Valerie. N|H

Capitulo 1.Soy un amigo imaginario.

-Ya se ha dormido Niall, es hora de irnos...- Sentí la voz de mi amigo Zayn a mis espaldas esperándome para ir a casa.

-Oh si, ya voy.- Tome mi mochila y Zayn abrió la puerta del portal que en la habitación de Valerie, que sería el ropero, y entre después de él, eso si antes de irme voltee a verla por última vez en  aquel día, el día donde comenzaba la aventura.

Al llegar a GoldMind fui expulsado del portal y sentí un fuerte golpe contra mí cara al caer en la fría calle, Zayn como siempre había tenido una caída perfecta a diferencia de mi, él siempre había sido un maestro cuando de viajar en el portal de los dos mundos se trataba, desde pequeño había soñado con que el día de viajar al otro mundo, el mundo de los mortales. Yo pues, siempre  quise ir pero de vacaciones, solo y únicamente de vacaciones, claro está eso no era una opción para un chico que vive en GoldMind, si  veo que no entiendes de lo que hablo hasta ahora, pero para poder explicarte nos iremos desde el momento en el que hable de una tal Valerie.

Valerie Piatzi es mi misión,  ¿Por qué mi misión? Porque soy un amigo imaginario, esta es mi raza y mi profesión. GoldMind es un mundo para nosotros, nosotros no somos procreados como las personas del mundo de los mortales pero nos adaptamos a familias, sí queremos  tener hijos pues tenemos que adoptar a uno de los niños que cada día llegan a GoldMind cuando tengamos la mayoría de edad, sí podemos casarnos, sí creemos en Dios, sí tenemos reglas, sí enfermamos y sí morimos, sí sumamos y restamos, sí estudiamos, sí comemos, sí vivimos igual que los mortales pero con la diferencia de que nosotros no tenemos opción de procrear y no morimos por nuestra decisión, no existe el asesinato ni el suicidio, y pasamos toda una vida viviendo por y para los mortales. El desarrollo de nuestro mundo es gracias a la  imaginación que sería la energía para los mortales, ese es nuestro motor, por el tenemos los minerales que necesitamos, por ello hay fuentes de empleo y por ello prácticamente respiramos, sin imaginación no somos nada, ¿y donde la conseguimos? Bueno, de los mortales. La ciencia viene aquí: Nacemos de las lágrimas de aquellos que no creen en la felicidad, morimos cuando aquellos la encuentran. Envejecemos mucho más rápido que los mortales, dependiendo de cuanto dure una persona en creer en la felicidad, cada día muere y nace un amigo imaginario, nosotros fuimos un mundo creado para ser simples amigos, amigos que no están en la vida de un mortal y por alguna razón que nunca se es explicada son necesarios. Para mi somos una raza que roba espacio en esta galaxia, en este universo. No hay vida ni diversión, no tenemos opciones, no tenemos derecho de pensar en una vida larga no sabes si al día siguiente te desvanecerás,  no sabes si tendrás la oportunidad de casarte, tener hijos, de hacer lo que los mortales hacen cuando crecen, vives con temor, todos lo ocultan, todos piensan que están bien con el hecho de saber que no pueden  elegir qué rumbo tomara sus vidas, todos fingen, pero yo lo sé, siempre lo he sabido nunca te acostumbras al hecho que de pequeño no puedas decir "cuando sea grande quiero ser..." porque no sabes si habrá mañana. Es extraño pensar que después de la muerte no tenemos un rumbo, nosotros somos como almas, almas de mortales han pasado por todas sus formas de vida y les toca concluir con su misión, somos el ultimo escalón, después de ser un amigo imaginario te desvaneces en pequeñas partículas y te desapareces, ya no hay vida después de la muerte, y no quedan restos.  Es tan extraño pensar de esta manera pero somos amigos imaginarios, esto es lo que nos toca, no hay derecho a queja alguna, no me enorgullece mi raza, no vivo completamente feliz y ni siquiera me gusta mi familia adaptada, todos viven felices, al menos eso parece, tratan de borrar de sus cabezas la idea de no vivir más, todos fingen no tener miedo, yo...yo siempre he fingido que no me importa, pero tengo miedo, miedo a la muerte y no quiero pensar en mi último día pero es imposible  dormir sin el miedo de ni siquiera darte cuenta de cuando mueres.