Capítulo 39

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Annette

Tras insistir e insistir durante varios días Abril por fin había solicitado una cita con el ginecólogo, y aunque ella se negara, yo había decidido acompañarla. Ninguna de las dos teníamos coche propio ni carné de conducir, por lo que acabamos llamando a un taxi. Ella pagaría el viaje de ida y yo el de vuelta.

No sabía exactamente a qué hora tenía Abs la cita, pero tal y como
estaba la sala de espera se podía deducir que el Doctor Cafard no era
puntual con sus citas. Cuando Abs me dijo el nombre de su ginecólogo
no pude evitar soltar un risa. ¿Qué persona cuyo apellido significaba
cucaracha decidía hacerse médico?

La sala estaba llena de madres con las tripas hinchadas o parejas
cogidas de la mano, además de un par de chicas que ojeaban unas
revistas mientras esperaban a que fuese su turno. Y también estaba
Abril, moviendo la pierna a gran velocidad y dándole vueltas al móvil
entre sus manos.

-Sé que te incomoda la pregunta, pero creo que sería conveniente que me
respondieras.- comenté rompiendo el silencio incómodo que se había
formado entre ambas.

-Dime.

-¿Es el padre Sly o Chase?

Decidí ser directa. La chica me miró durante unos segundos antes de
bajar la mirada y morderse el labio.

-No hay forma de que sea Sly. Él y yo no...-murmuró.

-Vale, lo entiendo.- la corté.

No necesitaba detalles de la vida sexual de mi compañera de piso.

Abs hizo una mueca. Instantes después su teléfono comenzó a sonar. El nombre de Sly iluminaba la pantalla.

-Vaya, qué oportuno.

No debería haberlo dicho, pero mis labios fueron más rápidos que mi mente.

La chica denegó la llamada y me miró. Fruncí el ceño.

-¿Lo estás ignorando?

Como respuesta el chico volvió a llamar a mi compañera de piso, la
cual volvió a no contestarle.

-¿Por qué no le coges el teléfono?

Pensaba que era Sly el que no contestaba a las llamadas de mi amiga, ¿pero ahora era al revés? No entendía nada.

-¿Y qué se supone que debo decirle?- exclamó demasiado alto.

Algunas mujeres de las allí presentes se giraron hacia nosotras. Abril
se dio cuenta y bajó el tono.

-¿Qué le digo? ¿Que ahora mismo no puedo hablar porque estoy en el
ginecólogo y que voy a tener un hijo que no es suyo?

Antes de que pudiera responder una puerta se abrió y mientras una
pareja salía cogida de la mano un señor de mediana edad, con pelo y
barba negra se asomó.

-¿Abril Blackwood?

Así que ese era el Doctor Cucaracha...

La chica se levantó de su sitio y me miró.

-Te espero aquí.

Asintió y me tendió su bolso y teléfono móvil. Cuando la chica entró
en la consulta y la puerta se cerró tras ella me fijé en su móvil.

Tenía varios mensajes nuevos, todos de una misma persona, Sly. Era una
lástima que Abs no tuviera contraseña en su móvil, pero una lástima que lamentaría en otro momento.

Sly: ¿Me estás ignorando?

Sly: Claro que lo estás haciendo, lo que no entiendo es por qué.

Sly: Abril, no voy a dejar de insistir hasta que me cuentes qué está pasando.

Conocía poco a ese chico. De hecho, sólo sabía que le gustaba un café
con nombre raro y que tocaba la guitarra, además de que conseguía que Abril llegara a casa con una sonrisa y cantara canciones alegres en la ducha. Tampoco sabía si habían conseguido formalizarse como pareja,
pero al menos lo estaban intentando, y no quería que todo acabara
gracias a testarudez de Abs.

Yo: Sly, soy Annette. No preguntes por qué tengo su teléfono. Abril
está bien, pero creo que deberíais hablar.

Envié el mensaje y esperé una respuesta mientras le echaba un ojo a la puerta de enfrente. No quería que la chica me pillara con las manos en
la masa.

Sly: ¿Y cómo se supone que voy a hablar con ella si ignora mis
llamadas y mensajes?

Esa era un buena pregunta. Pero por una vez yo tenía una solución.

Yo: Dentro de quince minutos en la puerta de casa. No contestes a este
mensaje. Nos vemos allí.

Esperé a que el mensaje se marcara como leído para borrar la corta
conversación que habíamos tenido. Esperaba que todo saliera bien.

***

-¿Qué esperabas que me dijeran Ann? ¿Que simplemente se trataba de un retraso?

Acabábamos de bajar del taxi, donde Abs se había negado a contarme
nada. Por alguna razón no se sentía cómoda hablando del tema con el
taxista delante, aunque dudaba que se sintiera cómoda en algún otro
contexto.

-Dicen que la esperanza es lo último que se pierde ¿no?

-Pues dala por perdida. Estoy embarazada, y de casi tres meses.- anunció entrando al edificio.

Rogué porque Sly, de estar arriba tal y como le dije que hiciera, no
se hubiera enterado. No era una bonita forma de hacerlo.

Al llegar a nuestra planta Abs se paró en seco. Sly estaba allí.

-¿Qué hace él aquí?- me preguntó en voz baja.

Me encogí de hombros, aunque en realidad sí lo sabía. Yo se lo había pedido.

-Si le hubieras contestado a las llamadas quizás lo supieras.- contesté.

La chica resopló y se acercó al chico. La seguí.

-¿Qué haces aquí?- preguntó pasando por su lado y abriendo la puerta de casa.

Sly me miró y negué levemente con la cabeza. No podía delatarme.

-Creo que me debes una explicación. - respondió.

Mi amiga abrió la puerta pero permaneció fuera, frente al chico.

-Bueno, creo que empiezo a sobrar...-comenté.

Pasé entre medio de ambos y entré en casa. Abs me tendió una funda de
plástico con cantidad de papeles que le había dado el Doctor Cucaracha
junto con su bolso y su móvil.

-Solo tardaré unos minutos.- me prometió.

Asentí.

-Tómate el tiempo que quieras.

Cerré la puerta tras de mí y me dirigí a mi habitación. La situación
podía acabar de dos maneras.

La primera: que ambos llegaran a una solución y decidieran sacar lo
que sea que tuvieran adelante. Cosa que provocaría que ambos entraran
a casa y se pusieran pastelosos en el sofá, o peor aún, que fueran
partidarios del sexo de reconciliación. No quería ser testigo de eso.

La segunda y más probable: que la conversación acabara con gritos por parte de ambos. En ese caso Sly se iría a su casa y yo pasaría el resto de la tarde consolando a Abs y prometiéndole que todo acabaría saliendo bien.

¿Me guardas un secreto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora