Capítulo 13.

27 6 0
                                    

Annette

Pese a que no quería hablar con él, evitarle estaba siendo de lo más complicado. Más cuando compartíamos clase y había estado distante toda la hora.

Nunca me sentí más aliviada que cuando el timbre sonó dando
por finalizada la clase.
Guardé los apuntes y demás materiales que había esparcido por la mesa e intenté salir del aula lo antes posible. Al parecer el chico también tenía prisa. A pesar de que caminé a paso ligero, se las apañó para
seguirme y sujetarme del brazo. Bastó una sola mirada para que me soltara. Sabía que no me gustaba que lo hiciera.

-¿Qué te pasa conmigo? Llevas todo el día evitándome.- se quejó
mientras caminaba a mi lado.

-No me pasa nada. Y no he estado evitándote.

-¿Entonces por qué no me miras cuando te estoy hablando?

Dejé de caminar y suspiré.

-Me ha bajado el periodo. No tengo ganas de estar con nadie, ni de hablar con nadie ni de hacer nada con nadie. - mentí con un tono de voz quizás demasiado alto.

El chico continuó a mi lado cuando reemprendí mi marcha.

-Te conozco. Cuando te baja el periodo estás deprimida y solo quieres hacerte bolita en un rincón.

-Te equivocas, no me conoces.- contesté de forma cortante y con la vista fija en el pasillo.

-Está bien, ya me he hartado.- murmuró.

Fruncí el ceño al oírle decir aquello. Pensé que iba a dejar el tema de lado y me dejaría sola, sin embargo lo que hizo fue ponerse delante mía e impedirme seguir mi camino.

-¿Qué haces?- pregunté de mala forma y con el ceño fruncido.

-Cuéntame qué ha pasado.

-Tengo clases.- le recordé.

-Yo también.

Me mantuve en silencio mientras le observaba con una de esas miradas que son capaces de matar.

-El doctor McLaughing me va a echar una buena bronca si no llego a tiempo a su clase. Y será por tu culpa.- dije un par de segundos después.

-McLaughing está enfermo, lleva un par de días sin venir. - explicó.- Así que podemos permanecer aquí hasta que decidas contarme qué pasa.

Me crucé de brazos.

-Alguien vendrá y nos mandará a dirección si nos ve aquí en horario de clase.- opiné.

El chico sonrió de una forma que no me gustó.

-Sé dónde podemos ir.

***

Sabía que dentro del centro no había demasiados sitios privados, pero me negaba a entrar en el vestuario de los chicos.

-Ni de coña.

-¿Puedes dejar de ser un incordio y hacerme caso una vez en tu vida?

-Te recuerdo que fuiste tú el que me arrastraste hasta aquí. Yo nunca dije que quisiera hablar contigo.- le recordé con los brazos cruzados bajo mi pecho. Al ver que el chico se mantuvo en silencio bufé y rodé los ojos.- Genial, ahora me ignoras. Pues lo siento, pero yo...

Antes de que pudiera terminar el chico me arrastró hasta dentro de los vestuarios y nos encerró en un cubículo. Me mandó callar mientras tapaba mi boca con su mano. He de reconocer que me asusté, de no ser porque escuché los pasos de alguien cerca nuestra hubiese empezado a chillar.

¿Me guardas un secreto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora