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Chris se fue acostumbrado poco a poco al uso de lentes, que incluso ya no le gustaba estar sin ellos. Sin embargo, se los tenía que retirar cuando practicaba, pues era preferible utilizar lentes de contacto en estos casos; y aunque se le dio la opción de reemplazar por completo sus anteojos por estos, Chris rechazó la oferta a pesar de que le hacían recordar uno de sus muchos defectos, según él.

Simplemente los seguía usando porque Francis le había dicho que le gustaba como se le veían. Esa le parecía razón suficiente para emplearlos.

Pero todavía usando lentes, sus calificaciones seguían siendo bajas, como ya se ha dicho anteriormente, no le interesaba estudiar, además de que no le entendía a los temas por falta de atención a la clase. Esto terminó por preocupar a su entrenador y por supuesto, a Francis.

Josef incluso llegó a suspenderle sus horas de práctica para que se dedicara al estudio. Tal vez su entrenador sea una persona comprensiva, pero no iba a permitir que Chris dejara a un lado la escuela, aun si ya eran próximas las competencias.

Esto hizo molestar a Chris, no creía capaz a su entrenador que le negara patinar sólo por una cosa como el estudio, y se justificaba diciendo que no era su culpa no ser un aburrido como sus demás compañeros.

Se desconocía desde que edad Chris comenzó a desagradarle el estudio, pero Francis estaba dispuesto a cambiar esto, no sólo porque extrañaba ver patinar a Chris, sino que también quería que saliera adelante en el colegio.

Fue así como Francis se ofreció a apoyarle con la tarea y darle clases particulares. Al principio fue difícil, no solamente por Chris, quien se negaba y le ganaba la flojera, sino también porque Francis tenía que hacer sus deberes; pero él decidió restarles importancia, al menos hasta que el rubio mostrara un progreso.

Poco a poco a Chris le fue gustando la manera en que Francis le enseñaba, era paciente con él y explicaba las cosas con gran sencillez. No como muchos de sus profesores, quienes eran unos malhumorados y sólo lograban confundirlo más con cada palabra que salía de sus bocas.

Era inevitable que Chris no le prestara atención, no podía despejar su mirada de él, y Francis sabía muy bien esto, porque sentía como un par de ojos color avellana no paraban de verlo, lo cual lo hacía ponerse nervioso, sin embargo sabía ocultar bastante bien sus nervios.

Con el paso del tiempo, Chris fue mejorando sus notas, ninguno de sus compañeros ni maestros sabían cómo lo había logrado, algunos incluso rumoreaban que usaba acordeones en los exámenes y copiaba la tarea llegando a la escuela sin que nadie lo viera. Pero no podían comprobar nada porque no tenían pruebas.

Obviamente, Josef, al percatarse de la notable mejoría en sus calificaciones, le dejo nuevamente entrar a la pista. Chris pondría su mayor esfuerzo para ganar la próxima competencia. Pero antes, tenía que devolverle el favor a alguien.

—Muchas gracias por haberme ayudado, Francis.

—No hay de que...—Dijo con un pequeño rubor en sus mejillas.

—¿Cómo puedo agradecértelo?

—Pero si ya los has hecho.—No comprendía a donde quería llegar Chris, pero con aquel simple gracias y aquella sonrisa, estaba bastante conforme.

—Oye...nunca te he visto patinar....

—Amm... yo...—Sentía una enorme vergüenza. A pesar de haber estado más tiempo cerca de la pista, nunca se había atrevido a estar sobre ella, ni siquiera por los múltiples intentos de su tío animándole a patinar.

—¿Qué pasa? ¿No sabes? —Terminó por descubrirlo, el rostro de Francis en ese momento lo había delatado.

—La verdad no... —Desvío la mirada por lo humillado que se sentía.—Por favor, no te burles de mí.

—Claro que no me burlaré de ti.—Sonrió.—Me gustaría enseñarte, así podremos patinar juntos.

¿Patinar juntos?

Dos sencillas palabras que lo dejaron callado por un momento, dos sencillas palabras que le animaban a intentarlo, dos sencillas palabras que le hicieron latir rápidamente su corazón.

Francis terminó accediendo. Si la condición era que iban a poder patinar uno al lado de otro, aceptaría cualquier cosa.

Se colocó un par de patines que le prestaron y entró a la pista después de Chris. Como cualquier persona sin experiencia, a Francis le costaba mantener el equilibrio, y cuando lo consiguió, se percató de que ya no podía moverse. Sentía que si daba un paso se caería al frío hielo.

—¡Vamos, Francis! ¡Tu puedes!—Exclamó Chris al notar que el castaño se había quedado inmóvil.

Fueron ánimos suficientes para que, a pesar de su inseguridad, Francis se atreviera a dar un paso. Lamentablemente se cayó al darlo, tal y como lo había previsto.

Por un momento sintió como todo se derrumbó. No podía creer que no era capaz de deslizarse sobre el hielo con facilidad, realmente no podía creer que disminuía la posibilidad de patinar a lado de quien amaba.

Todo pareció iluminarse cuando Chris colocó su mano frente a él dispuesto a ayudarlo, acompañado de un rostro que irradiaba felicidad. Francis no dudo en tomarle de la mano para poder levantarse, pensó en soltarlo, pero Chris lo tomó con más fuerza, estaba seguro de que no lo soltaría.

De un momento a otro, uno de los sueños de Francis se había hecho realidad: Estaba patinando a lado de quien lo hacía ponerse tan nervioso con sólo una mirada, y lo mejor del caso, es que iban tomados de las manos.

Aquel agarre hizo que Francis se preguntara si tendría una oportunidad con Chris. Realmente quería que fueran pareja, y así podría tomarle de la mano todas las veces que quisiera.

Aún se le dificultaba un poco, pero Chris siempre estuvo ahí para apoyarle; así como Francis siempre ha estado al pendiente de él desde que se conocieron y lo seguirá estando porque no quiere que nadie le haga daño, peor aun, porque se lamentaría que él mismo se hiciera daño.

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Perdónenme de nuevo, por ciertas situaciones no he escrito tan seguido.

Les avisó que creo que iré turnando la publicación de mis historias debido a que no me gustaría centrarme en una historia mientras que la otra va quedando abandonada. La idea es que podría publicar dos capítulos de esta historia y luego uno de mi otro fanfic (porque es más largo). Pero igual espero que en las vacaciones que vienen pueda ponerme al día con ambas.

Imperfectly perfectDonde viven las historias. Descúbrelo ahora