenga la mente tan sumamente cerrada. No es lo que quiero ni lo que necesito. Hasta mañana Axel.
- Hasta mañana Ana – contesto abrumado.
Vuelvo a sentarme en el banco mientras veo su silueta alejarse. Continúo mirándola hasta que desaparece en la lejanía. Menuda bronca me ha echado. No entiendo por qué. Sigue sin darse cuenta de todo por lo que he pasado, y aunque ella diga que no, estoy seguro que mi sufrimiento en la infancia sucedió por la maldita homosexualidad.
Tras pasar un buen rato más sentado en este banco, solo, pensando en mis cosas, decido levantarme y dirigirme a mi casa. Son ya casi las nueve y seguro que Natalie y Emma están al llegar. Esta vez ando un poco más pausado, disfrutando del aire fresco.
Diez minutos es lo que tardo en llegar a mi casa. Para cuando voy a abrir la puerta oigo el pitido de un coche, ni me molesto en girarme, pues sé que son Natalie y Emma. Antes de abrir la puerta alzo la mano en forma de saludo y me meto dentro de casa, cierro la puerta no porque quiera dejarlas fuera, sino porque ellas entrarán por el garaje. A pesar de lo mucho que las odio no soy tan mala persona, de todos modos, podrían abrir con sus llaves. Dejo mis pertenencias en el mueble de la entrada y subo las escaleras hacia mi habitación por tercera vez en el día de hoy.
Ya en mi habitación me desvisto y me meto en la ducha, necesito refrescar mi mente y mi cuerpo, a pesar del increíble día que hacía hoy, he sudado bastante en clase y me siento un poco pegajoso.
YOU ARE READING
Sé tú mismo
Teen FictionAxel es un chico de 17 años que está en su último año de instituto. Tiene un problema, o él lo ve como tal cosa. Sus madres son lesbianas y él ha sufrido acoso en el colegio durante mucho tiempo. Lo que él no sabe es que lo que ahora ve como un prob...